Dom 08.12.2013
turismo

EE.UU. CIRCUITOS DE LA GRAN MANZANA

Nueva York para primerizos

Recorridos curiosos, barrios por descubrir, teatro, compras. Una guía útil para viajar a la Gran Manzana y no perderse en el intento a la hora de recorrer esta ciudad siempre a la vanguardia y donde cada barrio es un viaje en sí mismo.

› Por Guido Piotrkowski

Fotos de Guido Piotrkowski

¿Hacia dónde caminar en una ciudad inabarcable? ¿Por dónde empezar cuando un lugar ofrece tanto? ¿Cuál es la mejor forma de trasladarse? ¿Brooklyn o el Bronx? ¿El Metropolitan o el MoMA? ¿La Estatua de la Libertad o el Empire State? ¿Wall Street o el Soho y Greenwich Village? ¿Ir de compras o al teatro? ¿Ver de todo un poco o un poco en profundidad? ¿Un partido de básquet o fútbol americano?

Todos conocemos Nueva York. O al menos eso creemos. ¿Cuántas veces vimos la ciudad que Woody Allen, entre otros cineastas, mostró como pocos? Muchos tienen la impresión, incluso sin haber estado jamás, de conocer cada uno de sus rincones. Porque la Gran Manzana es un set de filmación a cielo abierto: picados y contrapicados, tomas aéreas, vistas panorámicas, escenas de amor en el Central Park, musicales en Broadway y persecuciones policiales por doquier, los neones de Times Square... Las opciones parecen no agotarse nunca en este conjunto de islas surcado por el río Hudson, comprado por los holandeses a los indígenas en 1626. La llamaron Nueva Amsterdam, pero les duró poco, los ingleses se la arrebataron en 1664 y le dieron su nombre definitivo: Nueva York.

Y desde que Nueva York es Nueva York, inagotable, monumental, clásica, moderna, vanguardista, trazar una hoja de ruta por sus calles, recovecos y atracciones depende del tiempo disponible y, por supuesto, de los intereses personales.

Vista de la ciudad y sus rascacielos, donde sobresale la alta flecha del Empire State.

PLANIFICAR Visitar Nueva York sin hacer una buena planificación previa puede ser un gran error, sobre todo si se tiene poco tiempo. La Gran Manzana puede transformarse en un monstruo devorador del viajero, que andará vagando sin rumbo perdido en las entrañas de la urbe de cristal. Para comenzar, hay que tener en cuenta que si bien tiene una enorme cantidad de plazas hoteleras, los alojamientos casi siempre están colmados: durante todo el año y a toda hora hay eventos, congresos, festivales y demás.

La página www.nycgo.com sugiere un sinfín de itinerarios, desde los clásicos a los más curiosos: hay opciones para descubrir la ciudad en un día o en tres, para que los fanáticos del rock recorran las locaciones callejeras que eligieron Bob Dylan, Led Zeppelin o The Doors para ilustrar las tapas de algunos de sus discos más famosos; para que los aficionados a la fotografía accedan a las mejores vistas; para los geeks o amantes de la tecnología. Los familieros pueden elegir un recorrido kid-friendly, hecho a medida de los niños, u otro pensado para los adolescentes. En una de las metrópolis más consumistas del planeta no puede faltar un circuito de compras, y como también se jacta de su vanguardismo, los ávidos de arte también tienen su recorrido.

Para optimizar también el bolsillo hay cuatro pases que ayudan a ahorrar unos cuantos dólares y evitarse las filas para comprar entradas. El New York City Pass incluye seis de las atracciones principales de la ciudad y permite ahorrar un 40 por ciento: el mirador del Empire State Building, el Museo Metropolitano de Arte, el Museo de Ciencias Naturales, el MoMA (Museo de Arte Moderno), el Rockefeller Center o el Guggenheim, y la Estatua de la Libertad o un paseo en barco por la Bahía de Hudson. Por su parte el New York Pass permite elegir entre 80 de los principales puntos turísticos para utilizar a lo largo de una semana, y tiene descuentos para algunos espectáculos de Broadway, restaurantes y negocios. El Explorer Pass cuenta con la opción de elegir de tres a diez entre 50 de las mejores atracciones y tours, con treinta días de validez. Y el Downtown Culture Pass ofrece tres días de admisión ilimitada a ocho de los diez museos del centro, más un tour guiado a pie y descuentos en los locales de souvenirs.

El Central Park, una “ciudad verde” dentro de Nueva York y el principal pulmón de Manhattan.

MANHATTAN Si bien son cinco los distritos que componen esta gran urbe, Manhattan es por lejos el más popular. En sus calles siempre agitadas, entre rascacielos y ejecutivos, turistas y transeúntes a la moda, se concentran las grandes atracciones de esta ciudad cosmopolita por antonomasia: asiáticos, africanos, árabes, latinos, estereotipos que pueblan esta aldea global donde el español suena en todos lados.

