Zapata, un albañil de 42 años, había iniciado la huelga de hambre el 3 de diciembre pasado para protestar por el trato recibido en prisión. Estaba detenido en una cárcel de Camaguey, en el este del país, pero debido al deterioro de su salud fue trasladado la semana pasada a un hospital penitenciario de La Habana y de éste, el lunes, a otro centro asistencial de mayor complejidad, también en la capital, donde falleció ayer.

Formaba parte de un grupo de 75 disidentes detenidos en 2003, de los cuales 52 continúan encarcelados, y estaba condenado a 18 años de cárcel por "desacato a la figura del Comandante" Fidel Castro.

En un comunicado difundido en Washington, AI reclamó la liberación "inmediata e incondicional de todos los presos de conciencia" en Cuba y subrayó "la necesidad urgente" de que el gobierno de la isla "invite a expertos internacionalesö para que "verifiquen el respeto de los derechos humanos".

Raúl Castro, por su parte, "lamentó" la muerte de Zapata y "aseguró que este hecho es el resultado de la relación con Estados Unidos", afirmó el sitio web oficial Cubadebate.cu.

En Cuba "no existen torturados, no hubo torturados, no hubo ejecución; eso sucede en la base de Guantánamo", dijo Castro durante un acto del que también participó el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, de visita en la isla, según Cubadebate.

Elizardo Sánchez, vocero de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), considerada ilegal pero tolerada por el gobierno, afirmó que Zapata "fue golpeado durante los siete años que estuvo en prisión", en los que "recibió tortura física y también psicológica".

Sánchez denunció además que tras la muerte de Zapata "se ha desatado una oleada de represión política" y aseguró que unos 30 disidentes fueron detenidos o retenidos en sus casas entre ayer y hoy para evitar que asistieran al sepelio, que estaba previsto para esta tarde en Banes, en la provincia de Holguín, a unos 800 kilómetros al este de La Habana.

Según la CCDHRN, Zapata es el primer opositor que muere en cárceles cubanas desde 1972. La madre de Zapata, Reina Luisa Tamayo, sostuvo en declaraciones al diario estadounidense El Nuevo Herald que la muerte de su hijo fue "un asesinato premeditado" y que de ese modo las autoridades cubanas "acabaron con la existencia de un luchador por los derechos humanos".

En tanto, el gobierno de Estados Unidos manifestó, a través de un comunicado del Departamento de Estado, que la muerte de Zapata pone de relieve la "injusticia" del encarcelamiento de más de 200 "prisioneros políticos" en Cuba que "deberían ser puestos en libertad sin retrasos".