TUCUMAN. PASEOS CLáSICOS Y NUEVOS EN EL NOA
La provincia norteña, tan pequeña como diversa, sigue ofreciendo las tradicionales visitas que hacen hincapié en su riqueza natural y cultural, pero ahora suma además nuevos atractivos con un buen toque de adrenalina. Propuestas en el casco histórico, excursiones que invitan a la aventura y una Ruta de la Empanada.
› Por Pablo Donadio
Apenas puesto un pie en su pago, Fernando Olmedo, tucumano y guía que acompañará la visita de cerca, advierte: “No podés perderte nuestras empanadas; si las probás, te quedás a vivir”. La afirmación suena exagerada, pero la hora de llegada –cercana al mediodía– genera una expectativa tan grande como la visita a la histórica Casita de Tucumán, o la promesa de parapente y rappel, apenas algunos atisbos de lo que la pequeña pero multifacética provincia norteña tiene para brindar.
PASADO Y PRESENTE De la mismísima piel de Tucumán brota la historia de nuestra Argentina. La de los antepasados, viva en pueblos y tradiciones ancestrales; y la de la Patria reciente, presente en la mítica Casita–Museo de la ciudad, todo un símbolo de la Independencia. De las calles céntricas de San Miguel brota una arquitectura preferentemente colonial, aunque está colmada también de otros estilos que van del gótico al art nouveau y déco, pasando por curiosas cúpulas de impronta mexicana y detalles en adobe. Todo ese andar, calmo y refinado, bajo un cierto halo de coquetería, se muestra no sólo en algunas casonas sino también en la primera recorrida entre barcitos y restaurantes céntricos, donde aparecen más y más edificios administrativos desbordantes de historia. Uno de ellos es su Casa de Gobierno, que compite en belleza, inmensidad y trabajado diseño con la propia Casa Rosada. “Para mí es mucho más linda, pero bueno... soy tucumano”, dice Olmedo, más en serio que en chiste. Muy cerca se siente la propuesta cultural y artística, que no posee sin embargo tanta oferta folklórica como algunos imaginan.
Pero si de visita se trata, la atención lleva irremediablemente a la famosa Casa Histórica de la Independencia, hoy museo y parte del Circuito Chico local: aquí fue declarada la independencia de las Provincias Unidas, el 9 de julio de 1816. Recientemente de festejo en ocasión del Bicentenario, la antigua casa colonial se vio cubierta de fotografías y retratos de próceres, documentos y objetos de la época, en los que habita toda la mística libertadora de aquel tiempo. Presente como ninguna otra en el Salón de la Jura, la sensación de eso que se ha estudiado, escuchado y visto en la escuela primaria reaparece con tal fuerza que es imposible de explicar. Su piso de grandes ladrillos originales y el silencio que la habita evocan por su parte aquellos momentos de decisión y los nombres que caminaban su suelo 194 años atrás. Entretanto, en el patio, un aljibe junto a valiosos relieves de la escultora Lola Mora, y conmemoraciones de otras provincias y naciones, dan cuenta de lo que atesora este lugar.
RUTA DE LA EMPANADA Tamales, humitas y el delicioso locro están siempre a la orden del día en los restaurantes típicos y tradicionales de la ciudad, pero una de las nuevas propuestas promovidas por el Ente Tucumán Turismo es la Ruta de la Empanada. Visita significativa que apela a los sabores regionales, su circuito invita a desandar un recorrido por 27 locales, restaurantes y casas artesanales de distintas zonas y barrios, cuyos especialistas hacen gala de la increíble masa crocante “que nunca se ablanda, a pesar del jugo”. El paso por Yerba Buena, una destacada zona residencial, invita a disfrutar no sólo del sabor local sino del paisaje de sus quintas y fincas. Aquí se emplazan siete casas creadoras, cada una con su particularidad estética y de servicio, pero todas con la famosa “empanada campeona”.
Claro que, en materia gastronómica, Tucumán no termina allí: el queso de cabra, de sabor incomparable, también tiene su lugar. Varias estancias, sobre todo en Tafí del Valle, proveen a la ciudad del fuerte y exquisito ingrediente. El complemento que redondea el viaje es el vino tucumano, que está empezando a abrirse camino entre las provincias líderes en la materia. Así, una bodega destacada como la Posse, con sus vinos Patriarca, se vale de las nuevas tecnologías y de la riqueza de una zona cercana a una meca de las viñas como Cafayate.
AVENTURAS EN LOS CERROS San Miguel de Tucumán es la base para casi todas las salidas de aventura, en una provincia pródiga en excursiones que combinan deporte con esparcimiento. Lugar natural como pocos para la práctica del rappel, la cascada de Agua Chiquita y los Alisos, El Saladillo y el viaducto El Cadillal son sitios perfectos para disfrutar y colgarse en descenso de las rocas. Partimos hacia el último de ellos, y la sorpresa es grande porque basta recorrer 27 kilómetros desde la ciudad para toparse con un camino de tierra que lleva al inmenso puente de un viejo ramal ferroviario. “Son unos 55 metros, con descenso libre y sin agarre. Linda prueba para iniciarse y pasar a otros desafíos más difíciles”, afirma Jennifer Jansen, coordinadora de Extremo Norte, una prestadora de actividades en la zona. El dique El Cadillal, de aguas mansas, propone canyoning, kayak, mountain bike, windsurf, kitesurf y pesca, con servicios de camping y merenderos. Una vez subidos al viejo ramal, desde arriba las cosas se ven realmente pequeñas, y comienzan las dudas. Allí entra en acción el colaborador y socio de Jennifer, un guía que explica las razones por las cuales la soga no debería cortarse. Es el momento de ponerse los seguros, calzarse los pantalones de cintas y prestar atención al arnés, que “debe deslizarse sin que lo toquemos, porque al instante se pone muy caliente por el paso de la soga”. Es un instante terrible el que ocurre cuando hay que pasar al otro lado (es decir, lanzarse y quedar colgado), pero lograrlo implica sentir acción plena de inmediato. Allí comienza lo lindo, y mientras se flota en el aire se va soltando soga con una mano, mientras la otra aporta equilibrio al cuerpo, que se desliza de manera descendente según la velocidad y el susto de cada participante. La sensación al final, una vez en el piso, es la de querer volver a subir.
Otro de los puntos fuertes llega no muy lejos de allí, en Loma Bola. Camino a Villa Nougués, considerado un lugar estratégico para la actividad no sólo en la provincia sino en todo el continente, es el sitio elegido para practicar parapente. Aquí los interesados pueden consultar al Club de Vuelo Los Caranchos, y prepararse cuando gusten para la estupenda experiencia de volar. Siempre y cuando haya condiciones climáticas aceptables, las salidas se realizan durante todo el año y son realmente difíciles de relatar: hay que probarlo. Sólo puede decirse que planear por el cielo, viendo la pequeñez de la ciudad, flotando y llevado por el viento con la extraña emoción de no pisar nada, no tiene precio. Abierta a todos y con un piloto experto que da una charla informativa previa y acompaña en el propio vuelo, esta actividad es un resumen de la alegría y el asombro que la provincia genera en sus visitantes.
Finalmente, y aunque la visita no sea prolongada, la cercanía de San Miguel respecto de otros espacios bellísimos como Tafí del Valle (a 107 kilómetros), la soleada Amaicha (a 164 kilómetros) o las históricas ruinas de la Ciudad Sagrada de los Quilmes (a 183 kilómetros), completa un itinerario de pocos pero muy intensos díasz
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