SUECIA. DE LA MANO DE ABBA
Mientras los fanáticos esperan una improbable reunión del grupo más emblemático de los brillosos años ’70, pueden consolarse con un paseo por el centro histórico de Estocolmo, con música y de la mano de Agnetha, Anni-Frid, Björn y Benny.
› Por Graciela Cutuli
The visitors, los visitantes: así se llamó el último disco del conjunto sueco ABBA, editado en 1981. Hace ya tres décadas; treinta años durante los cuales sus éxitos –mirados más o menos de reojo por la crítica pero aclamados por el público– nunca pasaron de moda. La Abbamanía, la primera sucesora oficial casi a la altura de la Beatlemanía, está incluso más fuerte que nunca: y si para muestra basta un botón, la comedia musical basada en las canciones del grupo es una de las más populares de la historia, en su versión Broadway y en la pantalla grande. Los cuatro suecos lograron un éxito tan grande que se puede hablar de un verdadero fenómeno, el más exitoso en la historia del pop, en la mitad cronológica entre los Beatles y Michael Jackson. Algo que no negarán los visitantes, the visitors, que se dan cita cada viernes y sábado en la puerta del Museo Histórico de la capital sueca, en pleno centro antiguo.
Así como Londres y Liverpool tienen su circuito beatle, Nueva York su paseo Sex and the City, y París sus recorridos en torno de las películas Amélie y El Código Da Vinci, Estocolmo estrenó en junio su circuito Abba. A sacar entonces los zapatos con plataformas, los pantalones pata de elefante, los chalecos de colores chillones y a caminar por las estrechas calles de Gamla Stan, el centro histórico de la capital sueca, al ritmo de “Voulez-vous”, “Waterloo”, “The winner takes it all”, “Mamma mia”, “Bang a boomerang” y otros tantos himnos de la era disco.
DANCING QUEEN PARA UNA REINA La caminata empieza en la plaza del Ayuntamiento de Estocolmo. La guía es Asa Danielsson, que eligió arrancar en este punto de la ciudad, a orillas del mar Báltico, porque es allí donde Benny Andersson (el barbudo, para quienes no son íntimos con Abba) tocó en público por primera vez. Este edificio es uno de los más emblemáticos de la capital sueca, una mole imponente de ladrillo rojo construida a principios del siglo XX sobre la isla de Kungsholmen, a orillas del lago Malär (toda la ciudad fue construida sobre un archipiélago entre ese lago y el Báltico). Se dice que fueron necesarios ocho millones de ladrillos para construirlo: casi uno por habitante de toda Suecia. Su vestíbulo central se llama Blå Hallen, “el hall azul”, un color que tuvo sólo en los planos del arquitecto. Es allí donde se organiza el banquete de la entrega de los Premios Nobel el 10 de diciembre de cada año.
Dejando atrás el Ayuntamiento, el grupo se pone en marcha para iniciar una caminata de unas dos horas en dirección al Hotel Sheraton, un ícono setentoso de la ciudad. Abba saltó a la fama mundial en 1974 cuando ganó el concurso Eurovisión de la canción con “Waterloo”: en aquellos años, la ciudad era más bien una tranquila y relajada capital nórdica, alejada de los grandes centros europeos como Londres, París o Frankfurt. Las novelas policiales de Maj Sjöwall y Per Walhöö ya adelantaban, sin embargo, indicios de tiempos más turbulentos, los que atraviesa la Suecia de hoy. Los mismos que reflejan películas como “Fucking Amål” y las novelas de Henning Mankell y Camilla Läckberg.
El Sheraton fue elegido en varias ocasiones por el conjunto para realizar los videos de sus temas. El aspecto kitsch de estas grabaciones se ve reforzado hoy día por los primitivos efectos visuales que se usaban. Sin hablar de la ropa... Björn (el lampiño, para seguir identificando a cada miembro) dijo en una entrevista una vez: “Yo era particularmente desenfrenado. Me acuerdo de un traje de Superman cubierto de brillo con botas de tacos. No me podía sentar de tan ajustado que era. Cuando veo las fotos ahora me quiero morir”.
Entre anécdotas de cómo era la ciudad en los años ’70 e historias sobre la carrera del conjunto, se llega frente a la Opera Real, otro lugar emblemático de Estocolmo. Como se sucede en el Royal Albert Hall en Londres, donde los Beatles tocaron para la familia real, la Opera forma parte del circuito sueco recordando el concierto que Abba dio en 1976 para una gala el día anterior al casamiento del rey Carlos XVI Gustav con Silvia Sommerlath. Fue en aquella ocasión que cantaron por primera vez el tema “Dancing queen”. Se dice de esta canción que es la más fácilmente reconocible, desde su inicio, entre las millones que fueron compuestas a lo largo de la historia. Desde aquel día de junio de 1976, el tema se convirtió en el más emblemático de la banda, y el único Nº1 de Abba en Estados Unidos.
De la Opera a la Ciudad Vieja, Gamla Stan en los mapas, se cruza el puente del norte, Norrbro. Este barrio es el más turístico y fotogénico de Estocolmo. Sus calles estrechas –algunas tanto que es posible tocar las paredes de ambos lados con los brazos abiertos– están flanqueadas por casas altas de fachadas color ocre. En este barrio se pasa por debajo de las ventanas del departamento donde Benny y Anni-Frid (la morocha) vivieron algún tiempo. En el reino de la socialdemocracia sueca, nadie se sorprendía ni se alborotaba al verlos caminar como cualquier otro vecino. Algo impensable para ellos en otras latitudes, cuando estaban de gira por las grandes capitales del mundo. Fue tal la presión del público que Agnetha (la rubia) es ahora agorafóbica y apenas sale de su castillo sobre la isla de Ekerö, a unos 30 kilómetros del centro de la ciudad.
