PRIMAVERA I - EN SAN MARTíN DE LOS ANDES
Excursiones patagónicas
Con la llegada de la primavera comienzan en la Patagonia todo tipo de propuestas de turismo activo para disfrutar de la naturaleza. Entre ellas, las excursiones de aventura que combinan rafting, rappel, escalada, trekking y cabalgatas con los paseos por la montaña.
› Por Julián Varsavsky
El turismo de aventura es una de las formas menos convencionales que tiene el viajero para abordar la belleza patagónica de San Martín de los Andes. Allí las montañas conforman un anfiteatro natural alrededor del lago Lácar, en cuyas aguas se refleja la imagen invertida de los picos cubiertos de nieve. Y aunque son lugares con condiciones geográficas ideales para diversos deportes, muchas veces la actividad física es la excusa perfecta para disfrutar de esos paisajes asombrosos.
Trekking mapuche
La excursión de turismo de aventura más impactante de San Martín de los Andes es el trekking al Puente de Piedra. Después de un almuerzo liviano a orillas del lago Meliquina, al que se llega en combi, comienza el primer tramo de la caminata. Con paso tranquilo se atraviesan los terrenos de una estancia dedicada a la plantación de pinos y luego hay que sacarse las zapatillas para vadear un arroyo de frías aguas de deshielo. La marcha continúa durante dos horas, hasta que desaparecen los pinos y queda a la vista una enorme formación granítica con un arco natural rematado por una gran piedra. Frente al Puente de Piedra el guía relata con sumo detalle un mito indígena sobre este lugar. Según la leyenda mapuche, junto al Puente de Piedra había una cueva donde habitó Huentrú, el primer hombre. Pero también existieron Huecufú (el demonio) y Domo, la primera mujer, quien le fue entregada al hombre. A Huecufú, que también deseaba a la mujer, le correspondió, en cambio, una cabra. Envidioso, el demonio se enfrentó con el hombre sobre el Puente de Piedra para arrebatarle a la mujer y fue derrotado al no poder resolver la adivinanza que le planteó el astuto Huentrú. Así el hombre se quedó con la cabra y la mujer.
El Puente de Piedra está a 1600 metros sobre el nivel del mar y desde allí se ve todo el Valle de Lago Escondido. En lo alto, el guía ofrece un caldo caliente y luego se emprende el descenso. La excursión dura medio día y se tardan unas tres horas de ida y una de vuelta. El precio es de $ 120, incluyendo la comida. Otra alternativa es el trekking al Volcán Colorado ($ 90) o al Volcán Lanín ($ 150 por persona).
Por los rios Huaum y Caleufu
Tomando como punto de partida San Martín de los Andes, existen varias alternativas para practicar rafting. Aunque las opciones son muy distintas, quizá la más interesante es la excursión que cruza a Chile navegando entre la selva valdiviana por el río Huaum. Durante el trayecto aparecen pequeñas playas de aguas color turquesa que en verano permiten darse un baño bastante frío. Una especie vegetal que llama la atención de los viajeros es la nalca, una planta con hojas de 1,30 metro de largo con la que se cocina el curanto bajo tierra.
A diferencia de otros ríos neuquinos, el Huaum no corre en medio de la estepa abierta sino encerrado por la selva valdiviana en su mayor esplendor: cañas colihue, laureles y árboles de cohiue que alcanzan los 40 metros de altura forman una especie de túnel vegetal sobre las aguas. Las peripecias de este vertiginoso paseo por los rápidos deparan un baño bajo las aguas de una cascada fría. Al cruzar el límite con Chile se realiza un breve trámite aduanero para continuar hacia unas termas que, si el río está bajo, permiten tomar un placentero baño de aguas cálidas.
El rafting por el río Huaum, entre la profusa y agreste vegetación, favorece un mayor contacto con la fauna de la selva valdiviana, donde es posible encontrar el pato de los torrentes, el biguá y numerosas cotorras. Después de recorrer 8 kilómetros por el río, la travesía culmina en un singular picnic con pan casero y queso de cabra en medio de la naturaleza.
Una bajada de rafting en el río Caleufú es optar por la aventura en medio del desolado paisaje de la estepa patagónica. En esta zona el relieve es un poco más árido y proliferan unas extrañas formaciones rocosas que sobresalen en las montañas. El guía explica que alguna vez fue un gran valle glaciario cubierto por 1500 metros de hielo. La vegetación está compuesta por diversas coníferas, robles, pellines y ñires, en cuyosbosques habitan ciervos, garzas brujas y algún Martín pescador. Según la época del año, se ven pasar junto a la balsa las truchas nadando a contracorriente mientras sortean los desniveles con saltos sobre el agua.
Al llegar a ciertos pozones naturales, hay quienes abandonan la balsa y se acuestan boca arriba en el agua, con los pies hacia delante, para dejarse llevar por la corriente de una corredera de 200 metros de trayecto encajonado por dos paredes de roca (los guías saben que no hay peligro). Al final del recorrido de 7 kilómetros, se reponen fuerzas con un suculento asado, mate y fogón.
Escalando laderas de piedra
En el cerro Curruinca –a pasos del pueblo de San Martín– hay varias palestras rocosas que parecen diseñadas por la naturaleza para deportes como escalada y rappel. En primer lugar debe quedar claro que, a pesar de lo que parezca a simple vista, estos deportes son mucho más sencillos de lo que uno se imagina. Y los riesgos son prácticamente nulos. La especialidad más emocionante es la escalada en la roca, que se realiza sólo con las manos y los pies, más un casco y un arnés con una cuerda doble de seguridad atada en la parte superior de la pared. Por lo general una excursión de este tipo combina escalada con algunos descensos en rappel, una técnica que también requiere una cuerda y un arnés.
De acuerdo a la experiencia del viajero, hay distintos lugares para practicar estos deportes. Las paredes de grado 5 y 6 –los más radicales– son para expertos. También hay quienes practican escalada y rappel en la zona de Aluminé, en las paredes de Pilolil.
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