Ya llega la Semana Santa y la memoria de la Pasión de Jesús se reaviva como todos los años desde hace siglos en infinidad de lugares en todo el mundo. En nuestro país, la música de la Puna acompaña los ritos y procesiones en las provincias del norte, un Via Crucis se sumerge en las aguas de Puerto Madryn, siete iglesias se recorren en las sierras cordobesas... En cada ciudad hay celebraciones litúrgicas que anteceden la fiesta de la Pascua, pero hay algunas donde la historia de la Pasión es también la historia de la pasión de un pueblo por representarla. Así ocurre en General Madariaga, el tranquilo poblado del sudeste bonaerense que pierde la calma en estos días con el ajetreo y el esfuerzo colectivo que demanda la puesta musical y teatral de La Pasión según San Juan.

DIVINOS CAMINOS El espectáculo religioso se basa en la adaptación del Evangelio según San Juan que realizó Alejandro Mayol a comienzos de los ‘80. El entonces cura y cantautor trabajó en esta versión “con el evangelio en una mano y la guitarra en la otra”, y la musicalizó con ritmos folklóricos que grabó el grupo La Fuente en 1982. Quizá por esos caminos impredecibles de Dios –como suele decirse–, el casete llegó a manos de un grupo de seminaristas de la zona, quienes se lo llevaron a Silvia Deluchi y Coco Degen, integrantes del grupo de teatro de General Madariaga. Al escucharlo, se entusiasmaron con la posibilidad de ponerlo en escena y junto con el grupo juvenil de la parroquia local encararon el desafío que culminó con el estreno del espectáculo en 1985. Desde entonces, se viene representando todos los años, aunque en 1992 tuvo que suspenderse ante la inesperada muerte de Degen, el director y alma mater del grupo. Pese a lo difícil que fue para todos superar esa pérdida, “trabajamos como si fuéramos apóstoles y la Pasión de 1993 fue también un homenaje a nuestro director”, dice un miembro del elenco. Año a año reproducen ese esfuerzo rogando para que no caiga una tormenta, secando el inmenso escenario si ha llovido, calentándose al lado de una fogata si hace frío, bailando y actuando aunque caiga el agua, pero también sintiendo la emoción de la tarea cumplida cuando termina la función y reciben el aliento del público.
La apuesta dio sus frutos: desde su estreno la han visto unas 250 mil personas y cada año crece la afluencia de visitantes que eligen ir a General Madariaga en Semana Santa para asistir a la representación gratuita de una Pasión en la que participa de un modo u otro toda la comunidad.
EN ESCENA El montaje integra el teatro, la música y la danza en una galería de cuecas, candombes, triunfos, milongas, galopas y chacareras que dan a esta versión del Evangelio una impronta popular y folklórica. La obra comienza con una convocatoria, con estrofas en sextilla como la del Martín Fierro, y música de milonga. Los ritmos del litoral acompañan con una galopa el llanto de Pedro y con una guarania los sueños de Marcia. Y el chamamé irrumpe cuando, al saberse salvado, Barrabás canta: “Ha llegado justo a tiempo, estimado Galileo, con el odio que le tienen a mí me van a olvidar...”. Una melancólica vidalita suena en El Entierro y como por su intenso contenido religioso no podía prescindirse totalmente de la música litúrgica, en el pasaje del Via Crucis también se escuchan el Stabat Mater y Veri Creator, himnos gregorianos del siglo XIII, adaptados por el grupo La Fuente.
La Pasión... se representa sobre un escenario compuesto de rampas, pasarelas y distintos niveles que ocupa más de 600 metros cuadrados del Parque Municipal “Juan Anchorena”. Actúan unas 400 personas y más de cincuenta se ocupan de la iluminación, sonido, vestuario, utilería y caracterización de personajes. La organización, promoción y todos los gastos que demanda el montaje del espectáculo están a cargo de la Asociación Semana Santa en Madariaga, entidad que se constituyó en 1990 para apoyar con la obtención de recursos económicos la realización de laobra que ha sido declarada de Interés Municipal y Provincial por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.