LA PLATA. LA OTRA CAPITAL
Paradigma de planificación urbanística de fines del siglo XIX, La Plata es una ciudad amigable e ideal para recorrer a pie disfrutando de sus parques, plazas, edificios y museos. Nacida con destino expreso de capital provincial, fue diseñada con numerosas diagonales, que hoy siguen siendo su carta de presentación.
› Por Mariana Lafont
Tilos por doquier, anchas avenidas, calles sin nombre (pero con números) y diagonales donde perderse fácilmente. Así recibe La Plata al visitante. Una ciudad marcadamente universitaria –aquí vienen a estudiar jóvenes de todo el país– que es el centro administrativo de la provincia de Buenos Aires.
Finamente planificada por el ingeniero Pedro Benoit antes de su fundación, La Plata es reconocida por su trazado, un cuadrado perfecto con el eje histórico conservado hasta hoy en forma intacta. Como un tablero de juego de mesa, su traza se caracteriza por una estricta cuadrícula con numerosas avenidas y diagonales. La convergencia de las dos diagonales más importantes –73 y 74– que la atraviesan de Este a Oeste y de Norte a Sur, respectivamente, se produce en plaza Moreno. Además, cada seis calles hay una avenida y en cada intersección de avenidas aparece uno de sus 23 parques y plazas (incluido el Paseo del Bosque), interconectados a su vez por diagonales. Con su armónica planificación, Benoit ofreció al mundo uno de los ejemplos más relevantes del urbanismo de fines del siglo XIX. Por ello La Plata fue premiada en la Exposición Universal de París de 1889.
La “ciudad de los tilos” fue planeada para ser capital bonaerense luego de que Buenos Aires fue declarada Distrito Federal en 1880. Dos años más tarde se fundó oficialmente, cuando el gobernador Dardo Rocha colocó la piedra fundamental en una urna enterrada en el centro geográfico platense (hoy plaza Moreno). Los primeros en llegar fueron grupos de albañiles italianos encargados de hacer las obras fundacionales, como el Palacio Municipal, y los poderes públicos. A aquellos italianos les siguieron inmigrantes de España, Francia, Portugal, Austria, Inglaterra y trabajadores de los hornos de ladrillo. Pronto fue necesario construir hoteles y restaurantes para albergar a funcionarios, viajantes de comercio, periodistas, curiosos y pasajeros de paso. De ese modo, hacia 1884 (a menos de un año y medio de la fundación) ya había más de seis mil habitantes. El progreso seguía velozmente y en 1886 La Plata ya contaba con alumbrado eléctrico, convirtiéndose en la primera ciudad de América del Sur con ese servicio.
Entre algunos datos curiosos, se destaca que aquí se casaron en 1945 el ex presidente Juan Domingo Perón y Eva Duarte. Además, tras la muerte de Evita en 1952, la ciudad pasó a llamarse “Ciudad Eva Perón”, nombre que fue reemplazado por su denominación original con el derrocamiento del gobierno peronista en 1955. En los años ‘90, en la antigua estación central de ferrocarriles, se filmaron escenas de Siete años en el Tibet, con Brad Pitt, cuya presencia revolucionó la tranquilidad local. Por último, La Plata es el único lugar de la Argentina donde se realiza, en la noche del 31 de diciembre, una “quema de momos”, muñecos similares a los incinerados en las Fallas Valencianas. A lo largo de toda la ciudad se queman cientos de muñecos y, desde hace varios años, se realizan concursos para premiar al mejor. Una verdadera fiesta.
CIUDAD VERDE La Plata es, sin dudas, una ciudad verde: su mayor exponente es el Paseo del Bosque, en la avenida 1 entre las calles 50 y 54. Además de ser el pulmón urbano, aquí se encuentran el Zoológico, el Botánico (ambos de estilo victoriano), un anfiteatro, un observatorio astronómico y el famoso Museo de Ciencias Naturales, cuya solemne entrada está custodiada por dos esculturas de smilodones.
El museo –dependiente de la Universidad Nacional de La Plata– se fundó en 1888 y su director por mucho tiempo fue el prestigioso Francisco P. Moreno. Si bien cuenta con más de tres millones de piezas, por falta de espacio sólo una pequeña parte está en exhibición. De la colección –enfocada principalmente en flora, fauna y culturas de América del Sur– se destacan los grandes mamíferos fósiles del Terciario y Cuaternario, el punto de visita preferido de los más chicos. Sin darse cuenta, se puede pasar todo el día allí dentro... Entre las rarezas del museo hay una sala egipcia con algunos objetos pertenecientes al sitio arqueológico del templo de Ramsés II, además de tres momias de 2700 años de antigüedad conservadas con sus respectivos sarcófagos.
Por su parte, todas las plazas de la ciudad están pobladas por alguna especie arbórea que las caracteriza, especialmente tilos (el árbol representativo de La Plata) y plátanos (el más abundante). Junto a ellos, jacarandás, arces americanos, naranjos, palos borrachos y paraísos. Los fines de semana suele haber ferias artesanales en las plazas Italia, Azcuénaga y Saavedra. Además, las calles están tan forestadas que caminar bajo la sombra de sus frondosos árboles resulta reconfortante, en especial en diciembre, cuando los tilos están en flor.
