FORMOSA PESCA DE CORVINAS
Herradura, en el sudeste de Formosa, se considera el mejor lugar de la Argentina para pescar corvinas de agua dulce. Cerca de la capital provincial, agua en abundancia para aprender y practicar las mejores técnicas caña en mano, también en busca de una buena variada.
› Por Julián Varsavsky
Cuando se ama la pesca, no hay distancia que valga. Por eso los kilómetros que separan Buenos Aires de Herradura, en el sur de Formosa, bien valen ser recorridos para quienes buscan las mejores corvinas de agua dulce. La ciudad tiene larga historia, ya que fue la primera fundada en la provincia, cuando todavía era el territorio del Gran Chaco, y también se asentó en esta zona una misión jesuítica de accidentada trayectoria. Pero el gran atractivo lo pone la naturaleza, gracias a la laguna en forma de U –de allí el nombre de Herradura– que se une por dos bocas al río Paraguay, y donde se dice que se pescan excelentes y luchadoras corvinas. Además, las aguas formoseñas son el rico hábitat de surubíes, dorados, pacúes... y yacarés. Y para protegerse del sol, fuerte como pocos, esta región de Formosa es generosa en lapachos, ceibos y timbós.
LA HORA DEL ANZUELO La corvina de agua dulce no es una especie cualquiera: tan combativa que se la compara con el dorado, dicen los expertos que por su voracidad la técnica indicada para pescarlas consiste en lanzar la línea con una morenita viva que mueva la cola como carnada. Mientras tanto, hay que ir moviendo constantemente el anzuelo con golpecitos de la caña para tentar al pez. “La pesca de la corvina obliga a estar en constante movimiento; si te quedás quieto no pescás”, resume Carlos Soto, cuya pericia le permitió ganar dos veces en la Fiesta de la Corvina que se organiza cada año en Herradura.
Conocedor de todos los secretos y capaz literalmente de leer en el agua, Carlos Soto revela poco a poco sus conocimientos de experto: por ejemplo, los días en que el agua se ve con peluquilla de camalote –un detalle que se descubre al tirar la línea y ver que sale sucia– hay que pescar con un plomo “chicote” o fijo. Pero la clave está en ir probando en cuál de los doce pozos que hay a lo largo y afuera de la “herradura” que forma el lago está la pesca. Y no sólo hay que determinar en qué pozo, sino a qué profundidad, testeando con diferentes plomos. “Allí donde sale una corvina, salen todas”, asegura Soto, que también es guía profesional de pesca en Formosa y Corrientes, subrayando que “los días de viento sur directamente ni vengas, porque las corvinas se van”. Vale aclarar también que los llamados pozos en verdad no son tales, sino lugares donde desembocan riachos que arrastran comida para los peces, que por su parte se limitan a esperarla apostados en los sitios estratégicos. Por lo general las corvinas están en los sectores del río llamados “veriles”, a unos veinte metros de la costa.
PESCA CAMALOTE En la zona de Herradura, la técnica de pesca de la corvina se conoce como “pesca camalote”, que consiste en apagar la lancha y dejarla avanzar más o menos a la deriva para que la carnada se mueva como si nadara, tentando a la presa. Se utiliza una caña de 1,5 a tres metros de largo, según el gusto de pescador, con un plomo de 50 gramos y uno o dos anzuelos. Hay que tener en cuenta que cuando una corvina muerde el anzuelo no se siente el tradicional tirón, sino que se ve la línea acercarse hacia la lancha aliviando la tensión del hilo.
En general los pescadores no utilizan guía de pesca en Herradura, ya que los doce pozos son conocidos y la gente del lugar le indica al visitante dónde ir, pero no hay que olvidar sacar un permiso de pesca en la Dirección de Bosques y Fauna de la ciudad de Formosa, que dista sólo unos 40 kilómetros de la localidad.
PESCA VARIADA Por supuesto, no todos los peces que pican en Herradura son corvinas. En un buen día de pesca pueden picar en una lancha con tres pescadores unas 150 piezas, la mitad corvinas y la mitad pesca variada (en un mal día pueden salir unas 20 corvinas). En general, el resto suelen ser surubíes y dorados, que a veces muerden las morenitas destinadas a las corvinas. Y si se utilizan lombrices como carnada, es normal también que salgan bagres. Entre tanto, para la pesca del pacú, un pez de carne muy preciada, hay que poner en el anzuelo semillas de pomelo, cáscara de naranja o granos de maíz, ya que en general estos peces están a la sombra de los árboles esperando que caigan pequeños frutos. Y mientras ellos esperan lo suyo, desde las embarcaciones los aficionados a la pesca despliegan sus mejores técnicas de engaño, convirtiéndolos en “cazadores cazados”z
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