TURISMO TERMAL DE LA PAMPA A LOS ANDES
Aguas para el cuerpo y el alma
Los centros termales atraen a cada vez más personas deseosas de disfrutar de las virtudes del agua. Cada centro tiene características propias, desde las aguas hipermarinas de las Termas de Carhué, en plena pampa, hasta el paisaje espectacular que rodea a las Termas de Copahue, en la Patagonia.
Por Graciela Cutuli
Para Leonardo Da Vinci, el agua era la sangre de la naturaleza. Este antiguo principio del genio italiano es cada vez más apreciado en nuestros tiempos, cuando se busca recuperar las propiedades benéficas del agua para combinarlas con el turismo: así se desarrollaron en los últimos años numerosos centros termales en todo el país, donde es posible dejar atrás las preocupaciones cotidianas rodeados de la mejor infraestructura posible para aprovechar las virtudes curativas del agua. Las opciones van desde el norte argentino hasta la Patagonia, empezando por los centros termales y de talasoterapia cercanos a Buenos Aires.
AGÜITAS DE LA PAMPA El principal centro hidrotermal de la provincia de Buenos Aires se encuentra en Carhué, y aprovecha las posibilidades terapéuticas del Lago Epecuén, cuyas aguas tienen una concentración salina hipermarina, que supera diez veces a la del mar. Para los expertos, este lago de 10.000 hectáreas es único en el mundo junto con el Mar Muerto. Gracias a estas características, potencia la fuerza de empuje y la flotación de los cuerpos en el agua (vale recordar el principio de Arquímedes). La ventaja es que así se pueden ejercitar las articulaciones en un ambiente ideal, aplicando técnicas que ayudan al cuidado o la rehabilitación de dolencias muy variadas, desde artritis y reumatismo hasta problemas de piel o de las vías respiratorias. Por supuesto, a medida que los hoteles y centros termales fueron diversificando sus ofertas, en Carhué y en las otras termas del país, también comenzaron a atraer un público que no busca curar sino prevenir, y disfrutar de tratamientos cosméticos dignos de un spa que ayudan a combatir el estrés y a devolver las energías.
Para los más chicos, no hay sólo termas sino también un complejo recreativo, llamado “La Isla”, que puede complementarse con cabalgatas en estancias de la zona, o bien la pesca del pejerrey y deportes náuticos. Además, todos los veranos Carhué celebra la Fiesta del Turismo Termal, que incluye una feria artesanal, pruebas de destreza criolla, espectáculos y otras actividades culturales.
Siempre en la provincia de Buenos Aires, otro de los complejos termales es el “Ceferino Namuncurá”, situado en Pedro Luro, sobre la margen derecha del Río Colorado. El complejo aprovecha aguas surgidas a unos 700 metros, con unos 70 grados de temperatura al llegar a la superficie. También estas aguas son hipermarinas, además de su riqueza en sodio, calcio, magnesio y hierro. Muy cerca se encuentra el Fortín Mercedes, que aún conserva la antigua estructura de un mangrullo al pie del río sobre el que fue construido, en los tiempos de la Conquista del Desierto. Se puede visitar un complejo arbolado de camping y parque que muchos eligen para un fin de semana en la naturaleza, junto a la laguna La Salada. Hay que conocer además el Museo Regional Patagónico, donde se conservan objetos relacionados con la campaña de Roca, e interesantes colecciones arqueológicas halladas en la zona.
El tercer establecimiento termal bonaerense está también a las puertas de la Patagonia, a 170 kilómetros de Bahía Blanca. Las termas “Los Gauchos” nacieron varias décadas atrás, cuando el agua brotó por casualidad durante una búsqueda de petróleo en la región. Desde 1942, un hotel de 15 habitaciones permite disfrutar de las propiedades de este hidrotermal, caracterizado por la gran proporción de bromo y pequeñas cantidades de yodo. “Los Gauchos” tiene un lago artificial de unas dos hectáreas, al que llegan por un canal las aguas termales subterráneas: al llegar a la superficie, la temperatura de éstas ronda los 80 grados, y ayudan a tratar los problemas de reuma y de la piel.
AGUAS ENTRE RIOS Para un fin de semana largo, Entre Ríos también es una opción ideal para quienes llegan en busca del turismo termal. La provincia de “todos los verdes” también podría llamarse de “todas las aguas”, y sinduda atrae tanto a los turistas que viajan en busca de las huellas del pasado argentino –el Palacio San José es todo un ejemplo– como a los que se distraen con la pesca deportiva, o practican actividades ecológicas como el avistaje de aves en el Palmar de Colón.