El Empire State Building es el techo neoyorquino. La cola es larga, pero fluida. Vale la pena elegir, dentro de las posibilidades, un día despejado. Subir hasta el observatorio del piso 86, donde hay una terraza circular al aire libre con binoculares de largo alcance, es un buen primer paso para dar en Nueva York, porque ayuda mucho a comprender desde esa panorámica en 360 grados por dónde se caminará después. En la entrada entregan una audioguía, con la historia de la ciudad muy bien explicada. La terraza está dividida en sectores numerados, y cada uno de esos sectores corresponde a otra porción de la manzana. Así, el relato se divide en las diferentes áreas que cada uno se para a observar.

El Central Park es el gran pulmón neoyorquino, un parque gigantesco de 337 hectáreas, dos veces el tamaño del principado de Mónaco. El parque tiene varios accesos y, aunque años atrás algunas zonas eran sitios peligrosos, hoy en día la historia es otra y resulta un paseo muy agradable, entre lagos artificiales y naturales, ardillas y un sinfín de pájaros. También hay dos pistas de patinaje sobre hielo.

Otro de los parques que sorprenden es el Bryant Park, ubicado en el Midtown, una hectárea de verde entre la Quinta y la Sexta Avenidas, un oasis en un punto neurálgico rodeado de rascacielos. Al mediodía es uno de los sitios predilectos de los oficinistas que trabajan en la zona para ir a almorzar. Hay varias mesitas, conciertos de piano al aire libre y wi-fi gratis. Por la mañana hay clases de yoga abiertas, y hacia noviembre una parte del parque se transforma en pista de patinaje.

Hacia el lado conocido como el bajo Manhattan se encuentra el famoso distrito financiero de Wall Street, corazón de las finanzas del mundo y, muy cerca de allí, el Ground Zero, el memorial de las Torres Gemelas derribadas en el atentado del 11 de septiembre de 2001. Al lado se está construyendo el nuevo complejo de edificios del World Trade Center, que tendrá seis torres.

Y antes de salir de Manhattan hay que pasar por la Estatua de la Libertad, que se erige solitaria en medio del río como el icono del sueño americano. También se puede dar sólo un paseo en el barco por la bahía y alrededor de Ellis Island, y contemplar así el fabuloso skyline o paisaje urbano desde el río.

Times Square, la plaza de las pantallas luminosas y el movimiento continuo.

COMPRAS Y CULTURA La oferta cultural en Nueva York es tremenda: desde el gigantesco Museo Metropolitano, pasando por el sorprendente Museo Americano de Historia Natural y el increíble MoMA (Museo de Arte Moderno), hasta una gran cantidad de galerías de arte dispersas sobre todo en el bohemio barrio del Soho, un vecindario de edificios bajos, de ladrillos y escaleras de incendio a la vista, con tiendas de diseño, bares y restaurantes dispersos en sus calles pintorescas. Pegadito está Greenwich Village, algo así como una vuelta al mundo en pocas cuadras. La calle Blicker, por ejemplo, alterna restaurantes italianos, hindúes y mexicanos, mientras las queserías son vecinas de tiendas de zapatos y heladerías.

Si hablamos de teatro, Nueva York tiene una oferta apabullante, seguramente la mayor del planeta, concentrada en la famosa calle Broadway, la meca de sorprendentes musicales. Y ahí nomás, uno de los lugares más filmados y fotografiados alrededor del globo: Times Square, la famosa esquina de neón. Además de la oferta teatral, hay infinidad de eventos gratuitos al aire libre, conciertos en el Madison Square Garden y performances en el Lincoln Center, uno de los complejos de artes escénicas más grandes del mundo.

A la hora de las compras, aquí hay de todo y para todos, la oferta en indumentaria y calzados es descomunal. Existen locales de ropa deportiva inmensos, y muchas tiendas de departamentos, locales que venden prendas básicas, con gran variedad de tamaños, y verdaderas liquidaciones. Mientras tanto, sobre la Quinta Avenida y Madison Avenue se pueden ver las marcas más caras y exclusivas.

El puente de Brooklyn, una imagen neoyorquina que el cine inmortalizó.

BROOKLYN Y EL BRONX Estos distritos –sobre todo el Bronx, que antaño parecía peligroso y el viajero esquivaba– hoy están revitalizados y de moda: son rincones amenos con alma de barrio, que contrastan con la muchedumbre de Manhattan. Para llegar hasta Brooklyn se puede tomar el metro pero, como siempre, la mejor alternativa resulta caminar. Es muy agradable atravesar a pie el hermoso puente de Brookyln, sobre el East River. Una vez del otro lado hay que caminar unas pocas cuadras hasta Brooklyn Heights, un apacible barrio de antiguas casas, locales de moda y con un paseo costero que ofrece una vista espectacular de los rascacielos al otro lado del río.

Por su parte, el Bronx, antiguo ghetto afroamericano estigmatizado en otro tiempos por peligroso, hoy forma parte del nuevo circuito turístico neoyorquino. Aquí hay que dejarse llevar en las 2700 hectáreas del parque Pelham Bay, disfrutar de un buen plato de pasta italiana en la zona de Arthur Avenue, visitar el zoológico con más de 4000 animales, o el Jardín Botánico. Pero sin dudas la mística del Bronx está en las iglesias del barrio: hay que entrar en alguna y sumergirse en el mundo de la música gospel, una experiencia inolvidable. Tanto como un viaje a Nueva York.

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