PESCA DEPORTIVA > LA TEMPORADA DE PESCA EN LA PATAGONIA
El próximo 1º de noviembre comienza en toda la Patagonia la temporada 2005/06. Desde el “fin del mundo” en Ushuaia hasta El Calafate santacruceño y la neuquina Aluminé, un informe sobre la pesca con mosca de truchas arco iris, marrón y del arroyo. Las tres variedades son las estrellas de una práctica deportiva en la que se impone cada vez más la modalidad de devolver la presa viva a su hábitat natural.
› Por Julián Varsavsky
Hace poco más de un siglo, el perito Francisco Moreno sugirió “sembrar” truchas en la Patagonia para poblar sus ríos y lagos. Estos salmónidos –que se traían en barco desde el hemisferio norte y luego en carreta desde Buenos Aires– se adaptaron rápidamente a la región, pasando a formar parte del ecosistema. Hoy en día la trucha es el pez más buscado por los pescadores deportivos de todo el mundo, y la Patagonia argentina es una de las “mecas” de la pesca con mosca o fly-fishing.
Trucos de pesca La “mosca” es un anzuelo camuflado con unas plumas, pelos y materiales sintéticos con forma de insectos o peces que integran la dieta de las truchas. Se utiliza caña de grafito, ya que es relativamente corta, muy flexible y liviana. Durante el lanzamiento, el pescador –a veces con el agua hasta la cintura– comienza a mover la caña de un lado al otro con una mano, cada vez más rápido, como dando latigazos. Esta se arquea al máximo y cuando se suelta el reel con el swing final, la “mosca” vuela a toda velocidad hasta el centro del río. En cierta medida se hace tiro al blanco con la caña, lo cual requiere de una afinada destreza. Pero tampoco es cuestión de sentarse a esperar novedades. Por el contrario, hay que ir recogiendo de a poco el hilo con el reel para que la “mosca” simule estar nadando a poca profundidad y tiente las mandíbulas del ingenuo pez.
Cuando un pescador con mosca llega a un lugar que no conoce, necesita contratar un guía de pesca. Para dar con las truchas hace falta un bagaje de conocimientos de la zona y del comportamiento de los peces que lleva años de aprendizaje. Esta virtual semiología pesquera permite interpretar los signos e indicios que se leen en el ambiente. Por ejemplo, en tiempos de luna llena las truchas permanecen aletargadas durante el día –e inapetentes–, ya que la luz nocturna les permite alimentarse durante la noche. Inevitablemente habrá menos pique y lo recomendable es usar moscas imitadoras de insectos. Además, en los días de mucho viento los insectos desaparecen de la superficie del agua y las truchas se van al fondo del curso del río. Entonces lo recomendable es usar un señuelo streamer.
EN NEUQUEN El pueblo de Aluminé está ubicado en el centro-oeste de Neuquén, rodeado por un entramado de ríos y lagos que están entre los mejores del país para la pesca de truchas con mosca. Aluminé es todavía un típico poblado patagónico de la cordillera, con muchas calles de tierra y una tranquilidad pueblerina difícil de encontrar en otros destinos de la región. Por eso es ideal para el pescador “mosquero”, que se caracteriza por buscar ambientes desolados con pequeños ríos y arroyos. Generalmente este tipo de pescador tiene una alta conciencia ecológica (devuelve todas las piezas al agua), y disfruta pescando en medio de paisajes solitarios y de ensueño, en compañía de dos o tres amigos.
En el río Aluminé también se utiliza la pesca embarcada con balsas inflables sin motor, como las de rafting. Esto permite un desplazamiento más cómodo y relajado, y si bien la cantidad de piezas que suelen picar es la misma que lo hace desde tierra, como contrapartida pueden surgir ejemplares de mayor tamaño.
Los resultados de la pesca dependen de factores como las condiciones ambientales, la suerte, la técnica y la tecnología. Durante un buen día -cuando se combinan los cuatro factores– pueden pescarse hasta un centenar de ejemplares (todos se deben devolver al agua sin excepción). Y en un mal día saldrán unos quince. El porte máximo de una trucha en la zona de Aluminé es de cinco kilogramos, y el promedio es de un kilo. El precio de una excursión embarcada para dos personas oscila alrededor de los 300 pesos, a pagar entre los dos. Esto incluye el servicio de guía especializado, una balsa de doble proa y un asado con bebidas. Los equipos de pesca no están incluidos –salvo alguna mosca especial– y si la excursión es por medio día cuesta la mitad.
