NASHVILLE > LA CAPITAL DE LA MUSICA COUNTRY
De aires neoclásicos, coronada por una espectacular réplica del Partenón ateniense, la ciudad de Nashville fue la cuna de la música country. Después del clásico paseo musical, un recorrido por las tranquilas calles de la capital del estado de Tennessee.
› Por Leonardo Larini
Entre los antiguos y coloridos frentes de ladrillo de Nashville, que se mezclan en el perfil urbano con elegantes fachadas neoclásicas, se filtran durante las 24 horas acordes musicales. A orillas del río Cumberland, en el condado de Davidson, Nashville no sólo es la pujante capital del estado de Tennessee y la gran ciudad de la música country, sino también un importante destino turístico que recibe a más de seis millones de visitantes por año. Y aunque la mayoría de los viajeros llegan decididos a conocer los rincones donde nació el género musical que dio figuras como Johnny Cash, Dolly Parton, Gram Parsons y Willie Nelson, esta metrópoli de casi 600.000 habitantes también tiene otros sitios que vale la pena conocer.
PARTENON AMERICANO Uno de los lugares más interesantes y curiosos de Nashville, de aquellos que figuran en todo álbum fotográfico, es la réplica a escala real del Partenón de Atenas. Es que, al estilo americano, si Nashville no va al Partenón, el Partenón va a Nashville... No se trata de una mera coincidencia, ya que desde hace tiempo la ciudad es conocida como la “Atenas del sur”, por la importancia de sus instituciones educativas y la arquitectura neoclásica que distingue parte de sus calles y barrios. Ubicado en el Parque del Centenario, el edificio fue construido en 1897 en ocasión de la gran exposición celebrada con motivo del centenario del estado. Después de atravesar diferentes etapas burocráticas, fue abierto al público en 1931 y en 1990 se le agregó la estatua de Atenea, de 13 metros de altura y bañada en oro. La colosal figura quiere ser una réplica lo más semejante posible de la estatua perdida de la diosa que alguna vez estuvo en la capital griega.
En el subsuelo de este curioso Partenón norteamericano (que los cinéfilos tal vez recuerden como escenario de algunas tomas de Nashville, un film de Robert Altman de 1975) hay cuatro galerías de arte, una de las cuales atesora como muestra permanente la Colección Cowan de Arte Estadounidense, con obras del pintor naturalista Winslow Homer y el impresionista William Merritt Chase. Antes o después de conocer el Partenón, es aconsejable pasear por los alrededores del parque circundante, el mayor espacio verde de la ciudad. Sus senderos están matizados por numerosas estatuas y monumentos, un deslumbrante lago, enormes extensiones de césped y áreas con abundantes flores. Aquí, con el fondo del edificio de líneas griegas, se organizan en verano presentaciones de obras de teatro clásico.
RECORRIDOS MUSICALES Aunque con los 13 condados que la rodean Nashville supera el millón de habitantes, su ritmo cotidiano es más bien pueblerino, lo que ayuda a pasear tranquilamente por las calles sin que apremien los tiempos para trasladarse de un lado a otro.
Los amantes del country están aquí de parabienes: todo lo relacionado con la historia y el presente del género va apareciendo paso a paso en los diferentes puntos de la ciudad. Estas canciones tan particulares, basadas en las típicas melodías escocesas e irlandesas, eran en sus orígenes muy populares en los bailes de los establos (“barn dances”) de las zonas rurales, y entre millones de granjeros y empleados de fábricas de todo el país.
En 1925, una pequeña estación de radio local comenzó a transmitir programas con actuaciones en vivo de solistas y grupos country. El programa, que se emitía los sábados por la noche, se hizo conocido como The Grand Ole Opry, e impulsó a numerosos músicos de otras ciudades a trasladarse a Nashville con la esperanza de lograr una oportunidad para actuar en él: así, lentamente, se fue organizando la potente industria discográfica local.
El céntrico Auditorio Ryman, otrora hogar original de The Grand Ole Opry, está abierto al público, que puede recorrerlo y disfrutar de conciertos y variados eventos. Pero eso no es todo: desde hace unos años el histórico programa se realiza en el sitio denominado “Opryland”, en Music Valley, un suburbio de Nashville. Allí se pueden conocer los estudios de radio y televisión y participar en las grabaciones... siempre y cuando se reserven las entradas con anticipación, porque en la capital del country la demanda de los aficionados es muy alta. Para llegar es necesario tomar un taxi acuático que cruza el río Cumberland y arriba al muelle de Opryland. Desde allí, un barco ofrece excursiones que incluyen shows musicales y cena-baile. Asimismo, en las cercanías es posible visitar el Museo de Cera de las Estrellas de la Música Country y otros centros culturales, como los dedicados al automóvil y los juguetes, además de numerosos clubes de música country.
MUSEOS Y EXCURSIONES Entre tantos sitios de interés, Nashville cuenta con uno de los hoteles más impresionantes de Estados Unidos, el Gaylord Opryland Resort. Lo cual no es poco decir, en el país de Nueva York, Orlando y Las Vegas. Sus descomunales instalaciones incluyen un enorme atrio de cristal, jardines tropicales –con más de 18 mil plantas de 600 especies–, una casa de plantación sureña, una villa, cascadas, un lago de ensueño, fuentes y un río por donde se puede pasear en lancha. Además de sus 2800 habitaciones, próximamente reabrirá un parque temático que había dejado de funcionar en 1998 y que ahora incluirá una gran plaza comercial con tiendas a precios de descuento.
Por otro lado, el distrito de Nashville donde se encuentran todos los entretenimientos está situado en las inmediaciones de Broadway y la Segunda Avenida, en el centro. Allí hay una gran variedad de restaurantes, bares y clubes con música country en vivo. Uno de ellos, el Wild Horse Saloon, es famoso por sus bailes semanales televisados a todo el país. También es buena idea sentarse por la tarde en cualquier bar de esta zona y observar el constante desfile de hombres y mujeres caminando por las calles con sus atuendos country desgastados y sus guitarras colgando en la espalda. Para el mediodía, en cambio, no hay que dejar pasar la oportunidad de probar las tradicionales barbacoas de carne de cerdo o cordero bañadas en salsa a base de vinagre, o el típico “hot brown”, un sandwich de pavo y jamón con salsa de queso. Nada light, pero sí bien característico.
A los paseos por el centro se les pueden sumar las visitas a diferentes museos, que en Nashville son tan numerosos como variados: el Cumberland Science Museum, con exhibiciones interactivas relacionadas con el avance de la tecnología; el Country Music Hall of Fame, que agrupa objetos de las grandes estrellas del género como guitarras, mandolinas, fotografías y vestimenta; el Tennessee State Museum, donde se sintetiza la historia de la Guerra Civil estadounidense; el Arts Company y el Nashville’s Home of Art and Gardens, enorme espacio verde con un jardín botánico y galerías interactivas.
Finalmente, saliendo del radio de la ciudad las principales excursiones de interés son las que van hasta Lynchburg, a 120 kilómetros, hogar de la destilería del legendario whisky Jack Daniels; y un poco más lejos, a 300 kilómetros, hasta Graceland, la famosa casa de Elvis Presley que vale por una visita en sí misma. Por si fuera poco, cuando el visitante emprende el regreso en el propio aeropuerto tiene la oportunidad de cerrar la estadía a puro arte, ya que en sus instalaciones, y a instancia de las autoridades locales, se desarrolla un amplio programa con muestras y exposiciones de los mejores pintores, escultores y artistas de Nashville, que tiene bien ganado el apodo de “Music City, USA”.
Fotos: www.visitmusiccity.com
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