ARQUITECTURA Los amantes de la arquitectura y el urbanismo encontrarán gratas sorpresas en La Plata. En primer lugar por la disposición de los principales edificios públicos, que se erigen sobre tres ejes fundamentales trazados por las avenidas 51 y 53 y, en sentido perpendicular, por las calles 7 y 13. Muchos de ellos fueron construidos al mismo tiempo, gracias a una convocatoria internacional de propuestas, y por ello se denominan “edificios fundacionales”. Un buen punto de partida para conocerlos, en un circuito a pie, es el centro mismo de la ciudad, allí donde está la piedra fundamental: la plaza Moreno. El 19 de noviembre de 1882, en ese punto se enterraron el acta, medallas, monedas y documentos que certificaban la fundación de La Plata. Al cumplirse el primer centenario, dichos elementos fueron extraídos y trasladados al Museo Dardo Rocha; al mismo tiempo se colocaron nuevos objetos que serán desenterrados cuando la ciudad cumpla 200 años. Desde entonces, cada 19 de noviembre se celebra en la plaza el aniversario con recitales y show de fuegos artificiales.
Mirando a la plaza se encuentra uno de los edificios más bellos, el Palacio Municipal, de estilo renacentista alemán, uno de los primeros en levantarse. Enfrente, en el otro extremo de la amplísima plaza, se ubica una de las construcciones platenses más emblemáticas y conocidas: la Catedral de la Inmaculada Concepción, donde descansan los restos de Dardo Rocha. Simplemente llamada “la Catedral”, esta rojiza construcción de ladrillo es el mayor templo neogótico de América del Sur, cuenta con un museo en el subsuelo y un ascensor que recorre el interior de las torres, desde cuya cima se tiene una bella panorámica. La obra fue proyectada por el ingeniero Pedro Benoit y se inspiró en las catedrales de Amiens en Francia y la de Colonia en Alemania. Si bien la construcción comenzó en 1884, la catedral comenzó a funcionar como templo mayor recién en 1932 y quedó inconclusa, sin sus dos torres. La obra se interrumpió por muchos años, ya que algunos sostenían que los cimientos eran insuficientes: sólo en 1998 se continuó el proyecto, reforzando los cimientos pero dejando el templo sin revestir. Finalmente, en 1999 se concluyeron las dos gigantescas torres de 112 metros de alto.
A unas cuadras de la plaza Moreno –caminando por la concurrida y comercial avenida 7– se llega a la plaza San Martín, donde se encuentran enfrentados el Palacio de la Legislatura y la Casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires. Y en otro lado de la plaza se halla el Pasaje Dardo Rocha, una llamativa y alargada construcción de estilo clásico francés que primero funcionó como estación de tren, luego como correo postal y actualmente como centro cultural. Vale la pena darse una vuelta y ver su amplio hall principal de blancas columnas y piso blanco y negro, ideal para una sesión fotográfica.
Alejándose unas cuadras rumbo a la manzana comprendida por las calles 9, 10, 51 y 53, se alza otro icono de la ciudad: el Teatro Argentino. El viejo teatro se empezó a construir en 1887 bajo la dirección del arquitecto italiano Leopoldo Rocchi y se inauguró en 1890 con el Otello, de Giuseppe Verdi. Pero corría el año 1977 cuando un incendio destruyó la sala y sólo dejó en pie las paredes perimetrales. La dictadura de entonces decidió demolerlo y llamar a concurso para la construcción de un nuevo y moderno centro cultural. Las obras comenzaron en 1980, pero debido a constantes retrasos y paralizaciones el nuevo teatro recién se inauguró en el año 2000. La imponente construcción de estilo brutalista tiene una sala principal para 2500 espectadores y cuenta con salas de cámara y exposiciones. En este recinto se presentan espectáculos de ópera, ballet y conciertos de nivel internacional. Una de sus figuras más renombradas es el bailarín platense Iñaki Urlezaga.
Otro edificio destacado (visita obligada para fanáticos de la arquitectura) es la Casa Curutchet. En 1948, el Dr. Pedro Curutchet encomendó nada menos que al gran arquitecto suizo Le Corbusier el proyecto de su casa-consultorio. La Casa Curutchet no sólo es una obra singular sino que es la única del padre de la arquitectura moderna en América latina. Finalmente, una de las últimas construcciones que se sumó al patrimonio de la ciudad fue el Estadio Ciudad de La Plata, uno de los más modernos de Latinoamérica, que fue la sede principal de la última Copa América. Se lo conoce como Estadio Unico, ya que en algunos partidos es utilizado por los dos grandes rivales de la ciudad (pese a que cada uno tiene su propio estadio, ambos en el Bosque): Gimnasia y Esgrima y Estudiantes de La Plata. Tal es la rivalidad entre ambos clubes que los clásicos entre estos equipos se empiezan a vivir una semana antes y la polémica suele continuar una semana después. Por las dudas no bromear sobre el tema, ya que en La Plata –como toda la Argentina– el fútbol es cosa seria.
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