COSTA ATLANTICA EL BALNEARIO DE MAR AZUL
Playas de 200 metros de ancho, arena limpia, mar abierto, médanos de 15 metros de alto y una espesa arboleda que protege el paisaje marítimo de fuertes vientos. Así es Mar Azul, un bosque con claros, bajos y exóticos lugares, donde viven 250 pobladores... hasta que llega el verano. Un balneario muy tranquilo, a sólo 6 kilómetros de Villa Gesell, donde es posible imaginar una vida para todo el año.
Sol, pesca y deportes
En el bosque con
claros, bajos y exóticos lugares, residen 250 habitantes permanentes,
cuya vida se altera un poco en la temporada veraniega, cuando llegan los turistas
en busca de la arena y el mar. La playa más concurrida es el balneario
Carabelas, entre las calles 34 y 35, donde es posible refrescarse con un trago
cuando el sol se hace sentir. Allí, varios complejos de apart hotel ofrecen
el servicio de sombrillas y reposeras. Para quienes prefieren el desafío
de las olas, una excelente golosina es el surf y otros deportes náuticos
como el jet sky. Por la tarde nunca faltan los tradicionales juegos de playa
como el tejo y el voley, y si la idea es armar un picadito de fútbol,
el camping Mirage tiene sus canchas listas para recibir a los jugadores.
Si de pesca se trata, en Mar Azul siempre hay pique. Como es un lugar de mar
abierto y no está atiborrado de turistas, no es difícil capturar
una corvina, una brótola, un cazón o en menor medida alguna raya.
Febrero y marzo es la temporada de la lisa, un pez muy difícil de atrapar
por lo saltarín, aunque quien asume el desafío de pescarlo será
recompensado por su sabrosura. También se pueden hacer excursiones de
pesca embarcada desde la mañana en un gomón que se interna entre
1000 y 2000 metros con total garantía de pique.
Caracolas y noctilucas
Por la noche, ir
al mar y descubrir las noctilucas es un paseo apasionante para muchos, que no
todos conocen. Algunos opinan que los anocheceres con luna son ideales, otros
al revés, y el rito se inicia al acariciar el agua y observar cómo
se crea una estela detrás de la mano por efecto de la fosforescencia
de esos microorganismos que pueblan el mar. Sorpresas de la naturaleza que se
pueden encontrar tanto en verano como en invierno.
Mar Azul tiene casas de troncos, piedras y tejas frente al océano abierto,
y otras arrinconadas en medio de la arena, entre tamariscos y cortaderas que
forman pequeños recodos, únicos. Donde recostarse en un sillín
y dejarse mecer por la cadencia del mar es la prueba de que el tiempo se detendrá
en ese instante. Unos metros más allá, la playa desierta, desolada
y soleada se abre como el espacio ideal para descubrir cuando la marea baja
el universo de caracolas.
Sabores, panqueques y artesanías
El balneario cuenta
con una infraestructura de servicios básica aunque suficiente. El eje
donde se concentran restaurantes, pizzerías, cafés y proveeduría
está sobre la avenida Mar del Plata, la más importante del lugar.
En el restaurante Chiquitín del Pinar dentro del complejo
Pinares del Mar, entre 42 y 43, se despliega una amplia variedad de condimentos
y sabores mediterráneos de calameretes, langostinos, rabas y salmón,
acompañados por salsas especiales preparadas con palmitos, camarones
y champigñones dignos de un festín. Los platos de pastas, carnes
y pescados son abundantes y varían entre los 10 y 12 pesos. La bebida
se cobra aparte y se puede elegir una variedad de bodegas lo suficiente pródiga
como para satisfacer las más amplias exigencias.
Otra posibilidad es la parrilla El Rodeo, sobre la calle 35. Por
12 pesos se puede pedir una entrada, carne de vaca, cordero o lechón.
Estos lugares también ofrecen shows en los que la alegría se genera
sin previo aviso. Para los amantes de la pizza, Cosco Inn, en la
calle 44, es la indicada para saborear y aprovechar las promociones por 11 pesos.
Abierto y receptivo a todos los gustos, Lo de Carlitos entre
43 y 44 es una panquequería cuyas delicias fueron bautizadas de
acuerdo con el deseo y la diversidad de los personajes que pueblan Mar Azul.
Y así se puede saborear un panqueque Diego Maradona, otro Tita Merello
o un Che Guevara a partir de los cuatro pesos. Luego nada mejor que llegarse
hasta la pequeña feria artesanal y probar dulces, licores, comprar velas
o alguna pieza de interés. Siguiendo este rumbo se puede continuar hasta
45 y Necochea para curiosear el arte de Lavanda, y terminar el recorrido
en El Angel Azul, en la calle Punta del Este, entre 32 y 33. En
estos negocios se pueden encontrar espejos, cuadros marinos, velas o lámparas.
Antes de pegar la vuelta, vale la pena entrar a La cocina de la esquina,
en Punta del Este y 40, para relamerse con exquisitas mermeladas y otros manjares
caseros.
Terrenos, casas y alquileres
Mucha gente mira
a este lugar como un refugio donde pasar sus veranos y descansar durante el
invierno y esto se traduce en un crecimiento sostenido de la venta de terrenos.
Los criterios urbanísticos de preservación del bosque son suficientemente
estrictos. No se pueden talar los árboles ni construir más allá
del segundo piso.
La llegada progresiva de turistas generó sólo en el 2002 la construcción
de 180 obras nuevas desde cabañas y casas para nuevos habitantes permanentes,
hasta emprendimientos turísticos habitacionales y comerciales que totalizaron
junto a Las Gaviotas y Mar de las Pampas unas 350 construcciones.
Lino Abal, un agente inmobiliario de la zona, comenta que si bien es difícil
estipular los valores de venta de los lotes, el precio de un terreno a 40 metros
de playa puede rondar los 8000 dólares. El metro cuadrado de casa construida
en este momento se paga unos 650 pesos. Los alquileres por quincena rondan entre
los 1500 y 2500 para una casa con tres habitaciones. Y para un mes hasta 5000
pesos de acuerdo con la ubicación.
Como comerciante me encanta lo que pasa pero como poblador no tanto. Yo
llegué a este lugar en el 86 cuando no había luz ni teléfono,
y ni siquiera esta calle Mar del Plata nos llevaba a Gesell directo, dice
con un dejo de nostalgia, ya que teme perder la tranquilidad que encontró
en esta playa. Por eso se preocupa de que se respeten los retiros de las casas
para que el verde dure, porque de lo contrario quedará muy poco
en algunos años. Y poco significa la extinción del bosque.
Vecinos ecologistas
Para Alejando Herrera, uno de los referentes de la ONG Verde Mar, la
particularidad del trabajo de los vecinos de Mar Azul es el fuerte compromiso
con el ambiente. La forestación aquí es muy importante por
eso es esencial armonizar la intervención arquitectónica. Yen
este caso el accionar de los vecinos ante las autoridades que deben legislar
respetando el entorno es decisivo. Generar conciencia acerca de que la
reserva es agua dulce para el futuro y de la responsabilidad de conservar las
dunas, la fauna y la flora es la principal tarea. Conocer el hábitat
para poder protegerlo es la consigna: identificar las aves marinas de la playa
y el resto de la fauna que suele aparecer por la playa, movilizarse, recuperarlos
y dejarlos en libertad. Durante el 2002 Verde Mar rescató 60 pingüinos
magallánicos, 23 lobos finos, 3 leones marinos y 30 gaviotas cocineras.z
Informe: María Amalia García.
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