Dom 01.07.2007
turismo

NOTA DE TAPA

Nieve en la Cordillera

San Martín de los Andes y el centro de esquí Chapelco inauguraron la temporada de invierno con una gran nevada, la mayor en doce años, que pintó de blanco hasta el último rincón de la ciudad. Una excursión invernal recorriendo cinco lagos y una visita a un nuevo complejo termal con spa.

› Por Julián Varsavsky

Los habitantes de San Martín de los Andes no están tan acostumbrados a la nieve como uno podría imaginarse. En las calles de la ciudad suele nevar un poco en las noches de pleno invierno, y en los últimos años eso estaba ocurriendo cada vez menos. Pero el fin de semana pasado nevó en tal forma que hasta el centro de esquí Chapelco tuvo que posponer para el lunes siguiente su apertura oficial, no por falta de nieve, como suele ocurrir, sino por el exceso.

El temporal dejó la ciudad sin luz y sin Internet, pero lo que se perdió en comodidad se ganó en belleza: las casas, las montañas y las ramas de los árboles fueron cubiertos por una capa de nieve blanquecina y espesa, que al derretirse formaba pequeños ríos callejeros. La brisa movía los árboles y unos copos suaves y alegres caían sobre la cabeza de los transeúntes. Las guerras de nieve, los muñecos y los resbalones estuvieron a la orden del día; los cables de luz eran una línea blanca y la playita del lago Lácar también amaneció blanca. Y cuando el clima patagónico concedía unos rayos de sol, la ciudad entera refulgía con un chisporroteo de brillos blanquecinos que subrayaban los contornos nevados de los techos a dos aguas de las casas de madera.

La gran nevada deja sus huellas en las calles céntricas de San Martín de los Andes.

Los cinco lagos

El cambio más impactante que produce una nevada de esta magnitud no se da en la ciudad sino en las montañas, donde el paisaje adquiere la magia sugestiva del blanco y negro. Los caminos se pueden cortar en la noche y durante el día hay que avanzar despacio, incluso con cadenas en las ruedas, pero el panorama es uno de los más espléndidos que puede ofrecer la Patagonia, tan inesperado y efímero como el temporal. El espectáculo máximo ocurre tras la tormenta: una mañana el cielo se abre a pleno, límpido, cuando ya parecía que iba a llover tanto como aquella vez en Macondo. Los valles montañosos brillan entonces con un blanco radiante que encandila desde los cuatro puntos cardinales. Y alcanza con salir a recorrer los alrededores, ya sea el camino a Chapelco, al aeropuerto, o hacia los Siete Lagos, para ver un paisaje de riguroso blanco que nace en el borde mismo de la banquina, avanza con su lisura perfecta por una planicie y escala las montañas, blancas desde la base hasta la cima, donde sólo sobresalen los pinos y las lengas, con sus ramas y hojas cargadas de nieve. Es el mundo de punta en blanco, límpido y virginal, con la belleza perfecta pero fugaz que prometen los paraísos terrenales.

Desde San Martín de los Andes, se puede hacer una excursión que, dependiendo del clima, ofrece todo lo anterior o algo bastante parecido. Es la clásica Ruta de los Siete Lagos que, completa, sólo se puede recorrer en verano. En la temporada invernal se realiza hasta donde llega el asfalto de la ruta provincial 234. Por eso se la suele llamar Excursión a los Cinco Lagos. El circuito abarca la zona sur del Parque Nacional Lanín, parte del Parque Nacional Los Arrayanes y la zona norte del Parque Nacional Nahuel Huapi, unidos simbólicamente por los lagos Machónico, Hermoso, Villarino y Falkner (en este último se termina el asfalto).

La gran nevada deja sus huellas en las calles céntricas de San Martín de los Andes. Muñecos de nieve: una diversión extra para chicos y grandes.

Al pasar por la entrada a Villa Quila Quina los guías explican que se está atravesando territorio de la familia mapuche de los Curruinca, ubicado sobre la margen sur del lago Lácar, en pleno Parque Nacional Lanín. Desde 1989, la comunidad tiene asignado un lote intransferible de 10.500 hectáreas de tierra que comparten entre todos sin mayores problemas (ellos mismos eligen su cacique cada dos años). Viven en casas que a lo lejos se ven muy espaciadas entre los vallecitos, a no menos de 500 metros una de la otra. No existe un registro exacto que determine cuándo exactamente la comunidad mapuche llegó a esta zona desde el otro lado de la cordillera, empujados por los españoles. La historia cuenta que se asentaron junto al lago Lácar donde ahora está el pueblo de San Martín, hasta que en 1898 fueron expulsados por Rudesindo Roca, hermano de Julio Argentino. Ahora, como medio de subsistencia, se dedican a cortar leña –los guardaparques les señalan qué árboles pueden talar–, criar chivos, cultivar algunas verduras y suelen emplearse en el pueblo para realizar trabajos manuales. En estos últimos tiempos, han comenzado a poner la mira en el turismo, organizando cabalgatas.

