Dom 05.04.2015
turismo

BUENOS AIRES. TURISMO RURAL EN URIBELARREA

Entre tambos y regionales

Cerca de Cañuelas, Uribelarrea invita a disfrutar del campo y sus sabores: viejas casas convertidas en restaurantes, visitas a tambos productores de quesos y dulce de leche o paseos en bicicleta por el pueblo son una garantía de despeje campestre.

› Por Nora Goya

Fotos de Nora Goya

Uribelarrea es un pueblo de tradición agroganadera, cercano pero con aires de lejanía. Desde Buenos Aires ciudad se llega por la ruta 205: después de pasar la estación Cañuelas, hay que seguir sólo 15 kilómetros hasta llegar al ingreso a la localidad, que forma parte del programa Pueblos Turísticos promovido por la provincia. Desde 2010 se organiza aquí la Fiesta de la Cerveza y Picada Artesanal Uribefest, que en su última edición convocó a 52.000 personas. Considerando que los habitantes son unos 1200, alcanza para medir la explosión del evento, que es sólo la “punta del iceberg” del trabajo realizado por los productores locales desde 2002, cuando se conformó la Asociación de Turismo. “Empezamos organizando un pequeño circuito turístico que incluía una visita a la Iglesia Nuestra Señora de Luján, a la Escuela Agrotécnica Don Bosco, al Museo de Máquinas y Herramientas en la estación de tren y a emprendimientos de productos regionales como fiambres, quesos, dulces y cerveza artesanal”, explica el presidente de la Asociación, Gabriel Narvaes. Hoy ya cuentan con la marca colectiva Uribe Pueblo Natural, que desarrollaron junto al Ministerio del Desarrollo Social de la Nación para los artículos de fabricación local. “Todas estas actividades les dan visibilidad a Uribelarrea como pueblo y a los productos locales, tanto en ferias como en los comercios”, agrega Narvaes.

Tambo de cabras, seis hectáreas de puro “campo natural” para la raza Anglo Nubian.

TAMBOS Y PICADA REGIONAL “Uribe”, como le dicen sus habitantes, fue uno de los principales polos lecheros entre 1900 y 1940, cuando abastecía a Buenos Aires gracias a la conexión del ferrocarril. De “treinta y siete tambos que había en la zona, trabajados por familias vascas e italianas, hoy quedan sólo siete”, asegura Leo Guiñazú, nacido en el pueblo, quien aún conserva los bidones de leche de la producción familiar. Entre esos siete sobrevivientes está el tambo de cabras Valle de Goñi, donde Horacio y Regina Martínez crían ochenta cabras Anglo Nubian en seis hectáreas de “campo natural”.

Una calle de tierra permite transitar los 1200 metros que separan la ruta de la propiedad de los Martínez. La pareja comenzó el emprendimiento en 1997, y produce ahora no sólo leche de cabra sino también quesos, dulces y licores que se venden en el tambo y también en ferias y exposiciones. “Los productos que nosotros comercializamos no tienen ningún tipo de conservante”, explica Horacio. Quienes quieran visitar el tambo pueden observar el ordeñe y luego degustar alguno de los productos en la casa de té que atiende Regina.

La leche de Valle de Goñi también se vende a un criadero de ciervos en la localidad de Roque Pérez. “Es la única leche que las crías toman cuando la hembra no los puede amamantar”, agrega el productor rural.

A la par de los quesos, los chacinados también protagonizan las tablas de productos regionales. “Fatto a mano” (hecho a mano) es el lema con que la familia Carello produce fiambres artesanales con recetas italianas y españolas, como soppressata siciliana, salametti y longaniza calabresa, que se comercializan en Pueblo Escondido, negocio familiar que incluye un almacén de campo, un bar de picadas y en los próximos meses también un restaurante.

La picada con productos locales se completa con la cerveza artesanal y con la futura producción de vinos que se espera del viñedo y la bodega, que llevarán el nombre Uribelarrea.

La plantación, de cuatro hectáreas, está ubicada a 2000 metros de la estación La Noria y es propiedad de Horacio Spinazzola. Allí se plantaron 1200 ejemplares de uvas tannat, una variedad típica de Madiran, en el sur de Francia. A mediados de 2014 se realizó la primera cosecha prensada de prueba: durante 2015 continuarán los ajustes del producto y se estima que el año próximo el establecimiento comenzará a comercializar sus vinos, con el objetivo de ampliarse hasta 15.000 botellas al año.

Pueblo Escondido, un negocio familiar con restaurante de campo y bar de picadas.

IDIOSINCRASIA LOCAL El crecimiento del turismo en los últimos tiempos permitió que algunas de las viejas casonas construidas a fines del siglo XIX fueran recuperadas y convertidas en restaurantes. Es el caso de El Palenque, que funcionó como almacén de ramos generales, hospedaje a cargo de los hermanos Nafarrate y años más tarde como forrajería. Algo similar ocurrió con la casa donde funciona la Cervecería La Uribeña, reacondicionada por la familia Rey, que desde 2008 elabora cerveza artesanal a la vista.

“Uribe” ya no es una colonia agrícola, como la pensó su fundador Miguel Nemesio de Uribelarrea en 1890, y sin embargo aún conserva su arquitectura pintoresca, con calles de tierra y aroma de aldea. Por ese motivo el pueblo fue elegido en varias oportunidades como locación cinematográfica: aquí se filmaron, entre otras películas, escenas de Juan Moreira, de Leonardo Favio, y de Felicitas, de María Teresa Constantini. En Evita, de Alan Parker, “utilizaron como locación la parroquia y el cura ofició misa en latín en una de las escenas”, relata Leo Guiñazú, que recuerda muchas de las filmaciones.

Para el diseño y construcción de esa capilla de estilo neogótico y de la plaza octogonal de Uribelarrea fue convocado el ingeniero Pedro Benoît, que diagramó la planta de la ciudad de La Plata: se entiende entonces por qué la plaza de “Uribe” también cuenta con diagonales y túneles, al igual que la capital bonaerense.

Como el tiempo pasa, la vida del pueblo ya no circula en torno de la estación. Sólo llega un tren de pasajeros por día y muchos de sus habitantes trabajan durante la semana en otras localidades; pero independientemente de la forma en que se haya llegado, en “Uribe” recorrer el pueblo en bicicleta es una buena alternativa para quienes no poseen vehículo.

Frente a la estación de tren funciona el Museo de Máquinas y Herramientas Leopoldo Rizzi, que exhibe piezas relacionadas al desarrollo agropecuario de la región, como un antiguo arado de madera, las primeras varillas de alambrado, una vieja báscula y una carreta que se utilizaba para transportar lana. Y a tres kilómetros del centro urbano de “Uribe” funciona la Escuela Agrotécnica Salesiana Don Bosco, primer establecimiento en Latinoamérica destinado la educación en tareas rurales.

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