CHUBUT > EN EL VALLE EL HOYO
Este valle acogedor dedicado a la producción de fruta fina se encuentra a 15 kilómetros al sur de El Bolsón. Se puede visitar en cualquier momento del año y es un lugar ideal para gozar de la naturaleza y la tranquilidad. Excursiones a las chacras y paseos y caminatas por bosques y lagunas.
› Por Mariana Lafont
El Hoyo, ubicado en la precordillera al noroeste de Chubut, es el valle más pintoresco y productivo de la región. Su nombre responde a la impresión que causó en sus primeros pobladores la particular formación del terreno que, encerrado entre montañas, se parece a un gran hoyo. En realidad, es un hoyo privilegiado: tiene abundante tierra fértil, un clima benigno (debido a su escasa altitud, tan sólo 200 msnm) y está protegido de los vientos.
El valle abarca 4000 hectáreas y está fraccionado en parcelas agrícolas de entre cinco y veinticinco hectáreas en las que se cultivan verduras y, en especial, fruta fina como frutillas, cassis, frambuesas, moras, grosellas y cerezas, entre otras. Toda esta riqueza le valió el título de Capital Nacional de la Fruta Fina en 1986 y, desde entonces, el segundo fin de semana de enero se realiza la Fiesta Nacional de la Fruta Fina con shows musicales y manifestaciones artísticas.
El Hoyo integra la llamada Comarca Andina del Paralelo 42, de la que también forman parte El Bolsón, Lago Puelo y Epuyén. Dentro de la comarca, El Hoyo (junto con Epuyén) aún conserva un perfil rural: campos cultivados donde los teros andan a los saltitos, paisanos que pasan arreando vacas y gallinas que cruzan picoteando las calles de tierra. Sólo cinco cuadras de la calle principal del casco urbano están asfaltadas.
Aunque el pueblo en sí es pequeño, su ejido municipal es extenso y está dividido en parajes como Rincón de Lobos, La Catarata, Currumahuida, Desemboque y Pedregoso, entre otros. Y así como el cerro emblema de El Bolsón es el Piltriquitrón, para El Hoyo es el Pirque que, visto desde la RN 40 y viniendo desde el norte, tiene una forma cónica que semeja un gran volcán. Al otro lado, separando el pueblo de Lago Puelo, se encuentra el cordón Currumahuida y, frente a él, el Piltri.
Crisol de pobladores Si bien El Hoyo tiene 55 años desde su fundación oficial, comenzó a poblarse mucho antes. En la actualidad es un crisol de gente venida de todos lados. Muchos llegan desde las grandes ciudades en busca de un mayor contacto con la naturaleza y una mejor calidad de vida. Si nos remontamos miles de años atrás, los hallazgos de pinturas rupestres en distintas partes del valle indican que hubo presencia humana hace 7000 años. Cuando arribaron los españoles, el área albergaba más de un grupo étnico (como los poyas, que eran nómadas y tenían lengua propia) hasta que llegó la dominación araucana. El tráfico de gente en esta parte de la cordillera siempre fue constante ya que los cerros de la zona no son muy altos y no constituían una gran barrera para los pueblos que cruzaban de un lado a otro. Por aquí también pasaron, en 1621, españoles provenientes de la isla de Chiloé en busca de la mítica ciudad de los Césares que, según leyendas aborígenes, resguardaba increíbles tesoros. El capitán Juan Fernández inició la expedición desde Chile hacia el lago Puelo, subiendo por el río Epuyén, atravesando el valle de El Hoyo y llegando al lago Epuyén.
El asentamiento definitivo de pobladores en la comarca vino de la mano de un chileno llamado Motoco Cárdenas, que llegó a la zona de Puelo en 1895. Unos meses después se asentó en El Hoyo otro chileno, don Bernardo Azocar, que encontró en este lugar tierra fértil, abundante agua y un clima favorable para la agricultura. A medida que fue llegando más gente las condiciones de vida mejoraron y los mallines (del mapuche “bañado o tierra anegada”) se transformaron en campos sembrados con trigo, cebada y avena, protegidos por cortinas de álamos.