Luego de hacer paradas en los miradores de cada lago, se emprende el regreso. En el trayecto, se visita Villa Meliquina, tomando un desvío por la ruta 63, también conocida como Paso del Córdoba. Costeando el lago Meliquina se desciende a un valle donde está el pequeño pueblo de 150 casas, una muestra de los que fue San Martín de los Andes hace 80 años, que es a su vez una muestra de lo que podría llegar a ser Meliquina dentro de 80 años. En el pueblo, que se las arregla con la energía eólica, hay un refugio donde tomarse un té y almorzar un plato de pastas con hongos del bosque.

Una imperdible toma en el paisaje nevado, donde reinan los blancos y grises.

Al Huechulafquen

La segunda excursión en importancia que se realiza desde San Martín de los Andes es al lago Huechulafquen, pasando por Junín de los Andes. Y si bien la mayoría de los turistas invernales se dedican exclusivamente a esquiar, hay quienes no llegan atraídos por el deporte sino por los paisajes. Uno de los aspectos más interesantes del paseo hasta el Huechulafquen es el cambio del entorno natural, ya que se pasa de los frondosos bosques andinopatagónicos a la pura y desierta estepa.

El trayecto estepario comienza 4 kilómetros después de Junín de los Andes, tomando la ruta provincial 61 que bordea el río Chimehuín, dentro del Parque Nacional Lanín. Se recomienda partir temprano para poder visitar los principales puntos de este circuito. El primero de ellos es el Centro de Ecología Aplicada del Neuquén (CEAN), ubicado a 13 kilómetros del pueblo, donde un equipo de científicos y técnicos explica a los visitantes las iniciativas y proyectos que apuntan a un mejor aprovechamiento y cuidado de la fauna autóctona y exótica del ambiente local.

El paseo continúa siempre por la ruta 61 –enripiada y en buen estado–, y 22 kilómetros después se llega a la deslumbrante boca del río Chimehuín, que nace en el lago Huechulafquen. Unos metros más adelante el Huechulafquen despliega toda su inmensidad, mientras al fondo se levanta la imponencia del volcán Lanín, con sus 3776 metros sobre el nivel del mar. Hasta aquí llega la excursión –a 60 kilómetros de la partida–, ya que por las condiciones del camino se hace imposible avanzar más.

Termas de Lahuen Co. En el Pozo Doña Sara, el surgente principal, el agua brota a 62 grados. Después del temporal de nieve, se abrieron las pistas del Centro de Esquí Chapelco.

Las termas de Lahuen Co

El pasado mes de abril se inauguró, a 82 kilómetros de San Martín de los Andes y 65 de Junín de los Andes, un spa termal ubicado en medio de un bosque en pleno Parque Nacional Lanín. El complejo de las termas de Lahuen Co tiene piscinas de agua termal a diferentes temperaturas –cubiertas y al aire libre–, que surgen del volcán a más de 60 grados, con un alto nivel de mineralización. El lugar todavía no dispone de alojamiento, así que la propuesta es que los viajeros, a lo largo de todo el año, visiten el lugar para pasar un día de relax en medio del bosque, con sesiones de yoga o tai chi chuan y técnicas orientales como el zen shiatsu. El camino para llegar ya es una excursión en sí misma, recorriendo nueve lagos y lagunas, entre ellos el Huechulafquen. Se puede llegar por tierra por la ruta 62 o también navegando en velero el último tramo de 4 kilómetros por el lago Huechulafquen, casi al pie del volcán Lanín.

Esquiar en Chapelco

El centro de esquí Chapelco inauguró el pasado lunes 25 la temporada 2007 con la apertura de sus 11 medios de elevación que conducen a las 22 pistas del centro, incluida una silla cuádruple que se está estrenando. La apertura vino con retraso por el temporal de nieve, pero las autoridades del cerro auguran –gracias a esa gran nevada– más de cuatro meses ininterrumpidos de esquí: en la base de cerro cayó más nieve en tres días que en todo el año pasado, lo cual implica nieve segura hasta octubre.

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