Sáb 24.12.2005
turismo

CUBA > LAS MEJORES PLAYAS DE CUBA

Paraísos del Caribe

En los cayos de arena blanca que rodean Cuba están algunas de las playas más hermosas del mundo, famosas por mantener el encanto de lo virginal y un aislamiento absoluto. Y en las costas de la Isla Grande, además de la tradicional Varadero, Guardalavaca, Esmeralda y las barreras de coral de Santa Lucía.

Por alguna incuestionada razón, en Occidente se considera que el equivalente terrenal del paraíso es una playa desierta de arena blanca con aguas turquesas. Y si bien las escrituras sagradas nada dicen de que el Jardín del Edén tuviera esas características, tanto creyentes como no creyentes parecen dar fe de que el paraíso es así. Y como el paraíso es el signo arbitrario de la belleza perfecta, casi todo el mundo sueña con llegar alguna vez a uno de estos lugares –con la mejor de las compañías—, evocando sin dudas a aquella pareja originaria que habría sido la primera en saborear las mieles de la felicidad en el reino de este mundo.

Teniendo en cuenta esto, podría decirse entonces –con total desparpajo– que por la cercanía geográfica, un viaje a Cuba significa para un latinoamericano el vuelo más directo que existe hacia el paraíso. Y no es exageración, porque en esa isla están algunas de las playas más hermosas del continente e incluso del mundo. O por lo menos es así para muchos argentinos, ya que según los operadores turísticos, en esta temporada el nivel de reservas hacia Cuba supera a cualquier otro destino del Caribe.

Los lugares más recomendados para iniciar esa búsqueda son algunos de los 4 mil islotes y cayos de arena desparramados alrededor de la isla de Cuba, la mayoría de los cuales mantiene el encanto de lo virginal y produce el efecto psicológico de estar en el lugar más aislado del mundo. Y pensándolo bien, es el ideal bíblico otra vez; ese deseo remoto de “sentirnos solos los dos”, compartiendo el mundo con nadie más.

CAYO LARGO

El primer europeo –y acaso el primer ser humano– que avistó el conglomerado de islotes desiertos donde está Cayo Largo fue el famoso navegante genovés que recorrió los alrededores de Cuba en su segundo viaje de 1494. Y la frase que le inspiró la belleza que veían sus ojos se repite siempre en todas las notas de turismo sobre Cuba, así que en este caso se hará una excepción.

El archipiélago de Los Canarreos, cuya isla principal es Cayo Largo del Sur, es la quintaesencia de las playas cubanas, a 40 minutos de vuelo desde La Habana o Varadero. Allí están las arenas más finas y las más blancas, y también las aguas más transparentes. Además, para completar la postal, en algunos lugares las palmeras se asoman a la orilla rozando el mar con sus ramas. Y ahora sí, es inevitable mencionar lo obvio y mil veces obvio: “¡esto es el paraíso en la tierra!”, dicen uno y cada uno de los que ponen un pie sobre estas arenas y salen a caminar 300 metros mar adentro, con el agua tibia e inmóvil hasta las rodillas. Claro que para poder nadar hay que irse bien lejos, atravesando los incontables tonos que van del azul al turquesa y varían minuto a minuto según la profundidad y la fuerza del sol.

Visto desde el aire, el archipiélago de cayos parece un vasto conglomerado que se descompone en seiscientas islas transparentes desprovistas de agua dulce y casi sin vegetación. La mayoría de los cayos permanecen tan vírgenes como cuando llegaron los conquistadores –con su fauna intacta–, y los rodea una extraña aura silenciosa que acentúa la sensación de tranquilidad. Por eso no casualmente aterrizan aquí semana tras semana aviones que llegan sin escalas desde las principales metrópolis europeas, trayendo ciudadanos del primer mundo que están desesperados por escaparse del mundo. Los argentinos, en cambio, eligen paquetes combinados que les permiten conocer también la cubanía de pueblos y ciudades de Cuba.

Cayo Largo es como un gran banco de arena alargado que emerge en el mar con 25 kilómetros de largo y entre uno y seis kilómetros de ancho. En total hay ocho hoteles de tres y cuatro estrellas cuya arquitectura no sobrepasa los dos pisos, mimetizándose bastante bien con el paisaje natural. Por lo general estos hoteles trabajan con la modalidad de “todo incluido” y están concentrados en la zona sur del cayo, mientras que el área norte se mantiene “inconquistada”. Además se visitan otros cayos más puros –sin servicios turísticos–, como el llamado Avalos, que mide apenas dos kilómetros cuadrados.

