Poco después, el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Héctor Camacho, y el titular del Ejército, general Guillermo Vásconez, pusieron sus cargos a disposición de Correa.

Aunque las primeras versiones daban cuenta de que los cambios alcanzaban también al titular de la Policía, general Bolívar Cisneros, el ministro de Gobierno, Fernando Bustamente, desmintió que los relevos involucren a esa fuerza.

Los cambios en el área de defensa, informados por las agencias noticiosas Ansa y Prensa Latina y portales de diarios ecuatorianos, resultan una nueva derivación, esta vez interna, de las grietas abiertas por el ataque colombiano a la zona de frontera, en el que murieron 25 personas, entre ellas un ecuatoriano y el número dos de las FARC, Raúl Reyes.

El ecuatoriano muerto, Franklin Aisalla, venía siendo seguido de cerca por la inteligencia ecuatoriana, por sus presuntos vínculos con las FARC, pero esos informes nunca llegaron a Correa, que cruzó duras acusaciones con Colombia.

En la cartera de Defensa asumió este mediodía el analista político Javier Ponce, hasta hoy secretario personal de Correa, según consignó el portal Confirmado.net.

En su discurso de toma de mando, Ponce anunció que promoverá "un cambio estructural" en las Fuerzas Armadas y adelantó que creará una comisión de civiles y militares para analizar la problemática en la institución.

Al término de la asunción, en el Palacio Carondelet, el jefe del Comando Conjunto de las FFAA, general Camacho, y el comandante del Ejército, general Vásconez, anunciaron la puesta de sus cargos a disposición del presidente Correa.

Aunque no se anunció la renuncia de los mandos de la Armada, vicealmirante Livio Espinosa, y de la Fuerza Aérea, general Jorge Gabela, algunos medios locales especulaban con que podrían seguir los mismos pasos que sus pares del Comando Conjunto y del Ejército.

La salida de Sandoval se produjo en medio de crecientes críticas de la oposición y del oficialismo por su presunta incapacidad para controlar a las Fuerzas Armadas.

Algo de eso pareció aceptar el secretario de Defensa, Miguel Carvajal, al aceptar, en declaraciones a la radio quiteña Sonorama, que el cambio del funcionario "obedece a la necesidad de oxigenar el Ministerio, que fue muy criticado en la reciente crisis con Colombia".

Una de las primeras repercusiones del cambio en Defensa llegó justamente de Colombia, donde el canciller Fernando Araújo señaló que su país "lamenta pero respeta esa decisión interna".

"No hacemos ningún tipo de comentario sobre asuntos internos del gobierno de Ecuador", manifestó el funcionario.

"Lamentamos el retiro (de Sandoval), pero ellos tendrán razones para hacerlo", expresó Araújo, quien remarcó que Colombia "nunca se sintió incómoda" con el ministro saliente.

En medio de la movida gubernamental ecuatoriana, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas había solicitado a Correa, a través de un comunicado, una reunión para discutir las críticas del presidente al accionar de sus organismos de inteligencia.

El Comando, que agrupa a los más altos jefes militares, había señalado que en el encuentro se buscaría "mantener un diálogo frontal y transparente sobre este tema, a fin de evitar que se ponga en riesgo la seguridad y estabilidad de la nación", aunque la renuncia posterior de dos de sus integrantes abrió dudas sobre esa gestión.

Correa había asegurado que las agencias de inteligencia militares respondían a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, sigla en inglés), tras declararse sorprendido por desconocer informes de estos organismos que fueron difundidos por medios locales y países vecinos.

Los informes revelaron la supuesta existencia de contactos locales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El jefe de la Policía, Cisneros, en tanto, confirmó que puso su cargo a disposición del jefe del Estado, pero el ministro Bustamente salió al cruce de las versiones sobre su inminente salida. Los medios, sin embargo, daban a Jaime Hurtado como su sucesor.