URUGUAY: LOS PRECIOS
No era para tanto
Desde la devaluación se instaló un mito con carácter inamovible entre los argentinos: que Uruguay está caro, que todo el Uruguay está caro. Pero las exploraciones realizadas por amigos y colaboradores de Turismo/12 indican que, excepto por la burbuja dólar-delirante de Punta del Este, la cosa no es tan así.
Si se deja, por complicado y variable, el tema de tarifas hoteleras de lado, el gran sacrificio a realizar para cruzar el charco es justamente cruzarlo: las tarifas son excesivas. Además de convertir la experiencia de navegar en una tortura pasteurizada y parecida a un vuelo berreta pero con el techo de la cabina más alto, los vapores son francamente muy caros.
Una vez desembarcados, la cosa cambia. Por ejemplo, el fin de semana pasado se descubrió que en Montevideo comer es barato, ir a la playa también y el transporte es algo caro, pero sin exagerar. Ejemplos: un café en el shopping Punta Carretas, por ejemplo en La Pasiva, cuesta un peso y veinte centavos argentinos. Llevar dos adultos y tres chicos a comer una variopinta y abundante mezcla de chivitos uruguayos, milanesas, ensaladas, panchos, cocas, helados, chopps y cafés en uno de los lindos bares de Pocitos costará unos 40 pesos de los nuestros. Ciertamente, menos que en un bar comparable de Buenos Aires o la costa atlántica.
Moverse por la ciudad cuesta un poco más, pero no tanto. Un largo viaje en taxi –digamos del golf al puerto de aliscafos– termina costando unos nueve pesos argentinos. Es el doble de lo que costaría el recorrido de este lado del río, pero los taxis porteños ya ni son punto de comparación.
La nafta es ciertamente más cara y no tienta en absoluto hacer compras, especialmente por al sorprendente cantidad de etiquetas en dólares de productos importados. Sin embargo, se encuentran sorpresas. Las lanas uruguayas siguen competitivas, mucho más que las remeras de algodón que no bajan de 25 pesos cada una.
Esperamos reportes de otros puntos del Uruguay.