21:07 › CAUSA ESMA
El pedido de la querella se produjo luego de que una testigo en el juicio por los crímenes cometidos en la ESMA comprometiera al cardenal en el secuestro de los sacerdotes jesuitas Francisco Jalics y Orlando Yorio durante la dictadura, al declarar que el entonces provincial de la Compañía de Jesús les quitó el permiso de ejercer "por razones ideológicas".
El pedido lo realizó ante el Tribunal Oral Federal 5 el abogado querellante Luis Zamora luego de que en la audiencia de hoy la ex detenida-desaparecida María Elena Funes relatara el secuestro de los curas Francisco Jalics y Orlando Yorio, a quienes el ahora arzobispo porteño les había quitado la licencia.
Bergoglio era desde 1973 provincial de la Compañía de Jesús, la orden de los jesuitas a la cual pertenecían los dos sacerdotes, que ejercían su labor pastoral en una villa del Bajo Flores donde vivían, ya que habían adoptado "la opción por los pobres" y adscribían a la llamada "Teología de la liberación", según recordó la testigo.
Funes, que también realizaba labores de alfabetización y evangelización en esa villa, dijo que Yorio le había relatado que el jefe de la orden les había quitado el permiso de ejercer en la villa "por razones ideológicas". Dijo que en un encuentro, el ya fallecido Yorio le dijo que "Bergoglio nos está pidiendo que nos vayamos de la villa y nosotros queremos seguir trabajando con los más pobres".
Recordó que ambos sacerdotes se quedaron sin el respaldo de su superior y que esa misma semana fueron secuestrados "en un gigantesco operativo" y llevados a la ESMA, donde Yorio y Jalics permanecieron secuestrados durante cinco meses y liberados por una gestión vaticana. Funes misma era catequista en la villa junto con los religiosos y un grupo de compañeros y compañeras de catequesis, que se había formado en el colegio del Sagrado Corazón de Castelar, en el oeste del Gran Buenos Aires y del Colegio Jesuita de la Universidad de El Salvador.
De ese grupo fue secuestrada también Mónica Mignone, la hija desaparecida del fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Emilio Mignone, quien fue el primero en denunciar la presunta responsabilidad del ahora arzobispo de Buenos Aires en el secuestro de los curas. Funes dijo que Bergoglio le envió una nota al por entonces obispo de Morón, Miguel Raspanti, advirtiéndole que los dos jesuitas podían pedirle seguir desarrollando en esa diócesis su labor pero que eran "algo así como malísimos" y que "estas dos personas no deberían ser aceptadas".
Explicó que Raspante era uno de los obispos de mayor preocupación por la seguridad de los curas que realizaban trabajo social en barrio marginales y por ello "no quería que ningún sacerdote no estuviera bajo la protección de la Iglesia". La testigo relató que durante su cautiverio en la ESMA fue interrogada sobre la actividad de Jalics y Yorio, y que en los días siguientes varios de los catequistas fueron liberados. Yorio se retiró luego del episodio de los jesuitas y pasó a desempeñarse en la diócesis de Quilmes junto al fallecido obispo Jorge Novak, en tanto Jalics vive en Italia y en un libro de 1999 reiteró sus criticas al proceder de Bergoglio.
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