22:06 › UNA GUERRA QUE NO CESA
Dos meses después de las elecciones legislativas del 7 de marzo y tres semanas después de la muerte de los dos principales jefes de la rama iraquí de Al Qaida, muertos en una operación conjunta estadounidense-iraquí, Irak vivió el día más sangriento del año con la muerte de al menos 102 personas, en atentados que tuvieron como blancos principales a obreros de una fábrica textil y a las fuerzas de seguridad.
Los atentados más mortíferos golpearon Hilla, a 95 km al sur de Bagdad. Dos coches bomba estacionados en el estacionamiento de una fábrica textil estallaron a la salida del personal. Cuando los policías y los socorristas llegaron al lugar se produjo una tercera explosión. Al menos 50 personas murieron y 155 quedaron heridas en este triple atentado, según el último balance del hospital de Hilla.
Pocas horas antes, una bomba estalló cerca de una mezquita chiita en la ciudad de Suwayra, a unos 60 km al sur de Bagdad. Cuando los transeúntes acudieron para socorrer a las primeras víctimas, un segundo coche bomba estalló en el lugar. Once personas murieron y 70 resultaron heridas en este doble atentado.
Al comienzo de la tarde, otras 20 personas murieron y 73 resultaron heridas en un nuevo ataque, también con coche bomba en Basora, la gran ciudad del sur del país. La explosión se produjo hacia las 18, en un mercado del centro de la ciudad, situada a 450 km al sur de la capital.
En Bagdad, en tanto, nueve integrantes de las fuerzas de seguridad murieron en una quincena de ataques con armas automáticas y bombas contra retenes de la policía y el ejército. Un total de 24 personas quedaron heridas, en su mayoría miembros de las fuerzas de seguridad.
"Se trata de operaciones coordinadas que forman parte de las acciones terroristas a las que deben enfrentarse cotidianamente las fuerzas de seguridad", dijo el portavoz del comando militar de Bagdad, Qassem Atta, al comentar los ataques. Según Atta, los terroristas asaltantes estaban disfrazados de obreros municipales.
Más de 11.500 policías y militares han sido asesinados desde la invasión de Irak, dirigida por Estados Unidos en 2003. Entre las otras víctimas de esta jornada sangrienta figuran un civil y tres guardaespaldas del alcalde de Tarmiya, a 45 km al norte de Bagdad, muertos en un atentado contra el funcionario, quien resultó herido, así como otras 15 personas.
En Iskandariya, 50 km al sur de Bagdad, dos personas murieron en la explosión de una bomba en un almacén. En Faluya, dos civiles y dos policías murieron en atentados contra domicilios de integrantes de las fuerzas de seguridad. En Mosul, 350 km al norte de Bagdad, dos peshmergas (combatientes kurdos) murieron en un atentado suicida con coche bomba.
Se trata de la jornada más sangrienta en Irak desde el 8 de diciembre pasado, día en que al menos 127 personas murieron en cinco atentados.
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