De punta a punta, la Argentina ofrece también dulces de toda clase para tentarse a cualquier hora. Empezando por las cañas de azúcar tucumanas. Son famosos los alfajores, en sus variantes regionales o industriales, que rellenos con miel, chocolate o dulce de leche conforman el tentempié más típico de los argentinos. Chocolates, justamente, son la especialidad de Bariloche y otras localidades patagónicas, por herencia suiza. En Córdoba, Villa General Belgrano se especializa en las masas vienesas, y en la Patagonia los colonos galeses impusieron la receta de la torta negra que hacían sus ancestros en Europa. La miel de Traslasierra, las frutas del Alto Valle de Río Negro o de los valles mendocinos, las naranjas del litoral, ya sea al natural o en mermeladas artesanales, se suman a este listado de delicias. Destiladas y en alcohol, muchas se convierten en exquisitos licores, como los que se elaboran en Villa La Angostura, El Bolsón, Esquel y otras zonas productoras de frutas finas: frambuesas, arándanos, calafates, cassis, rosa mosqueta y otras bayas son algunos de los ejemplos más frecuentes.