RIO NEGRO > EL TALLER MUSICAL LANGUEDOC
En las afueras de El Bolsón, la sede del conjunto de música medieval Languedoc se ha convertido en un sitio turístico. Además de conocer el taller donde se hacen réplicas de instrumentos medievales, los visitantes pueden disfrutan en temporada de verano de un espectáculo que reconstruye en todos sus detalles conciertos del Medioevo y del Renacimiento.
› Por Julián Varsavsky
El conjunto musical Langedoc fue creado en 1994 en El Bolsón bajo la dirección de Marcelo García Morillo –un ex integrante del conjunto Música Ficta de Buenos Aires–, para interpretar un repertorio europeo de los siglos XII al XIV. Su sede está en el auditorio El Pitío, donde en temporada de vacaciones se llevan a cabo conciertos de música medieval y renacentista en un escenario ambientado en aquellas épocas, rodeado de hermosos jardines.
Un aspecto curioso de este conjunto es que su director es al mismo tiempo el luthier que fabrica los instrumentos de cuerda. Al no haber llegado hasta nuestros días casi ninguna muestra en buen estado de aquellos instrumentos, la reconstrucción histórica de los modelos se basa en la información iconográfica obtenida de manuscritos medievales como el códice de las Cantigas de Santa María de Alfonso el Sabio, o también copiados de la decoración del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela. Aunque las reconstrucciones son aproximadas, se utilizan cuerdas de tripa para garantizar la sonoridad original. Como la trascripción de la música medieval era muy rudimentaria, los instrumentistas se dedican a doblar la melodía cantada, hacen arreglos propios para el acompañamiento y también improvisan como se hacía en el pasado.
Algunos de los instrumentos reconstruidos por Morillo son las fídulas, violines medievales con la caja más ancha, una suave escotadura y cinco cuerdas de tripa; rabeles, un instrumento de cuerda frotada, y una rareza llamada ud, un laúd antiguo llevado a España por los árabes. Uno de los instrumentos más extraños es la guitarra latina, un modelo acaso llegado desde Egipto y que aparece en los grabados antiguos españoles y en esculturas inglesas y francesas. También está el organistrum, un instrumento de la familia de las zanfonas, con una manivela que mueve una rueda sobre la cual se apoyan las cuerdas. Como modelo para su construcción se utilizó una imagen tallada en la catedral de Santiago de Compostela. Otro instrumento muy llamativo es el dulcimer, un antepasado del piano que los árabes llevaron a España y llamaron santur. Según los musicólogos, podría ser el verdadero origen del piano, ya que las cuerdas del santur son percutidas con dos martillitos; la diferencia es que no tiene teclas. Entre los instrumentos de viento están las flautas de pico como la cornamusa y la chirimía, ambas de caña doble, también de origen árabe, como la mayoría de los instrumentos medievales -–salvo el arpa que es de origen celta–, ya que en tiempos de los califatos andaluces había un importante intercambio cultural con el resto de las cortes europeas. Y para la percusión, utilizan aros con sonajas, tambores como el bendir y la darabuka, y unas panderetas llamadas daff.
En el taller de Languedoc se está trabajando en una reconstrucción del arpa de la reina María de Escocia, el instrumento de cuerdas europeo más antiguo que se conserva en el mundo (año 1400), exhibido en el Museo de Instrumentos del Trinity College (Edimburgo). Se trata de una magistral arpa celta armada con un solo bloque de madera hueca, con cuerdas de metal y un mástil muy pronunciado.
El escenario de Languedoc está ambientado con arcadas góticas y murales de castillos. La vestimenta de los músicos también es acorde con el Medioevo. Los integrantes fijos del grupo son cinco, pero el número va variando según los shows (todos son multiinstrumentistas). Los conciertos son por la noche y el público por lo general llega un rato antes para recorrer los jardines y observar en detalle los instrumentos. El repertorio homenajea a los juglares y trovadores que recorrían Europa con su música, poetas líricos que acompañaban sus canciones con el arpa entre otros instrumentos. Se suelen interpretar piezas del cancionero de Carmina Burana y también música del Renacimiento, cuyas armonías y melodías están mejor documentadas. Entre pieza y pieza los integrantes del grupo van explicando las características de sus instrumentos. Sobre el final del show se invita al público a participar de una danzas inglesa anónima del siglo XII con que se conmemoraba el solsticio de verano. La danza es en ronda y originalmente se llevaba a cabo alrededor del fuego. Todo termina en amable charla con los músicos, con una copa de vino y una degustación de quesos como despedida.
Para este verano, el grupo Languedoc prepara el espectáculo Bajo la encina, dedicado al árbol en sus múltiples aspectos.
Más información en www.conjuntolanguedoc.com.ar
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