Desde la confitería del Complejo Teleférico Cerro Otto –a cinco kilómetros del centro de Bariloche– se ve la panorámica más completa de la región. No sólo porque tiene 360 grados de ventanales, sino porque también es giratoria. Tras los vidrios se ve pasar el paisaje como desde una calesita: el brazo Blest del lago Nahuel Huapi, la cordillera andina a pleno con los cerros Tronador, Catedral y López; las islas Victoria, Huemul y Gallina, y los lagos Gutiérrez y Moreno. En el complejo del cerro hay una inesperada exposición artística, con réplicas a tamaño natural de las tres obras cumbre de la escultura de Miguel Angel Buonarroti, La Pietà, el David y el Moisés. En las terrazas hay también un popular perro San Bernardo, aún cachorro, que posa obediente para las fotos. Más abajo, un funicular lleva a la cumbre del cerro a grandes y chicos con un trineo de plástico a cuestas, para tirarse a toda velocidad por tres diferentes pistas. También se hacen caminatas con raquetas para nieve por el bosque.