La caída de alguno de los colosos estadounidenses de los automóviles actualmente en serios problemas, General Motors y Ford, "no sería una buena cosa, es algo que debe ser evitado", reconoció Paulson durante una audiencia ante el Comité de Servicios Financieros de la cámara de representantes.

"Pero creo que cualquier solución debe ser una solución que conduzca a una viabilidad de largo plazo, una viabilidad sustentable", añadió Paulson, según un despacho de la agencia Ansa.

Para Paulson "hay otras maneras" de rescatar a las automotrices.

En ese sentido, el jefe del Tesoro recordó que el Congreso ya aprobó el desembolso de 25.000 millones de dólares en fondos de emergencia para las automotrices, las cuales -sin embargo- reclaman ahora otros 25.000 millones para escapar de sus problemas de falta de liquidez y posible bancarrota.

"No creo que ese sea el sentido" del paquete de salvataje de 700.000 millones de dólares, dijo Paulson.

El Congreso aprobó ese plan "para lidiar con la estabilidad del sistema financiero" y no con los problemas de las fábricas de automóviles, afirmó.

Ford difundió alarmantes cifras de pérdidas en los últimos días y General Motors afirmó que la falta de liquidez puede conducirla en breve a la bancarrota.

Los gigantes de Detroit cuentan con el apoyo de los demócratas, pero enfrentan la firme negativa del gobierno saliente.

Durante la audiencia de hoy, el diputado demócrata Paul Kanjorski, de Pennsylvania, aseguró que la caída de las automotrices estadounidenses puede resultar en la pérdida de tres millones de puestos de trabajo.

Kanjorski defendió la posibilidad de utilizar parte del paquete de salvataje financiero para asistir a las fábricas de automóviles.

"Todos tendemos a estar de acuerdo aquí con el hecho de que, si estamos al borde del precipicio, estamos dispuestos a tomar ese riesgo", señaló.