Los camaristas Néstor Rodríguez Brunengo y Milagros Ferreirós estimaron que "el comandante aparece, a la luz de los hechos, como una verdadera víctima de las circunstancias; tanto, que debe contemplárselo como otra de las víctimas que el hecho generó y que deben lamentarse profundamente", según el fallo.

Los jueces de la Sala Séptima del tribunal deploraron que la aerolínea no detectara "los problemas de Weigel, que podían afectar su eficiencia como piloto de avión, considerándolo pese a todos esos factores, apto para volar", aunque un perito estableció que sufría "fatiga de vuelo" y "problemas personales" que "podían desconcentrarlo, afectar su memoria, su atención, llevarlo a cometer errores, disminuir su rendimiento".

"Justamente, esos problemas personales fueron detectados por la Junta que lo culpó del accidente, pero no fueron advertidos por los controles psicofísicos de la demandada (LAPA), para quien Weigel estaba en condiciones de volar el avión siniestrado", destacaron los magistrados.

Ferreirós enfatizó que "no hay dudas de que el fallecido comandante se encontraba afectado en su situación psíquica por problemas, que no pueden conducir sino a un estado no óptimo para tareas tan delicadas".

"La empresa LAPA parece no haber advertido el hecho, y a ello añadió incumplimientos laborales que abonaron la situación precedente, agravándola como el atraso en la concesión de vacaciones de 85 días", agregó.

"Yo no creo que haya habido culpa del comandante en el desarrollo de sus conductas. Creo más bien que hubo un estado inapropiado, producto de situaciones que debieron ser detectadas y contempladas", remató la jueza.

Los camaristas puntualizaron que "a la fecha del accidente hacía dos años que (el piloto) trabajaba sin parar, al punto de tener acumulados setenta días de vacaciones que le adeudaba su empleadora".