Los farmaceúticos Marcos Frydman y Ana María Nahmod -dueños de la farmacia Lancestremere, en la esquina de las calles Sarmiento y Talcahuano, en el microcentro porteño- recibieron penas de seis años de prisión.

La misma condena recayó a los mexicanos Rubén Rodríguez Cano, Luis Aurelio Rocha Mendoza, Miguel Angel Sierra Chávez, Jorge Alejandro Jerónimo Lira, Rodrigo Lozano Rodríguez, Jesús Paulo Arroyo Vergara, Edgar Daniel Rocha Mendoza, Salvador Barrera Valdez.

A Mario Raúl Ribet, sindicado como proveedor de la materia prima, le correspondió cuatro años y tres meses de prisión, aunque la fiscalía había pedido para él la condena más elevada de todas: siete años y medio de encierro.

Igual condena -cuatro años y tres meses- recayó sobre los mexicanos Salvador de la Cruz Acuña y Roberto Domínguez Martínez, quienes fueron detenidos en noviembre de 2008 en el aeropuerto de Ezeiza con nueve kilos de metanfetamina. Los hermanos Héctor y Guillermo Salomón, acusados de desviar efedrina de la droguería de su propiedad, recibieron cuatro años.

Las absoluciones beneficiaron a Sebastián Martín Segovia, sobrino de Martín Segovia, llamado "rey de la efedrina", y a Carlos Manuel Poggi, director de Desarrollo Industrial de la Municipalidad de General Rodríguez, quien estuvo acusado de alquilar un galpón donde se guardaba la droga. También recibieron la absolución Ariel Alejandro Mancuso, Claudio Daniel Mancuso, y el mexicano José Luis Alejandro Velasco Colón.

En el proceso se juzgó el accionar de una banda mixta de argentinos y mexicanos que elaboraba efedrina para su venta al exterior en una casa quinta de Ingeniero Maschwitz, partido bonaerense de Escobar, donde funcionaba un laboratorio clandestino.

El lugar fue allanado en julio de 2008 por el entonces juez federal de Zárate-Campana Federico Faggionato Márquez -quien luego fue destituido- y durante la investigación se detuvo al mexicano Jesús Martínez Espinoza, sospechado de ser el líder de la banda, y a Martín Segovia, conocido como el "rey de la efedrina".