TRUCHAS DEL FIN DEL MUNDO Los ríos y lagos de Tierra del Fuego han ganado una fama mundial que cada año atrae a numerosos pescadores extranjeros dispuestos a viajar hasta el fin del mundo en busca de unas llamativas truchas que llegan a pesar hasta doce kilogramos. En general se dirigen a los lodges de pesca con tarifas dolarizadas que proliferan a la vera del Río Grande. En cambio, los argentinos amantes de la pesca suelen realizar excursiones en el día desde la ciudad de Ushuaia, con organizadas agencias especializadas. El precio de una excursión varía según la distancia a recorrer desde Ushuaia. La más económica llega al Lago Escondido –ubicado a 50 kilómetros de la ciudad– y cuesta $ 280. Es ideal para quienes sean simples aficionados o inexpertos en la pesca. Esta opción permite pasear un rato, navegar y además pescar con el sistema tradicional del spinning. Aunque también se puede practicar la pesca con mosca. Aquí sólo salen truchas de entre dos y cinco kilos. La salida incluye un asado en medio de la naturaleza, y muchos la hacen con su familia y los niños ($ 70 por acompañante no pescador).
La excursión preferida por los expertos pescadores con mosca se realiza en el río Ewans –125 km al norte de Ushuaia–, cuyo curso atraviesa bosques de lengas. Se llega cruzando la cordillera, y la complejidad del camino requiere de una poderosa camioneta Defender para poder pasar por sectores anegados.
Aquí, la pesca con mosca se realiza desde la vera del río. El uniforme para la ocasión –provisto por las empresas de excursiones– es un Wader, una especie de enterito de neoprén que permite entrar en las frías aguas sin mojarse y cruzar el río caminando de lado a lado. El premio mayor que puede prodigar este río es una trucha de 12 kilogramos, un porte muy por encima de la media de esta especie.
El tamaño y la cantidad de truchas en el río Ewans es tal que se las pueda ver a simple vista e incluso apuntarles durante el lanzamiento (se debe actuar con sigilo ya que ellas también nos ven a nosotros y escapan). Durante un muy buen día de pesca pueden salir alrededor de doce truchas marrones, con un porte medio de 2,5 kilos. Entre las piezas más grandes pueden pescarse una o dos de siete kilos. Los guías sugieren al pescador que devuelva las piezas al agua –la mayoría acepta–, y lo máximo que está permitido por ley es llevarse una por persona por día.
EN EL CALAFATE Quienes viajen al Calafate para conocer los glaciares tienen una buena razón para extender su estadía en la zona si son amantes de la pesca. La excursión de este tipo que más se realiza desde la ciudad es al Lago Roca, ubicado en el Parque Nacional Los Glaciares. El paisaje que rodea la zona no es estepario sino boscoso, con una densa profusión de ñires y árboles de lenga. El lago tiene varias bahías que se van recorriendo a pie o en 4x4 en busca de los mejores piques de truchas arco iris, percas y truchas del lago. En las dos primeras especies, el porte oscila entre un kilo y kilo y medio, mientras que la mejor pieza que se ha encontrado hasta ahora de trucha del lago llegó a pesar ocho kilogramos. Un buen día de pesca en el Lago Roca puede deparar alrededor de cuatro o cinco ejemplares por pescador. Las técnicas que se utilizan aquí son la pesca con mosca y el spinning (lanzamiento de señuelos con una caña tradicional).
El río Bote, a 50 kilómetros de El Calafate, ofrece una alternativa de pesca más sofisticada en el interior de una estancia. Queda en medio de la estepa patagónica, donde aparecen alegrando el paisaje las tropillas de guanacos y los grupos de choikes (pequeños ñandúes). La pesca es similar a la del Lago Roca, pero en la estancia también hay varias lagunas de origen volcánico sembradas con peces. Allí los portes son menores, con truchas arco iris de 800 gramos promedio. Además pueden aparecer en estos lagos ejemplares de trucha Steelhead de 5 a 7 kilogramos. Esta singular clase de trucha es anadroma, es decir que nacen en el río y migran hacia el mar, donde encuentran más comida, y en la adultez vuelven al río una vez por año para desovar.
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