FORMOSA. EN EL PUEBLO DE LAGUNA BLANCA
› Por Julián Varsavsky
El pasado viernes 16 se realizó en el pueblo de Laguna Blanca la 29ª Fiesta Nacional del Pomelo, una gran feria a cielo abierto con música popular, muestras de tecnología agraria, bailes y comidas regionales, donde se venden desde camionetas 4x4 de 100 mil dólares hasta frascos de harina de algarrobo molida por aborígenes wichí, quienes llegan desde lejos para ofrecer su producción. Pero también hay negros de Senegal ofertando bijouterie dorada y relojes pulsera y unos taiwaneses –oriundos por lo tanto de la isla de Formosa– llamados José Cheng y José Chen. José y José, quienes no tienen parentesco entre sí, venden tártago para hacer biocombustibles el uno, y el otro tunas cabeza de dragón, mangos de oro, guayabas blancas, carambolas –una frutita con forma de estrella–, zapallos de hasta 50 kilos y limones sin semillas que son tan grandes como melones. En un stand una chef formoseña enseña recetas con yacaré y búfalo, y en otro unas infartantes promotoras entregan folletos de tractores.
Los altoparlantes también reflejan la diversidad de la feria, superponiendo reggaetones con cumbia rosarina, chamamés con salsa y a Peteco Carbajal con Britney Spears. Por el gran escenario de la Fiesta del Pomelo pasaron músicos como el Padre Julián Zini –un cura ya retirado que se hizo muy popular con su banda chamamecera–, el Ballet Folklórico Laguna Blanca y otros músicos locales. Aunque la fiesta, que debía durar tres días, se redujo a uno solo por exceso de lluvia.
La celebración se realiza desde 1972 y es una singular mezcla de feria de tecnologías de campo con genuina fiesta popular acompañada de diversión sencilla y tradicional. En algunos sectores se improvisan bailes de chamamé y en un escenario lateral se presentan conjuntos de baile folklórico y grupos de rock.
Todo el pueblo de Laguna Blanca –6 mil habitantes– se da cita en un gran predio con piso de tierra y pasto, al aire libre, donde también hay stands techados. Es el gran evento social de la provincia y por eso están presentes desde el gobernador Gildo Insfrán y todos sus ministros y hasta las grandes empresas agroganaderas.
La gastronomía ocupa un lugar importante en improvisados restaurantes donde se puede saborear un suculento pacú, un pez conocido como “el lechón de río” por su sabor. Pero también hay kioscos que ofrecen empanadas de charqui, choripanes, sopa paraguaya y cataratas de jugo de pomelo. Aunque a decir verdad no se ven tantos pomelos, y éstos parecen más que todo la excusa para la fiesta.
En uno de los laterales del predio de 120.000 metros cuadrados hay una feria de venta de todo un poco, que incluye objetos de campo como sombreros, fustas, alpargatas y monturas, pero también artesanías, baratijas de Paraguay y de Taiwan, embutidos, licores y casi cualquier cosa imaginable. También hay carpas dentro del predio, donde duermen las personas llegadas del interior de la provincia y del Paraguay.z
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