CHINA > BEIJING SE PREPARA PARA LAS OLIMPíADAS
A seis meses de las olimpíadas, Beijing tiene su infraestructura casi lista para recibir a los atletas y a dos millones de turistas olímpicos. Preparativos del gran espectáculo de la ceremonia de apertura. Y toda clase de trabajos y campañas para que la ciudad muestre su mejor cara, desde renovación de fachadas a renovación de costumbres: los taxistas no podrán comer ajo crudo
y nadie deberá escupir en las calles.
› Por Julián Varsavsky
El dragón es tan grande como la Gran Muralla y está muy despierto. Ya Napoleón, en sus tiempos de mayor gloria y temeridad, lo advirtió con cierto temor: “Dejad a China dormir, que el día en el que China despierte, el mundo temblará”. Hoy son casi 1300 millones de chinos y se estima que unos 300 mil de ellos son millonarios. En las últimas décadas, la aceleración del crecimiento económico de China va en camino de convertir al gigante asiático en la primera potencia económica mundial. Y como los espacios geopolíticos también se ganan en el plano simbólico, China se propuso y logró ser sede de los Juegos Olímpicos, donde al decir de Lui Qi, miembro del Comité Central del Partido Comunista y uno de los organizadores de las olimpíadas, se pretende “validar el poder y la influencia internacional de China en el mundo”.
La capacidad organizativa de los chinos y su paciencia milenaria –muestra de ello son la Ciudad Prohibida, la Gran Muralla y los ocho mil soldados de terracota de Xian– parecen ser una de las claves para garantizar unos juegos perfectos y de gran espectacularidad. La dirección artística de la ceremonia de apertura estará a cargo de dos estrellas de Hollywood: Zhang Yimou, director del film La casa de las dagas voladoras, y el archiconocido Steven Spielberg, quien aportará su maestría en efectos especiales. El evento durará tres horas y media, incluyendo un preludio artístico, el discurso de apertura, la llegada de la llama olímpica –que habrá pasado nada menos que por el Monte Everest– y la marcha de los atletas. Las coreografías estarán a cargo de Zhang Jigang, un célebre coreógrafo chino, y el director del show de fuegos artificiales será Cai Guoqiang, un miembro del equipo creativo estable de Zhang Yimou que viene realizando espectáculos de este tipo desde 1980.
A diferencia de lo que ocurrió en Atenas cuatro años atrás –donde se colocaron los últimos ladrillos cronómetro en mano–, en China tienen todo prácticamente listo. Versados históricamente en el arte de construir, los chinos levantaron un nuevo aeropuerto en Beijing –diseñado por el arquitecto británico Norman Foster–, un teatro de ópera encargado al francés Paul Andreu, y tienen ya a punto los 31 estadios olímpicos salvo uno llamado El Nido de Pájaro, una increíble estructura de extraña forma enmarañada, con cintas metálicas entrelazadas caóticamente.
La fecha de largada es el día 8 del mes 8 de 2008, a las 8 horas con 8 minutos. Esa es la clave “mágica” para que todo salga bien –el 8 es el número de la suerte–, y por dos semanas los ojos del mundo estarán centrados en el gigante rojo. Como es de esperar, todo se mirará con lupa y con zoom.
Para cuidar la imagen de la gran metrópolis, el gobierno de la ciudad ha impulsado fuertes campañas que pretenden inculcar a los pekineses y pekinesas que, al menos entre el 8 y el 24 de agosto, no escupan al suelo en lugares públicos. No se sabe de antemano los resultados que tendrá la iniciativa, pero otros que también deberán cambiar costumbres de casi cien siglos serán los taxistas –los primeros locales con los que dos millones de turistas olímpicos se toparán–, quienes no podrán raparse la cabeza ni usar barba para trabajar, y por sobre todo se les pedirá, en esta ocasión, que eviten comer ajo crudo por las previsibles consecuencias de su aliento sobre los pasajeros extranjeros. Además, se invirtieron 40 mil millones de dólares para embellecer la ciudad, que también fue “limpiada” de borrachos, vagabundos y taxistas ilegales. Y para reducir los altos niveles de polución, se trasladaron centrales energéticas que estaban dentro de la ciudad, miles de calderas a carbón se cambiaron por redes de gas natural, 50 mil taxis y autobuses se pasaron a retiro, y por las dos semanas que duren las olimpíadas se paralizarán algunas factorías.
De la euforia olímpica que se vive en estos momentos no se han salvado ni los bebés. A lo largo de 2008 nacerán 18 millones de bebés en China, y a varios miles ya se les puso el nombre de Aoyun, que significa “olímpico”. Pero además proliferan otros miles de Bei Bei, Jing Jing, Huan Huan, Ying Ying y Ni Ni, que se corresponden con cada una de las mascotas olímpicas diseñadas para estos juegos.
Las otras seis ciudades olímpicas serán Shanghai, Quingdao, Tianjin, Zhenyang, Qinhuang y la recién “llegada” Hong Kong. En todas ellas unos 100 mil voluntarios atenderán a deportistas y visitantes. Las autoridades esperan algún posible reclamo público por parte de las ONG, pero en general pareciera que está todo listo para unos juegos espectaculares y sin mayores inconvenientes. Toda la intriga está centrada, en cambio, en el resultado del medallero. En Atenas 2004, los Estados Unidos se llevaron 35 medallas doradas, con el dragón chino pisándoles la cola, que se quedó con 32. Según los pronósticos de los entendidos, esta vez los locales les pueden sacar a los norteamericanos una diferencia de 10 medallas o más, y hay quienes ven allí la primera muestra de fuerza del dragón, listo para dar su coletazo mundial.
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