Debido a la falta de comunicaciones el valle estuvo aislado durante mucho tiempo. Las relaciones comerciales se daban casi exclusivamente con Chile, donde se encontraba la Sociedad Agrícola y Frigorífica Cochamó, que proveía la mayoría de los víveres y compraba los excedentes de producción. Como en ese entonces no había moneda nacional, las transacciones se hacían por medio del trueque y las ventas al país vecino con moneda chilena. Esta zona se caracterizó por ser una frontera más que permeable dada la casi nula presencia nacional. De hecho, hacia 1906 esta área casi pasó a pertenecer a Chile (ver recuadro).
En la década del ‘40 llegaron libaneses, polacos, rusos, ucranianos, croatas y eslovenos que adquirieron tierras, cultivaron papas y frutales y trajeron técnicas de agricultura innovadoras. La mayoría llegó hasta aquí porque años antes habían trabajado en la construcción del ferrocarril en el sur de Río Negro y al ver las bondades del valle decidieron quedarse. Entre 1953 y 1954 se formó la primera comisión de fomento, en 1955 apareció el primer destacamento de policía y recién en 1973 pasó a ser municipalidad. En la actualidad el pueblo sigue creciendo y es necesario definir de qué manera quiere hacerlo. Aparentemente la mayoría de la población prefiere que siga siendo un poblado rural, a diferencia de Lago Puelo y El Bolsón, donde las tierras productivas prácticamente han desaparecido.
UN HOYO PARA CADA MOMENTO El Hoyo se transforma en cada estación y su gente, al vivir en pleno contacto con la naturaleza, se adapta al ritmo de la Madre Tierra. El verano, con días bien largos, suele ser agitado ya que la producción de fruta está en su máximo esplendor y las huertas están rebosantes. Y mientras los locales trabajan al máximo los visitantes disfrutan sus vacaciones. El otoño trae tonos anaranjados que invaden los campos mientras los álamos se ponen dorados y la rosa mosqueta adorna los caminos con su rojo furioso.
En invierno las mañanas son brumosas y el sol tarda en salir. Es el momento de las conservas y de hacer rendir la huerta para lo que resta del año. La lluvia se instala en los meses fríos mientras la tierra descansa después de un verano ajetreado. La gente se mete adentro y es el momento de bajar la velocidad, pintar, tejer o, simplemente, dedicar más tiempo a la lectura. Finalmente, el ciclo se renueva con la primavera que reverdece los campos y adorna los frutales con infinidad de flores. Entre tanto, terneros y corderos recién nacidos corren detrás de sus madres y las bandurrias emiten su gracioso canto como si fueran mujeres parloteando en la copa de los árboles.
Un clásico entre los paseos posibles es visitar un establecimiento dedicado a la producción y elaboración de fruta fina. Los propios dueños suelen guiar la visita explicando la rutina de una chacra y haciendo degustar productos típicos. También se puede conocer la bodega más austral del continente americano, Patagonian Wines, de Bernardo Carlos Wienert (dueño también de la mendocina Cavas de Wienert). La bodega, de color rosa fuerte, es fácilmente visible desde cualquier punto y además está ubicada en una lomada con una vista espléndida de todo el valle.
Para disfrutar del agua y el paisaje existen distintas propuestas. Una de ellas es Puerto Patriada (uno de los lugares preferidos de los locales), ubicado a orillas del lago Epuyén y a 13 kilómetros del centro urbano. Para llegar hay que tomar un camino montañoso de ripio (es recomendable ir con un vehículo alto) y el viaje en sí es bonito porque se pueden ver muchas chacras. A medida que se aleja del valle, el camino comienza a ganar altura y se interna en un hermoso bosque. En un punto hay un mirador desde el cual se tiene una excelente panorámica del valle, el cordón Pirque y, al fondo, el Piltriquitrón. Finalmente se llega al extremo norte del lago Epuyén con playas de arena fina y blanca y aguas transparentes. Allí se puede pasar el día, alquilar kayaks, pescar y acampar.
Otro sitio para conocer es El Desemboque, a 15 kilómetros del pueblo. Aquí el río Epuyén desemboca en el lago Puelo después de cruzar todo el valle a lo largo de 35 kilómetros desde su nacimiento en el lago Epuyén. Todo el camino está lleno de chacras que acompañan el serpenteante recorrido de este curso de agua.
