MENDOZA > PASEOS DEL SUR PROVINCIAL
Desde los rayos del espacio exterior hasta las profundidades de la tierra, la región malargüina es tan diversa como el perfil de los Andes. Volcanes, lagunas encantadas, aguas termales y la atávica tentación del chivito se hacen presentes durante la recorrida regional.
Paisajes serranos, ríos y volcanes: es el entorno que rodea a Malargüe, la ciudad del sur mendocino –a 400 kilómetros de la capital provincial– que en invierno toma protagonismo como punto de acceso al Valle de Las Leñas. Pero sin llegar a la nieve, recorrer esta región cuyana permite disfrutar la variedad de colores de las sierras desde el Mirador del Infiernillo y sumergirse en las historias de aquellos pueblos originarios que bautizaron sitios como la laguna de la Niña Encantada o el misterioso Pozo de las Ánimas. Y quienes disfrutan de la astronomía y sientan curiosidad por el universo que nos rodea pueden buscar respuestas en el Observatorio de Rayos Cósmicos Pierre Auger, cerca del centro urbano de Malargüe.
OBSERVAR EL CIELO Ya desde la Ruta 40 se pueden ver los 1600 tanques con paneles solares –o “detectores de superficie”– destinados a recibir las partículas que caen del cielo. Este material luego es analizado por los científicos del Observatorio, una entidad que cuenta con la participación de investigadores de 18 países. Además de estos tanques, ubicados en los 3000 kilómetros cuadrados que forman la superficie del centro de investigación, existen 24 “detectores con telescopios de fluorescencia” sobre cuatro edificios. “Los rayos cósmicos que estudia el Observatorio Pierre Auger –explica Mabel, guía durante la visita– provienen de fuentes extragalácticas pero aún no se conocen los procesos que dan lugar a estas partículas.”
Malargüe fue elegido entre otros sitios por su cielo limpio, su superficie plana y amplia, la altura a 1400 metros sobre el nivel del mar y la escasa contaminación lumínica e industrial. Se comenzó a tomar muestras en la zona en el año 2001 y está planeado seguir haciéndolo hasta 2021: se trata de “abrir una nueva ventana al cosmos a partir de la observación de rayos cósmicos de alta energía”, asegura la guía del Observatorio.
Además existen en Malargüe otros avances científicos, como el reloj calendario de diez metros de diámetro y control horario satelital por GPS. Pero no es todo: a unos metros del reciento del Pierre Auger es posible recorrer las diez hectáreas de bosque que conforman el Parque del Ayer. Al igual que en otros sitios malargüinos, los álamos y cipreses de gran tamaño hacen de este predio un espacio para la recreación y la caminata familiar. El paseo sigue en el Museo Regional, el molino, un anfiteatro al aire libre, un cine y una de las sedes del Centro Internacional de Ciencias de la Tierra, espacio de conferencias que convoca a investigadores argentinos y extranjeros.
Aquí mismo se celebró en enero la XXX Fiesta Nacional del Chivo, que reunió a los criadores y productores más importantes de la región. Durante tres días –la cita ya es un clásico veraniego en el sur de Mendoza– se realizaron exposiciones de productos regionales, junto con presentaciones de artistas y grupos folklóricos.
BRUJAS Y ÁNIMAS Desde Malargüe la excursión a la Caverna de las Brujas es un atractivo ineludible: aquí existen cavidades que forman salas de hasta 17 metros de altura y 30 metros de diámetro, conectadas a través de pasadizos angostos, por donde se pasa de costado o agachado para luego seguir por túneles que llevan a otros espacios subterráneos. Este recorrido de una hora y media por los codos y recodos de las “tripas de la tierra”, como define la gente del lugar a la Caverna de la Brujas, es realizado por aproximadamente 14.000 turistas al año y desde 1990 integra una Reserva Natural Provincial.
Durante el recorrido se aprecia que desde techos y pisos nacen estalactitas y estalagmitas formadas por filtraciones de material rocoso durante miles de años. Y sobre las paredes aparecen figuras que se asemejan a una “máscara de la bruja”, mantos y velos que se vuelven amenazantes para algunos de los visitantes ya sugestionados por las historias locales. Como siempre, la naturaleza inspira: en la “sala de las flores” existen preciosas formaciones marrones sobre las paredes, en tanto en la “sala de encuentros” grupos de hechiceros realizaban reuniones y celebraciones, donde surgieron leyendas que los habitantes de Malargüe cuentan hasta hoy y alimentan los enigmas de la caverna.
Otro lugar imperdibles son los Valles Malargüinos, hacia el noroeste de la ciudad. Un camino de curvas permite el ascenso a la Cuesta del Infiernillo hasta llegar a un mirador desde donde se puede ver el río Salado. Continuando el recorrido por la Ruta 220 se llega a la laguna de la Niña Encantada, espejo de agua cristalino bautizado en honor a una joven indígena que al escapar junto a su enamorado murió ahogada en estas aguas. Y siguiendo hacia el oeste aparece el Pozo de las Ánimas, donde se puede escuchar el silbido del viento al chocar contra las paredes de estas dolinas cársticas (depresión formada por la desintegración de rocas). Esta formación de 250 metros de diámetro posee agua dulce y cristalina, de un llamativo color entre verde y azul que hace gran parte de su encanto.
TURISMO TERMAL Tras recorrer 50 kilómetros por la ruta 40 se llega hasta el Sosneado, definido como “un paraje de otro tiempo” por los guías mendocinos. Al dejar este camino se debe tomar hacia el oeste la ruta 220 y bordear 60 kilómetros el río Atuel hasta que aparezcan las ruinas de hotel que en otros tiempos recibiera turistas en busca de las propiedades curativas del agua termal en esta región.
El edificio, inaugurado en 1938, fue construido de piedra y cemento, reforzado con hierro. Contaba con tres pisos íntegramente preparados para recibir a turistas europeos con mobiliario de lujo y servicio de cocina internacional. Durante los años que estuvo abierto figuraba en lo que se denominó “rutas imperiales”, es decir, los lugares de esparcimiento de los integrantes de la Corona británica. Sin embargo, el tiempo hizo mella: el edificio actualmente no tiene techo y está casi desmantelado, por lo que sólo sirve como base para que algunos pescadores acampen en forma improvisada. A metros de allí sigue aflorando el agua termal que desciende del volcán Overo y permitió la formación de cuatro piletas de distintas temperaturas. No es el único complejo termal: la localidad de Los Molles también tiene vertientes de aguas sulfurosas y ferrosas que brindan propiedades terapéuticas, por lo que reciben turistas durante todo el año.
VIVEN Desde Malargüe es posible conocer el Valle de la Lágrima, sitio donde cayó el avión que llevaba como pasajeros a estudiantes y jugadores de rubgy uruguayos, en el tristemente célebre accidente ocurrido en octubre de 1972. Allí una cruz recuerda a los 29 caídos en la “tragedia de los Andes”, tal como se contó en la película Viven, y al pequeño grupo de supervivientes que después de 72 días en medio de un frío indecible –por las noches la temperatura rozaba los 40 grados bajo cero– decidieron emprender camino en busca de ayuda para el resto del grupo que había logrado salvarse tras el impacto. La hazaña les llevó días y se hizo famosa mundialmente por las condiciones extremas que tuvieron que superar: por eso todavía hoy ver el sitio donde cayó “el avión de los uruguayos” sigue siendo la aspiración de muchos amantes de la montaña que rinden aquí su silencioso homenaje a las víctimas del accidente.
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