El uruguayo Carlos Cano, piloto de la aeronave, llegó a la costa, donde fue auxiliado por peones de una estancia con abrigos y bebidas calientes tras lo cual fue trasladado a Montevideo con síntomas de hipotermia, publicó El País digitial.

Por su parte, la Fuerza Aérea del Uruguay (FAU) confirmó que un coronel de ese cuerpo habló con Cano quien "está muy bien", aunque se encuentra sometido a estudios médicos pero "está totalmente" fuera de peligro.

En tanto, los rescatistas, apoyados por un barco remolcador de la Armada, intentaban liberar el cuerpo del segundo hombre involucrado en el accidente.

Allegados al estudio de abogados Ferrere dijeron a la prensa uruguaya que el otro tripulante del helicóptero sería el prestigioso jurista Daniel Ferrere, socio del bufete.

Según las primeras informaciones, Ferrere era quien pilotaba el helicóptero, ya que la nave tiene dos comandos. En la FAU señalaron que ya lograron encontrar la cola del helicóptero y siguen en la búsqueda de la cabina. "Será cosa de poco tiempo", señalaron.

El último eco-radar se constató a las 10.40 de la mañana, a 3,6 kilómetros noreste de Santiago Vázquez. A esa hora, viajaba a una altura de 60 metros y según la Dirección Nacional de Meteorología, hoy de mañana la visibilidad era escasa debido a bancos de niebla.

Se trata de un helicóptero Bell, modelo 206. La matrícula del mismo es N527, monomotor, de color azul con blanco. Fuentes cercanas a la Fuerza Aérea informaron que Cano es uno de los más expertos aviadores que hay en el país y especialista en pilotar helicópteros.

En tanto, el corresponsal de El País en la ciudad de San José -la zona donde se produjo el accidente- contó que sobre las 14 horas llegó al lugar un helicóptero de Presidencia de la República con unos 10 rescatistas y buzos, que buscan el cuerpo desaparecido.

Luego, arribó un remolcador de la Armada para sacar del agua al helicóptero, que no se ve a simple vista desde la playa, relató el corresponsal. El juez letrado de la ciudad de Libertad, Pablo Misa, ya se hizo presente en el lugar.

En cuanto a la reacción del aviador, buzos profesionales consultados por El País digital explicaron que con "las ropas mojadas, el calor corporal se pierde más rápido y la hipotermia llega antes; más aún en esta época del año donde la temperatura del agua no supera los 10 grados".

"El piloto debió sufrir un fuerte shock emocional por la caída y el golpe contra el agua, lo que hizo bajar sus defensas naturales y lo obligó a un doble esfuerzo", agregaron.