VARADERO

En Varadero uno puede recibir el don de una langosta asada en cuyo caparazón se refleje la forma esbelta de la palmera y el resplandor del mar azul. Las sombrillas de hoja de palma resguardan los placeres y conceden su sombra fresca frente al mar; un lugar para pasarse el día entre daikiris y batidos de coco.

Ubicada en el noroccidente de la isla –en la Península de Hicacos–, Varadero es la tradicional playa cubana para el turismo internacional. Se trata de una angosta lengua de tierra que avanza sobre el mar con 20 kilómetros ininterrumpidos de playas con una línea de hoteles detrás.

Desde Varadero se puede hacer un viaje en velero hasta el virginal Cayo Blanco, donde el mar parece una pacífica laguna de aguas cristalinas, ideal para experimentar las primeras brazadas en los deportes del snork y el buceo. Una lancha arrima a los turistas hasta la zona donde la profundidad del mar es de dos metros y el oleaje es una caricia. Allí abajo, en la barrera de coral, la atracción estelar es un pez de nueve colores que se ondula despreocupado en un escenario de corales con forma de hongo. Con sólo sumergirse un metro se pueden ver entre “edificios” de coral celeste, el pez de cristal (con el cuerpo tan transparente que trasluce la columna vertebral); el pez mariposa con aletas en forma de alas, el pez papagayo, con la boca como un pico, y los simpáticos caballitos de mar.

DESDE HOLGUIN

A lo largo de los 40 kilómetros de litoral de la provincia de Holguín, en la región oriental de la isla y de cara al Atlántico, se suceden cuarenta y una playas entre las cuales Guardalavaca es la más famosa. Aquí también, cada semana arriban al aeropuerto Frank País de la ciudad de Holguín varios vuelos charter directamente desde Europa y Canadá con turistas que vienen a instalarse en alguno de los tres hoteles que están justo detrás de la playa. Pero para los argentinos, además de la playa, la gracias está en conocer también la ciudad de Holguín.

Guardalavaca es la preferida de los canadienses, a quienes les gusta la pachanga tanto como a los cubanos. Una tupida vegetación ofrece su generosa sombra a lo largo de 1300 metros de playa con forma de herradura, arenas inmaculadas y 25 grados centígrados exactos de temperatura media anual.

Hasta hace unos años la radiante playa Esmeralda, ubicada también en la provincia de Holguín, se llamaba Estero Ciego. Pero quizá por ser un nombre demasiado oscuro para el turismo, fue rebautizada con el color de sus aguas y se ha convertido en una de las más visitadas gracias a la construcción de varios nuevos hoteles. Los árboles de uva caleta cubren parte de los 900 metros de playa con arenas de oro, y los hoteles están ocultos tras una vegetación donde sobresale la esbelta palma real. En sus instalaciones no falta la animación de esculturales mulatas que dan clase de salsa al borde de la piscina, ni las sofisticadas salas de juego y toda clase de deportes náuticos donde despuntan el buceo y el snork.

SANTA LUCIA

Son diecinueve kilómetros de arena blanca que corren en paralelo a la segunda barrera de coral más larga del mundo. Allí, a sólo 200 metros de la costa, los corales insinúan su cresta con el vaivén de las olas y las detienen de lleno dando como resultado otros diecinueve kilómetros exactos de piscina natural de color turquesa. Así es Santa Lucía, una de las playas más hermosas de toda Cuba.

Ubicada a 96 kilómetros de Camagüey y frente al Atlántico, Santa Lucía se distingue de otras playas como Varadero por el aura más virgen que la rodea. Su mayor atractivo es la barrera de coral que bordea el litoral norte de Cuba a lo largo de 165 kilómetros, que en la zona de Santa Lucía es donde más se acerca a la costa. En la gigantesca piscina natural de la playa se puede nadar a gusto, hacer windsurf, practicar snorkelling en zonas coralinas donde se puede hacer pie, y por sobre todo bucear sin peligro alguno. Este magnífico monumento natural alberga unas quinientas especies de peces tropicales, doscientas variedades de esponjas de todos los colores imaginables, y cincuenta clases de corales como el cuerno de ciervo y el ramillete de novia. Además hay estrellas de mar, erizos y enormes caracolas.

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