El paseo no llega hasta ahí, sino que sigue por las intrincadas calles del barrio, donde se remonta mucho más allá de los años ’70. La Ciudad Vieja fue construida en el siglo XIII sobre las islas de Stadsholmen, Riddarholmen y Helgeandsholmen; por eso precisamente se la conoce como la ciudad entre los puentes.
Allí se concentran muchos edificios de importancia como el Museo Nobel, la Catedral de la ciudad, algunas iglesias medievales y el castillo real, construido en el siglo XVII sobre las ruinas de otro anterior arruinado por un incendio. Si la visita no coincide con la ceremonia de cambio de la guardia, vale la pena volver para presenciarla. El estilo relajado de los soldados es muy distinto de los aires marciales de las guardias que se ven habitualmente en otras partes del mundo. Durante el cambio de guardia, una orquesta toca música, y es muy frecuente que toquen “Mamma mia”, con lo cual reciben automáticamente una salva de aplausos del público.
EN EL PARQUE DE ESTOCOLMO Djurgården es otra de las islas del archipiélago de Estocolmo, un lugar de paseo muy frecuentado con museos, un zoológico y un parque de diversiones. Ya era un lugar popular en tiempos de August Strindberg: de hecho el museo al aire libre de Skansen fue fundado en 1891 y muestra tradiciones y edificios de toda Suecia. Uno de ellos es el atelier de Julius Kronberg, donde fue sacada la foto del disco The visitors. Las pinturas detrás de los músicos siguen en su lugar y se las puede ver cuando el atelier abre al público. Muy cerca el parque de diversión de Gröna Lund recibió a Björn y Benny para los primeros recitales al inicio de su carrera, antes de Abba. El edificio del Circo recibió las comedias musicales Kristina från Duvemåla y Chess, escritas ambas por los dos amigos. Y por supuesto, más recientemente, la versión en sueco de Mamma mia!
Las máquinas de fotos de los más fanáticos no paran de disparar, y la guía sigue con sus explicaciones y anécdotas. Las caminatas temáticas sobre Abba y Estocolmo en los años ’70 se organizan los viernes y sábados de verano, de julio a septiembre. Pero hay mucho más para seguir a la banda más popular de los ’70 en su ciudad: el propio aeropuerto de Arlanda, la puerta de entrada a Suecia, tiene un vínculo con ellos, porque en su Terminal 5 los fanáticos se sacan una foto delante del enorme poster de la gira de 1979 (su tercera y última gira mundial, plasmada en el único disco oficial en público).
No fue allí, sin embargo, donde se sacó la foto famosa del disco Arrival, donde pilotean un helicóptero, sino en el aeroclub de Barkaby, en el noreste de la ciudad. La otra tapa emblemática del conjunto fue la de Super trouper, una estética muy particular que reunió a decenas de acróbatas y artistas en medio de la recreación de un circo. La foto y la filmación de la sesión fueron realizadas en octubre de 1980 en los Estudios Europa de Mariehäll, en las afueras de la ciudad. Los estudios siguen existiendo, aunque haya poco para ver y es un lugar que interesará solamente a los más fanáticos
En el barrio residencial de Gärdet, los parques de la escuela Manilla sirven de fondo al video de “Bang a Boomerang”, donde se los veía como dos parejas felices y unidas (Björn estaba casado con Agnetha y Benny con Anni-Frid). El circuito proporciona, sin embargo, algunas desilusiones: como ocurre en el número 58 de la calle St. Eric, donde funcionaron de 1978 a 2004 los estudios Polar. Hoy día es un gimnasio muy poco glamoroso para ocupar el lugar de lo que fue la mayor empresa del país de fines de los ’70, cuando Abba aportaba más divisas al fisco sueco que Volvo y los grandes consorcios. Benny Andersson tiene hoy sus oficinas en un edificio de Skeppsholm, la isla vecina a la que ocupa Gamla Stan: allí sigue componiendo y organiza las giras de su actual conjunto, el BAO (Benny Andersson Orkester), muy popular en Escandinavia, y donde pilotea el fenomenal éxito de la comedia musical Mamma mia! en varias capitales del mundo. Mientras tanto, en Estocolmo se puede seguir bailando sobre los exitosos discos de Abba en varias discotecas. La disco Alexandra no existe más, aunque se puede ver todavía el edificio en la calle Döbelnsgatan 3, donde se tomaron las fotos del album Voulez-vous en 1979. Aquel año ya se habían separado Björn y Agnetha. La banda era más famosa que nunca pero le quedaba apenas tres años de carrera...
Como cualquier otro supergrupo pop, hay mucho más para contar y para ver, pero la caminata dura sólo dos horas y los “visitors” se separan. Algunos intercambian direcciones, entronizados como miembros de una gran familia de admiradores. A la luz de la tarde, en verano, la ciudad brilla como una foto de la época disco. La noche tardará en venir. A estas latitudes los días de verano son larguísimos y las calles se ven muy animadas para aprovechar el corto verano sueco. Abba es sin duda la banda de sonido ideal para prolongar la tarde, volver a la Ciudad Vieja y perderse en sus callecitas
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