El pueblo de Rodeo ofrece al viajero una interesante variedad de hosterías, cabañas y campings. Uno de los establecimientos pioneros en el pueblo es El Rancho Lamaral, un hostel construido en una típica casona de campo reciclada con capacidad para 36 personas. Las habitaciones son compartidas y tienen camas tipo cucheta. En la cocina los huéspedes pueden utilizar un horno pizzero, seis hornallas, horno microondas, heladera, freezer y vajilla completa. El hostel fue creado por un grupo de amantes del windsurf en un edificio con forma de “U” con vista al dique y las habitaciones orientadas hacia una galería interna que es el centro de la vida social del establecimiento. Cuenta con un restaurante donde el menú completo con entrada, plato principal, postre y bebida cuesta entre $5 y $10 por persona. La sala de esparcimiento está equipada con sillones, TV, videocasetera, numerosas películas, un equipo de música, biblioteca y juegos de mesa. El alojamiento se cobra $15 por día. Reservas:
[email protected] www.windsurfingzone.com Tel. 0264156702088. Los dueños del hostel organizan también excursiones a la Cueva del Indio ($5), al Cerro Negro ($3), cabalgatas ($5 la hora) y clases de windsurf ($30, incluyendo los equipos, traje de neoprén y simulador).
Los Troncos es un complejo de siete cabañas totalmente equipadas con capacidad para seis personas cada una. El precio por cabaña es de $50 por día (con pileta). Reservas: 02647-493019.
El camping Arroyito lleva 20 años ofreciendo sus servicios que incluyen agua caliente, parrillas, luz eléctrica, pileta, juegos para niños y cuatro cabañas. Reservas: 02647-493034. A orillas del Dique Cuesta del Viento, dentro de un solitario bosque de álamos, hay un parador llamado Fincas del Lago que ofrece una buena base para apreciar el paisaje al abrigo del viento, el frío o el calor. Yendo hacia el norte por la Ruta 150 un cartel anuncia las Playas Fincas del Lago. Son 3 kilómetros por un camino de tierra apto para todo tipo de vehículos, que atraviesa el lecho de un río seco con grandes cañadones a los costados. El parador fue construido en madera y tiene una barra, un gran “estar-comedor” de forma octogonal con paredes de vidrio y una espectacular vista al lago y la Cordillera de los Andes. El lugar es el preferido de los windsurfistas porque dispone de baños químicos, duchas y vestuarios, así como sombrillas, reposeras, sillas y mesas.