CORDOBA > VALLE DE TRASLASIERRA
Nono, Mina Clavero, las Altas Cumbres. Córdoba, la de las curvas y las sierras, la de los arroyos y la belleza agreste, convoca con su encanto de siempre durante la temporada invernal.
› Por Graciela Cutuli
Si hace falta convencerse de que vivir con otro ritmo es posible, Nono es el lugar que hay que visitar. Sus ríos entre ondulantes montañas, el susurro de sus arroyos y el verde de las laderas que lo rodean son los argumentos más convincentes que la naturaleza pone a disposición de los escépticos: basta recorrer la Ruta 14, que une Villa Dolores con Mina Clavero, o llegar recorriendo el Camino de las Altas Cumbres para encontrarse en una suerte de mundo paralelo donde Córdoba ofrece lo más lindo de sus paisajes y cálidas tradiciones. Un pequeño paraíso que perteneció a los comechingones, hasta que a fines del siglo XVI pasó a manos de un encomendero y poco a poco fue armándose como pueblo, tomando la forma de un puñado de manzanas dispuestas en torno de la iglesia y la plaza principal. La misma donde, en las noches de verano, los artesanos muestran sus tejidos, sus trabajos en cuero, sus creaciones fantasiosas en cerámica y piedras de la zona, como la brillante mica que se divisa en cualquier caminata en la forma de miles de pequeños destellos diseminados por el paisaje. Alrededor de la plaza, todavía quedan en pie algunas casas de adobe, ahora revalorizadas por un turismo que busca regresar a las raíces y vivir más acorde con esta naturaleza que se impone.
“LOS NONOS” Llegando a Nono desde el sur, no cuesta nada adivinar el motivo de su nombre: un par de cerros ondulados, al otro lado del río Los Sauces, revelan la forma de senos femeninos, exactamente el significado de la voz indígena nono. Siguiendo las orillas del río, frente a los cerros, se pueden realizar caminatas y paseos en bicicleta, tan cambiantes como los colores y el clima de las distintas estaciones del año. Lo que nunca cambia es la tranquilidad de los senderitos de montaña, que invitan a internarse para recorrer el cauce de los ríos entre bosques y balnearios naturales (una actividad que siempre tiene que realizarse con precaución en la época de crecidas repentinas, típicas de los ríos de Traslasierra). Paso de las Tropas, al que se llega después de algunos kilómetros de ripio, y el más cercano Los Remansos son algunos de los sitios más conocidos, entre cascadas, grandes piedras, ollas y playitas de arena.
A lo largo de la ruta que une Nono con otros pueblos de la región hay más de un motivo para parar y tentarse: establecimientos que producen aceite de oliva extravirgen, gracias a algunos de los olivares más antiguos del país, llegados junto con los jesuitas; granjas donde se cultivan frutas finas y se ofrecen licores; negocios de artesanías donde se ofrecen objetos en la típica cerámica negra, tejidos, sombreros y canastas. Otro alto imperdible es en el Museo Rocsen, una verdadera curiosidad fundada por un francés, Jean-Jacques Bouchon, que reunió miles de objetos variados y curiosos en una colección tan ecléctica como interesante: además está en crecimiento constante, ya que sigue recibiendo donaciones y ampliando sus salas gracias al aporte de colaboradores que quedan fascinados con la variedad del museo.
UN PASEO POR MINA CLAVERO Si se busca un poco más de movimiento, basta con recorrer los pocos kilómetros que separan Nono de Mina Clavero. A casi mil metros sobre el nivel del mar, en el centro de la Sierra de Achala, Mina Clavero es uno de los principales centros de servicios de Traslasierra y también el punto de partida ideal para excursiones de turismo activo: ecoturismo y caminatas interpretativas en las sierras; paseos en 4x4 y bicicletas todoterreno; bautismos en parapente para sentirse como los cóndores que sobrevuelan las Alta Cumbres; avistaje de aves y pesca. La ciudad conserva, como la vecina Villa Cura Brochero (antiguamente Villa El Tránsito), el recuerdo del “cura gaucho” que recorrió Traslasierra a principios del siglo XX, siempre a lomo de su humilde burro. Un monumento lo recuerda también en la mitad del camino de las Altas Cumbres, que conviene recorrer con tiempo para disfrutar de los miradores sobre Mina Clavero y Nono, los puestos de artesanías, los senderos ocultos para llegar hasta cascadas entre las sierras, y finalmente el paso por el observatorio Bosque Alegre, cuando ya está casi terminado el cruce de las sierras y el viajero se encuentra, nuevamente, “de este lado” de los valles cordobeses.
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