Desbaratado el mito de que sólo pueden ser destino para excursiones del PAMI, las termas se están convirtiendo en un atractivo para todas las edades, aun los adolescentes. Al menos así lo entenderá quien llegue a Federación, aquel pueblo entrerriano a orillas del lago de Salto Grande que fue trasladado a la fuerza en la última dictadura por la construcción de la represa. Ahora, el inmenso parque termal, las playas y las excursiones que desde allí se pueden concretar hacen de esta ciudad una opción interesante para un fin de semana largo o incluso una semana entera. Aunque llueva o haga frío.
Federación es, ante todo, una ciudad sufrida. En 1946 se paralizó su desarrollo en su ubicación original porque una ley determinó su defunción por el proyecto del embalse. Que recién se terminó de concretar en 1979, cuando todo el pueblo fue destruido para que sus restos quedaran bajo las aguas de la represa de Salto Grande, compartida entre Argentina y Uruguay.
El éxodo forzoso fue indemnizado escasamente para todas las pérdidas sufridas por la gente y la ciudad toda. Con José Alfredo Martínez de Hoz en el Ministerio de Economía, buena parte del dinero quedó a mitad de camino y Federación hasta se quedó sin edificio para el municipio: la sede de la Municipalidad funciona en lo que iba a ser la Jefatura de Policía. Aún hoy, más de 20 años después del traslado, los caprichos de la represa siguen provocando incesantes daños a la nueva Federación.
Pero su gente pudo reponerse a uno y otro golpe. Ahora exhibe con orgullo su atracción más preciada: el parque termal, un complejo municipal de precios accesibles para pasar el día entre el relax y los baños termales. Son aguas que provienen a una temperatura de 43 grados desde una profundidad de 1260 metros, de un acuífero del que se nutren termas de Uruguay y Brasil. El parque es la principal atracción turística de una ciudad donde la gente hasta se pasea en bata por la calle.
El parque tiene nueve hectáreas a orillas del lago de Salto Grande, con piletas para todos los gustos. Hay siete en total, que van desde los 37 a los 41º. Tres de ellas son cubiertas, un dato a tener en cuenta para épocas de frío. Una de esas piscinas cubiertas es para chicos. Y de las otras dos, una es semiolímpica (de 400 metros cuadrados) y la segunda es para “uso pasivo”: basta con meterse, hacer nada y disfrutar del hidromasaje. En el parque también hay refugios cubiertos, juegos infantiles y un sector de parrillas y quinchos.
Y un spa, cuya entrada –que se paga aparte– habilita un pase diario a las duchas (escocesa, finlandesa y filiforme), la pileta hidrojets y el sauna. También hay opciones tarifadas de masajes, cosmiatría, fangoterapia y aromaterapia.

Mucho mas que un buen baño Para cuando el agua termal y el relax ya han sido suficientes, en Federación también hay algo más para hacer. Las playas para tomar mate en invierno, o bañarse en verano. La costanera para caminar. Bicicletas para pasear. Caballos para galopar. El casino para probar suerte. Y una excursión por el lago, que llega hasta cerca de Puerto San Luis: un paseo de una hora de duración a 7,5 pesos. También es un buen lugar para pescar y hacer deportes náuticos.
Otra opción es visitar La Posta, en la Ruta 44, a 9 kilómetros de la ciudad, una especie de museo de la infraestructura criolla, con comidas típicas, exposición de artesanías de cueros, fogones, destrezas gauchas y música.
O conocer, por qué no, la demonizada represa. Salto Grande es para la gente de Federación el origen de todos sus males. Pero no por eso se debe dejar de visitar una obra que impresiona por su imponencia. Eso sí: si uno va decidido a formular preguntas molestas sobre impacto ambiental o irregularidades varias no tendrá mucho eco. La visita está programada por los responsables de la represa para que no haya posibilidad de consultas. Y menos de cuestionamientos. Salto Grande se encuentra a 53 kilómetros de Federación. La excursión en micro desde la ciudad dura tres horas ida y vuelta, con salidas los martes, jueves y sábados, a un valor de 10 pesos.
El desarrollo turístico de la ciudad es bastante reciente, aunque ya cuenta con cinco aparts (dos de ellos pegados al parque termal), más varios hoteles. Y la variada opción de los bungalows. En las alternativas para comer sobresalen los restaurantes Alcalá y La Casona, ambos también muy cerca del complejo.
Es que todo en Federación gira alrededor de las termas. Al menos será así mientras los responsables de la represa no logren imponer su nuevo proyecto de aumentar la cota y traer con ello nuevos males a esa ciudad castigada como pocas.