NIEVE II. EL VALLE DE LAS LEñAS
En el famoso centro de esquí la temporada de nieve está funcionando a pleno, con nevadas y muchos visitantes en busca de deportes de invierno. La novedad: un nuevo medio de elevación cuádruple que trepa la ladera en ocho minutos, para disfrutar a fondo del paisaje blanco, donde se vive con los esquíes siempre en los pies.
› Por Julián Varsavsky
Fotos de Gonzalo Martinez
La primera impresión al llegar al Valle de las Leñas es que el mundo se ha vestido de punta en blanco. A los costados de la ruta se extiende un desierto cuyas montañas parecen dunas blancas cubiertas de nieve desde el pie hasta la cima. Los autos que pasaron la noche a la intemperie, junto a los hoteles, están tapados de nieve casi hasta la ventanilla. El asfalto es una pista de hielo, los pinos son blancos, nuestro aliento también es blanco y, de repente, somos todos canosos.
Al mirar por la ventana de la habitación, en el primer piso, se descubre que la nieve llega casi hasta el balcón. Cada tanto caen del techo pequeños aludes y los complejos hoteleros yacen semitapados por cúmulos de nieve, obligando a los empleados a pasar horas pala en mano, desenterrando hoteles. Por si quedara alguna duda de que el mundo se ha congelado, tras la ventana del cuarto brotan de los bordes externos del techo estalactitas de medio metro de largo.
DIRECTO A LA PISTA Ubicado en plena Cordillera de los Andes, en el departamento mendocino de Malargüe, Las Leñas es el centro de esquí más cercano a Buenos Aires (1212 kilómetros). Una de sus virtudes más valoradas es la posibilidad de salir esquiando directamente desde la puerta del hotel: porque cuando el cansancio doblega al deportista, la cama caliente de la habitación queda a sólo cinco minutos de la pista. Por otra parte, al ser un centro de altura –su base está a 2220 metros– recibe grandes cantidades de nieve de buena calidad, permitiendo temporadas extensas que suelen ampliarse hasta mediados de octubre.
Las Leñas tiene 70 kilómetros de recorrido esquiable y 29 pistas habilitadas para diferentes modalidades de esquí como el alpino, el libre y el snowboard en todos los niveles de complejidad. La longitud máxima que se puede esquiar de continuo es de siete kilómetros, combinando las pistas Apolo, Neptuno y Venus, que tienen un desnivel de 1230 metros desde la base al punto más alto.
Una decena de pistas en Las Leñas están homologadas por la Federación Internacional de Esquí para competencias de descenso, slalom, slalom gigante y slalom especial. Los principiantes tienen destinadas las pistas Venus I y II, Eros I y II, Vesta y Minerva, que permiten una rápida evolución deportiva.
Para los esquiadores intermedios hay 15 kilómetros de pistas donde perfeccionar las técnicas. Y los más avanzados pueden disfrutar de 20 kilómetros de pistas complejas como Júpiter, Caris y Vulcano. Pero aquellos que buscan experiencias extremas también pueden deslizarse a sus anchas en los 24 kilómetros que suman las pistas Ceñidor, Marte y Mercurio, con posibilidades también de probar el “fuera de pista”.
En Las Leñas también se esquía de noche en un área de 1400 metros de pistas iluminadas.
La principal novedad de esta temporada es un nuevo medio de elevación cuádruple llamado telesilla Minerva II, que mide 1190 metros y reduce notablemente los tiempos de espera de los esquiadores. La nueva telesilla transporta 2100 personas por hora y completa su recorrido en apenas ocho minutos.
SNOWBOARD EXTREMO Quienes busquen llevar al límite la experiencia del vértigo y la velocidad esquiarán a gusto en Thor.02, un parque de 1500 metros con cuatro pistas de diferentes grados de dificultad, armadas con lomos, saltos, peraltes y raíles. La experiencia más radical se encuentra aquí en el punto llamado El Collar, el más alto del Valle de las Leñas, adonde se llega con un vehículo pisanieves. Luego, sólo resta lanzarse a toda velocidad por las nieves vírgenes del “fuera de pista” (usar casco es obligatorio).
Los medios de elevación disponibles son catorce, distribuidos en ocho aerosillas y cinco “poma lift” con capacidad para transportar hasta diez mil pasajeros por hora, además de un ski-carpet que usan los niños. Tres medios de elevación parten de la base y se conectan a su vez con otros que distribuyen a los esquiadores hacia los diferentes sectores.
Los instructores de la Escuela de Esquí de Las Leñas –hay unos 200– aseguran que entre sus alumnos hay chicos que apenas logran pronunciar su nombre pero ya despuntan el vicio precoz de deslizarse por las laderas. Según ellos, los niños son los que más rápido aprenden, con un secreto muy sencillo: porque no les tienen miedo a las caídas.
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