Zelaya habló ante decenas de seguidores hondureños después de arribar a Las Manos, 260 kilómetros al norte de Managua, adonde llegó por segunda vez en los últimos dos días rodeado de gran cantidad de periodistas de todo el mundo.

"Hoy vamos a poner aquí campamentos, con agua y comida, y aquí vamos a estar hoy en la tarde, hoy en la noche, mañana en la mañana, esperando a los compatriotas que vienen y a mi familia", afirmó Zelaya, megáfono en mano y permanentemente vitorado por sus seguidores.

El mandatario agregó que no cederá en sus pretensiones de regresar a Honduras porque "el mundo nos apoya y todos los presidentes han condenado a la oligarquía que dio este golpe de Estado".

El derrocado gobernante anunció que allí esperará a sus hijos, a su esposa Xiomara Castro y a su madre, Hortensia Rosales, quienes denunciaron también hoy que no pueden llegar a la frontera por los retenes militares del Ejército hondureño ubicados en la provincia de El Paraíso.

Aunque Zelaya no explicó si él dormirá en el campamento, se supo que el martes se verá en Washington con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.

El desplazado mandatario llegó hoy a Las Manos, pero esta vez ni siquiera intentó entrar a territorio hondureño, algo que sí hizo ayer, en su segundo intento desde el golpe de Estado del 28 de junio.

"El pueblo hondureño no está dispuesto a aceptar dictaduras de ninguna índole", remarcó, mientras lo protegían policías nicaragüenses uniformados, además de sus habituales guardaespaldas de civil.

Mientras, nicaragüenses y hondureños que lograron traspasar la frontera gritaban los ya clásicos "Viva Mel", "Mel, aguanta, el pueblo se levanta", y "El pueblo, unido, jamás será vencido".

"Están ante el presidente de la República electo por la voluntad popular; nunca vamos a aceptar un presidente que lo pongan los militares. En Honduras, al presidente lo nombra el pueblo", aseguró.

Hasta última hora, el gobierno de facto no se había expresado sobre el nuevo movimiento de Zelaya, como sí lo hizo anoche, cuando el mandatario golpista, Roberto Micheletti, consideró "irresponsable" al jefe de estado depuesto, al que acusó de "poner en riesgo la vida de los ciudadanos".

En esa misma intervención, Micheletti consideró de "muy poca seriedad" el accionar de Zelaya y reiteró que si ingresa a suelo hondureño será arrestado por las fuerzas de seguridad.

La zona de frontera vivió una tensión permanente hoy, pese a lo cual cientos de seguidores de Zelaya de varias localidades llegaron a Nicaragua desde la montaña de Honduras, escapando a los retenes militares.

"Ustedes están logrando con su fuerza establecer una nueva sociedad para que las nuevas generaciones tengan las suficientes garantías para que nadie vuelva a humillarlos. Los derechos del pueblo no se venden ni se rinden ante nadie", afirmó el mandatario.

En tanto, el máximo jefe militar de Honduras, general Romeo Vásquez Velásquez, ofreció trasladar vía aérea a la familia del presidente desplazado para que se reúnan con él.

El jefe de las Fuerzas Armadas de Honduras dijo que la oferta la hizo llegar a la esposa de Zelaya, Xiomara Castro, a través de los comandantes militares de la zona. El jerarca habló con la cadena televisiva CNN.

Para entonces, además de Xiomara, la madre de Zelaya, Hortensia Rosales, y sus hijos Hortensia y José Manuel, estaban en la comunidad de Arenales, antes de Danlí, lejos de la frontera con Nicaragua.

Es que el régimen de Micheletti había fortalecido la presencia militar en la frontera y extendido el toque de queda, para impedir el paso de manifestantes.

Una fuente de las Fuerzas Armadas dijo a Ansa que en la frontera hay alrededor de 5000 militares y 3000 policías, principalmente en el sector de Las Manos. En la carretera que de Tegucigalpa conduce a Las Manos se ubicaron siete retenes.