22:54 › OFRECIó EL GALARDóN “A LOS QUE SUFREN” CAUTIVERIO
Con una “inmensa emoción”, y con el deseo de “poder responder con altura y sabiduría a las oportunidades que se abren para servir a los que sufren y ser la voz de quienes no pueden expresarse”, recibió la ex candidata a la presidencia de Colombia Ingrid Betancourt (Bogotá, 1961) la noticia de su distinción con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia, que le fue concedido el miércoles en Oviedo.
El galardón la reconoce como símbolo de la lucha por la democracia y la libertad y la distingue por “la fortaleza, dignidad y valentía” con las que se enfrentó “a seis años de injusto cautiverio” por la guerrilla de su país, del que fue liberada hace dos meses por una operación militar en la selva de su país. “Sé que no merezco semejante distinción, pero la recibo con mucho respeto y con mucha humildad”, expresó desde Nueva York la política franco-colombiana, quien dedicó la distinción a su país y a sus compañeros de cautiverio, en especial a los que nunca volverán. El premio, dotado con 50.000 euros y una escultura de Joan Miró, lo recogerá en Oviedo a fines de octubre de manos del príncipe de Asturias.
Dos meses después de su espectacular liberación mediante una operación militar que puso fin a seis años de secuestro en la selva colombiana a manos de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la mayor guerrilla del país), Betancourt recibe un galardón con el que se premia, según la Fundación Príncipe de Asturias, su “lucha a favor de la democracia” y su “esperanzador ejemplo de dignidad y valentía”, que la ha convertido en “un símbolo mundial de la libertad y de la resistencia humana ante las más duras adversidades”.
En el “maravilloso suceso” de esta distinción, tal y como la calificó el miércoles, Betancourt quiere ver, dijo, “un feliz presagio para quien sí la merece: mi amada patria, Colombia, sedienta de concordia y paz”. “Me atrevo a recibirla”, aseguró, “en nombre de mis compañeros secuestrados, aquéllos que están esperando su turno para la libertad, y con mucho amor, en nombre de mis compañeros que no volverán, aquéllos que murieron en la selva: Guillermo Gaviria, Gilberto Echeverri, los 11 diputados del Valle del Cauca y el Mayor Guevara”. “Quisiera”, expresó, “que este premio aliviara la tristeza de sus familias, como reconocimiento a su gran sacrificio”. El jurado consideró que la galardonada “personifica a todos aquéllos que en el mundo están privados de libertad por la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la violencia terrorista, la corrupción y el narcotráfico”. La candidatura de Ingrid Betancourt se impuso en la última votación por sólo cuatro votos de diferencia: obtuvo 16 de los 28 sufragios. El jurado estuvo muy dividido y un amplio sector mantuvo hasta el final el respaldo a la propuesta de galardonar la labor en favor de los afectados por las minas antipersonas del jesuita asturiano Enrique Figaredo, obispo de Battambang (Camboya) y primo del ex vicepresidente del Gobierno y ex director gerente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato.
Por Javier Cuartas, desde Oviedo. El País, especial para Página/12(Versión para móviles / versión de escritorio)
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