El complejo termal de Colón es justamente uno de los más importantes de Entre Ríos, por extraño que pueda parecer encontrarse con estas aguas calientes tan cerca de un río como el Uruguay, y en un lugar llano. Una de las vistas más lindas sobre el río Uruguay es justamente la que da la costanera de Colón, que al transformarse en Camino Costero Norte da acceso al complejo termal. En total el lugar cuenta con diez piletas climatizadas (tres son cubiertas) a diferentes temperaturas; las aguas se caracterizan por los altos índices de sodio, cloruro, potasio y fosfatos. Como curiosidad, después de los baños termales se puede visitar el cercano Molino Forclaz, edificado por uno de los tantos inmigrantes que se instalaron en esta región procedentes del norte y centro de Europa.
También Concordia, que gracias a su clima privilegiado es conocido por sus cítricos y otros productos de la tierra, tiene un centro termal muy visitado. El sitio tiene cinco piletas (cuatro de agua caliente y una templada) y cuenta además con un sector para camping o alojamiento en bungalows. En las cercanías, la excursión más tradicional es la que lleva a las ruinas del Castillo San Carlos, una misteriosa mansión que fuera abandonada por sus dueños –la familia de un noble francés– y luego saqueada e incendiada.
Finalmente, Federación posee el centro termal más nuevo, como corresponde a una ciudad muy joven, ya que su tercera fundación –después de ser inundada por las aguas del Embalse Grande– data de 1979. Son en total nueve piletas, en las que el agua (potable y mineralizada) surge a unos 1200 metros de profundidad, con una temperatura que oscila entre los 36 y 40 grados.
RIO HONDO Y MENDOZA Puede decirse sin exagerar que el principal atractivo turístico de Santiago de Estero son las tradicionales Termas de Río Hondo, que cautivan por la bondad del clima, la excelente infraestructura y la posibilidad adicional de pescar y practicar deportes náuticos en el embalse de Río Hondo. Es muy interesante también contactarse con la gente que organiza caminatas ecológicas en los bosques, revelando secretos de la naturaleza y los mitos que crecieron junto con las culturas indígenas de estas tierras. La ciudad de Río Hondo se encuentra sobre un conjunto de más de diez napas termales, que dan lugar a una verdadera industria: hay decenas y decenas de hoteles que ofrecen todos los servicios necesarios al “turista termal”. Se puede elegir desde el spa hasta el sauna, las duchas o piletas con aguas beneficiosas para las alergias, las vías respiratorias o los dolores reumáticos, y hasta tratamientos de fangoterapia. Y después de la salud... la diversión en el Casino, frente a la Plaza San Martín.
Mientras tanto, también Mendoza tiene lo suyo: uno de los que se destaca es el centro de Los Molles, en el camino hacia Las Leñas, cuyas aguas son ideales para tratar la ciática, el reuma y la artrosis. Este complejo, donde se levantan tres hosterías, cuenta con piletas individuales. Al sur de la capital, San Carlos, Tupungato y Luján de Cuyo también proponen baños hidrotermales, pero los más importantes son sin duda los de Cacheuta, donde es posible sumergirse individualmente en grutas artificiales cuyas aguas oscilan entre los 35 y 50 grados de temperatura. En cuanto a Puente del Inca –un puente natural sobre un río de aguas sulfurosas–, no necesita presentación, ya que es una de las imágenes más conocidas del país. Sin embargo, el antiguo hotel que había sido levantado décadas atrás para explotar el sitio turísticamente resultó aplastado por un aluvión pocos años más tarde: un accidente que en nada reduce las conocidas virtudes de estas aguas (también conocidas porque los objetos que se sumergen en ellas demasiado tiempo pueden solidificarse).
LAS TERMAS DE COPAHUE Un recorrido por las termas de la Argentina puede pasar por muchos otros lugares –hay muchos otros centros, con distintas ofertas de servicios y propiedades curativas–, pero no puede obviar las Termas de Copahue, en el norte de Neuquén. La belleza andina de la región atrae a muchos turistas no necesariamente interesados en el termalismo, pero esta opción termina tentándolos también. Además de tratamientos para el reuma y la artrosis, Copahue también es beneficiosa para el asma. La infraestructura es importante, con servicios muy completos. Entre los tratamientos más populares de estas termas están la vapoterapia y la fangoterapia, que tiene una altísima concentración de minerales (con mayor proporción de azufre por ser de origen volcánico). Estos curiosos “baños de barro” ayudan a tratar problemas de piel y a reponer minerales y oligoelementos, pero también se utilizan con fines estéticos: en todos los casos se necesita una recomendación especializada para saber qué aplicar en cada tipo de piel.
En todo caso, sea al norte o al sur, el único problema es decidir en cuál de los centros termales habrá que tomar un merecido y reparador descanso: agua, sin duda, no es lo que falta.
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