El radicalismo levantó la apuesta y pidió el tratamiento sobre tablas del proyecto para abrir el debate al respecto y luego, a través de su presidente de bloque, el cordobés Oscar Aguad, reclamó la presencia del jefe de gabinete, Alberto Fernández, para que "explique las razones del fracaso del diálogo" con los referentes del sector agrícola-ganadero.

Pero la jugada radical demostró grietas en la oposición, como cuando el jefe del bloque de la Coalición Cívica, Adrián Pérez, consideró como "una provocación" abrir el debate "en el escenario de conflicto que hoy vive la sociedad", aunque respaldó la propuesta de llamar a la Cámara al jefe de ministros.

Su par del PRO, Federico Pinedo, mostró una postura similar a la Pérez, al sostener que "no parece razonable tratar el proyecto del oficialismo sobre tablas en apoyo a lo que hizo el gobierno, porque nadie sabe lo que hizo el gobierno en el diálogo con el campo".

Al respecto, dijo que no "solo es una burla a la gente" o "una burla a la inteligencia, sino a la institución del Congreso Nacional" y recalcó que los legisladores se enteraron por "la televisión" sobre el fracaso de las negociaciones.

Además acusó al gobierno de estar "boicoteando con un simulacro de negociación" el tema rural y dijo que aprobar el apoyo al Ejecutivo sería "un acto de genuflexión inaceptable de lo que consideramos la dignidad del cuerpo".

Por su parte, el jefe de los diputados K, Agustín Rossi, recordó que su bancada sólo pidió "una preferencia con despacho", pero enfatizó: "reivindicamos todo lo actuado por el gobierno nacional en este proceso".

La secretaria de su bloque, la mendocina Patricia Fadel, respondió la embestida radical y sostuvo que "este Congreso ha acompañado todo el proceso de reconstrucción nacional que llevó adelante el presidente Kirchner" y recordó que "la locomotora", metáfora referida al campo que había utilizado antes el radical Aguad, "necesitaba de políticas reales para poder producir", tras la crisis del 2001.

Y remarcó que "la locomotora fue parada abruptamente en la gran crisis del 2001, con campos abandonados, obreros que tuvieron que emigrar a las grandes ciudades por falta de trabajo. No había nada. Fue la locomotora que puso en marcha el gobierno nacional en estos años", completó Fadel.

No obstante, llamó la atención el cambio del accionar del kirchnerismo en esta ocasión, dado que en otras oportunidades el respaldo a las medidas del gobierno fue más contundente y sin eludir su tratamiento sobre tablas.

La jugada fue justificada en la falta de información sobre el tenor de las negociaciones y la posibilidad de quedar con pocas voces para defender la gestión de gobierno en el recinto, confió una fuente parlamentaria.

El proyecto del oficialismo, presentado el mismo día en que el campo retomó las medidas de fuerza, expresa "apoyo al proceso de diálogo establecido entre el gobierno nacional y las entidades rurales" que "se materializó en resultados concretos a través de medidas que permitieron avanzar en la resolución de problemas planteados por el sector".

También, exhorta a "las entidades rurales y sus bases" a actuar con "responsabilidad social y política, evitando posturas intransigentes" y declara que "la falta de acuerdos específicos se aborda con más diálogo y no con contínuas amenazas de regresar al lockout patronal".