LAGUNAS ESCONDIDAS Para los amantes de las caminatas hay varias opciones con distinto grado de dificultad. Un clásico es la visita a la Catarata Corbata Blanca, a sólo 2 kilómetros del centro. Si bien no es lejos, la subida es corta y empinada en medio de un bosque de cipreses, coihues y radales. A mitad de camino hay un mirador desde donde se disfruta de una muy buena vista del valle y el pueblo (además de poder tomar un respiro). A partir de allí, sólo restan unos veinte minutos más de caminata para llegar a esta impactante cascada de 85 metros de alto formada entre los recodos de las rocas. La caída de agua desciende ruidosamente hasta el lecho del arroyo Corbata o Catarata.
Quienes quieran caminar un poco más, pueden visitar la laguna Alerce. Esta laguna está a 730 msnm en medio de un paisaje muy bonito sobre el cordón montañoso Derrumbe. Se puede acceder desde Puerto Patriada por un sendero que comienza bordeando el lago Epuyén o desde un sendero que parte a un costado del camino a Puerto Patriada. Desde allí son unas dos horas de caminata por un terreno ondulado y con algunas subidas. A medida que se gana altura queda atrás una hermosa vista de El Hoyo. La picada se angosta por momentos y va por el filo de la montaña hasta llegar al Mirador del Torrero. La senda sigue hacia la derecha pero vale la pena tomarse unos minutos para disfrutar de una de las mejores panorámicas del lago Epuyén (aunque no se lo ve completo ya que hace una gran curva hacia el sur). Luego el sendero se interna por un bosque de ciprés hasta un claro donde se ven restos de un bosque quemado hace muchos años. Allí comienza un leve descenso que desemboca en esta preciosa laguna con una pequeña isla en el medio. Su nombre se debe a que, en sus orillas, alberga algunos ejemplares del milenario alerce. Desde la laguna hay una excelente vista del cordón Pirque y también se puede dar toda la vuelta por un sendero.
Otra laguna para visitar, pero con mayor grado de dificultad, es la Espejo. Se encuentra a 970 msnm en uno de los lados del Cordón Piltriquitrón. Si bien la laguna no está lejos, la subida es continua y empinada por lo que se tarda un mínimo de tres horas y media (o más) en llegar pasando por el puesto de un viejo poblador. Arriba no hay ningún tipo de infraestructura y se puede hacer campamento agreste. El atardecer es un momento mágico en este espejito de agua. El cielo se pone rosado, se refleja en el agua y la simetría es perfecta.
A comienzos del siglo XX, El Hoyo estuvo a punto de perder su identidad argentina. El origen de este suceso se remonta a la Campaña al Desierto cuando Florencio Martínez de Hoz hizo un aporte monetario a la causa. Años después el gobierno le retribuyó su ayuda con tierras desde El Manso hasta Cholila, pasando por El Hoyo. Martínez de Hoz, miembro de la oligarquía porteña y terrateniente de la pampa húmeda, no tenía mucho interés en estas tierras lejanas y las vendió a la Compañía Cochamó. Pero los pobladores, a pesar de ser chilenos, se oponían a ser desalojados y contactaron a las autoridades argentinas. Rápidamente el gobernador del territorio de Chubut, Julio Lezana, y el ministro de Agricultura Ezequiel Ramos Mexía se movilizaron y convencieron a Martínez de Hoz para que anulara la operación reafirmando la soberanía argentina. Semejante contexto contribuyó a que los pobladores no tuvieran un gran sentido de pertenencia a ningún país. Fue así que comenzaron a construir su identidad en torno de las comarcas de El Bolsón y El Bolsón Sur (donde se incluía El Hoyo).
Cómo llegar: El Hoyo se encuentra sobre la RN 40, 140 km al sur de Bariloche y a sólo 15 km de El Bolsón. Empresas de ómnibus: Vía Bariloche, Mar, Rápido Argentino y Valle y Andesmar.
Dónde dormir: - Hostería Las Pataguas: (02944) 469-017 [email protected] www.laspataguas.com
- Hostería El Hoyo: (02944) 469-022, [email protected], www.hosteriaelhoyo.com.ar
- Cabañas Ko’osh: (02944) 471-902 [email protected] www.koosh.com.ar
Dónde comer: Restaurante Pirque (02944) 47-1867
Chacras: - El Monje: (02944) 469-028 [email protected].
- Chacra Masseube: (02944) 471-517 [email protected]
- Establecimiento Frutícola Silva: (02944) 471-555 [email protected]
- Patagonian Wines: (02944) 46-9019
Más información: Secretaría de Turismo El Hoyo. En la entrada del pueblo sobre RN 40. Tel.: (02944) 471-115. [email protected] www.elhoyo.gov.ar
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