Dom 25.02.2007
turismo

CORDOBA > DE MINA CLAVERO A ALTA GRACIA

Cumbres serranas

De Traslasierra al pie de las Sierras Grandes, entre la turística Mina Clavero y la histórica Alta Gracia, el camino de las Altas Cumbres ofrece paisajes dignos de cóndores, entre puestos rurales y románticos atardeceres.

› Por Graciela Cutuli

Dicen que el lado oeste de las Sierras Grandes cordobesas, esa porción de valle conocida como Traslasierra, bien podría ser el nuevo reino donde nunca se pone el sol: unos 320 días soleados al año parecen confirmarlo, y la extraordinaria luminosidad de sus mañanas tiene como eco atardeceres “de rosados dedos” que se ciernen sobre las montañas. Unos 3000 metros de altura conforman la cadena montañosa y las “altas cumbres” que es preciso cruzar para llegar, del otro lado del cordón, a Villa Carlos Paz y Alta Gracia.

Mina Clavero

Vale la pena dedicar un día al cruce por este camino que une ambos valles, partiendo de Mina Clavero, una de las principales ciudades de Traslasierra en materia de servicios turísticos y recreación. Antigua tierra de los comechingones, testigo del paso del Cura Brochero, Mina Clavero tiene balnearios de aguas más cálidas sobre el río Panaholma, y otros de aguas más frías sobre el Mina Clavero. Playas de arena, remansos tan tranquilos que se puede flotar como en una pileta, rápidos que desafían la fuerza de un adulto y la espectacular vista de Los Cajones, con el río que pasa entre los paredones de piedra, dibujan un paisaje variado que invita a cambiar de escenario varias veces en el día. Dondequiera que se esté, sin embargo, hay que prestar atención a las súbitas crecidas que pueden experimentar algunos de estos ríos cuando hay lluvias que alimentan la cuenca. La recomendación también vale para otros cursos de agua de la zona, en los muchos rincones agrestes de Traslasierra.

Monumento al Cura Brochero, uno de los pioneros de Traslasierra.

Después del agua, Mina Clavero ofrece espectáculos para chicos y grandes, el recorrido de las calles céntricas y de sus casas de artesanías, donde se encuentran desde las canastas que caracterizan la región hasta el aceite de oliva producido orgánicamente en el valle, sin olvidar los tejidos en telar y toda clase de rocas y minerales. El Museo Piedra Cruz del Sur exhibe muchos de ellos, y también quienes recorran con tiempo los paradores del camino de las Altas Cumbres encontrarán toda clase de trozos de cristal, cuarzo, pirita, y la omnipresente mica, cuyo brillo singular bien podría ser uno de los símbolos de las sierras cordobesas.

Al corazón de las sierras

El camino de las Altas Cumbres tiene unos 120 kilómetros de extensión, en perfecto estado. Pero no hay que esperar recorrerlo rápidamente, y no sólo porque cualquier camino de montaña impone el respeto que marcan sus curvas y contracurvas, sino porque merece varias paradas para apreciar el entorno.

Típico parador y venta de recuerdos en el trayecto hacia las Altas Cumbres.

En verano, la ruta atrae por la fertilidad y el verde de los valles y faldeos, contrastantes con los colores más áridos de Punilla, del otro lado del cordón. En invierno, se agregan a la belleza del paisaje las cumbres nevadas, que la ruta bordea hasta unos 2000 metros de altura. A lo largo del camino, a recorrer sobre todo en auto, hay varios paradores donde detenerse a mirar las vistas sobre el valle. En el primero de ellos se divisan claramente, al pie del camino, las localidades de Mina Clavero y Nono. Es un buen lugar para aprovisionarse con los típicos alfajores cordobeses, rellenos de fruta o dulce de leche, o para llevarse de recuerdo la cerámica negra que caracteriza la región. No hay que temer por la persistencia del color: este tono, que se obtiene ahumando las piezas con guano de caballo, es indeleble. Algo más adelante, a la altura del nacimiento del río Mina Clavero, se ofrecen artesanías y algunos pobladores esperan a los chicos para sacarles fotos con los burritos que la tradición asocia al paisaje cordobés. Una caminata de 500 metros desde este punto, por un hermoso sendero de montaña de baja exigencia, permite también acceder a una cascada. En este lugar, como en otras partes del recorrido, no es raro divisar algún cóndor que sobrevuela majestuosamente las altas cumbres. Otro hito del camino es la estatua que homenajea al Cura Brochero, pionero de la región, que da nombre a la localidad situada junto a Mina Clavero.

Cóndores y minerales

Aquí se está cerca también del ingreso al Parque Nacional Quebrada del Condorito, situado al sur del camino: rodeada por cientos de miles de hectáreas de la Reserva Provincial Pampa de Achala, la Quebrada requiere el cruce de la pampa y una caminata de unas tres horas por laderas con relieve, hasta llegar al punto de avistaje de cóndores y aguiluchos. La reserva se creó para proteger a la especie, que vio amenazado su hábitat cuando se abrió, hace algo más de diez años, el nuevo camino de las Altas Cumbres. Quien emprenda el recorrido hará bien en llevar agua, buen calzado de montaña y un par de prismáticos para observar los cóndores y los nidos con mayor facilidad.

A lo largo de la ruta, en varios puntos se observa con claridad cómo se trabajó dinamitando algunos bloques montañosos para abrir la ruta, que queda encajonada entre las paredes de piedra. Los distintos colores y formas de las vetas permiten distinguir, con un poco de habilidad y ayuda de los lugareños más conocedores, la enorme riqueza mineral que encierra el cordón de las Sierras Grandes. Además de la nueva ruta, salen en algunos puntos caminos de tierra (como el de los Puentes Colgantes, que lleva hasta El Cóndor) que no conviene recorrer con un auto común, pero que ofrecen paisajes solitarios y de gran belleza.

Del Observatorio a Alta Gracia

El último tramo del camino, ya más bajo pero siempre verde y matizado por matas de cortaderas, se acerca hacia el Observatorio Astronómico Bosque Alegre y la Estación Terrena, cuya antena complementa a la de Balcarce para los servicios de comunicaciones internacionales vía satélite: protegida de las interferencias radioeléctricas a la vez por las Sierras Chicas y las Sierras Grandes, desempeña un papel clave en la transmisión de señales de televisión y telefonía. Todo el tramo del camino que rodea el observatorio permite divisar su cúpula plateada bajo el sol: el lugar, dependiente de la Universidad de Córdoba, tiene una ubicación estratégica bajo un cielo de extraordinaria diafanidad y se puede visitar (hay que combinar previamente visitas guiadas, que recorren la cúpula de 18 metros de diámetro, con un telescopio cuyo alcance es de unos 600 millones de años luz).

Dejando atrás el observatorio, la ruta se bifurca y lleva a Carlos Paz y Alta Gracia. En esta ciudad, cuya herencia jesuítica fue declarada Patrimonio de la Humanidad por las Naciones Unidas, termina un recorrido que lleva de la Córdoba más agreste y natural a la más arraigada a las tradiciones establecidas desde la colonización. No hay que irse sin recorrer el complejo jesuítico, el tajamar y dos casas-museo que también valen la visita: la casa de Manuel de Falla y la del Che Guevara, que pasó en su infancia y adolescencia varios años en Alta Gracia, por recomendación médica para tratar sus problemas de asma.

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