Las preferencias por Rousseff, candidata del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), se estabilizaron en un 54 por ciento según la encuesta del instituto Datafolha, mientras que el gobernador de San Pablo y candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), José Serra, sumó 46 por ciento.

Con el avance de Serra en otras encuestas que lo ubican entre seis y cuatro puntos por detrás de Rousseff, el PT decidió jugar a fondo al popular Lula, cuyo gobierno tiene el apoyo récord del 81 por ciento de los brasileños, según una encuesta de Datafolha divulgada hoy.

Pero esa aprobación récord de Lula también muestra, según la encuestadora, que el 40 por ciento de las personas que respaldan su gestión están decididos a votar en su candidata, pero otro 40 por ciento sostiene ser indiferente a ese vínculo directo.

Rousseff y Serra se enfrentarán en un debate mañana domingo en el canal RedeTV y esperarán la convención del Partido Verde, de la tercera colocada, Marina Silva, sobe la posición frente al balotaje.

La ex ministro de Medio Ambiente de Lula cosechó casi 20 millones de votos en la primera vuelta, que pueden resultar decisivos para definir el balotaje.

Lula utilizó hoy en Belo Horizonte la estrategia que le sirvió a él en las elecciones victoriosas de 2002 y en la reelección de 2006, y afirmó que "entre las elites dominantes y el pueblo, Dilma estará con el pueblo", durante una caravana de campaña.

El presidente dijo que las clases ricas "fueron las que más ganaron dinero" durante su gobierno pero "no toleran" ser gobernados por un metalúrgico como él ni por una mujer.

Irritado cuando recibió señales negativas al paso de la caravana por el barrio más rico de Belo Horizonte, Mangabeira, Lula explicó: "Esta situación me provoca una sensación extraña. Los ricos fueron los que más ganaron dinero en mi gobierno. Pero ellos no pueden superar el prejuicio de ver a un metalúrgico en la presidencia".

Lula acusó a Serra de hacer una campaña "vergonzosa" diseminando "prejuicios" y haciendo "terrorismo" contra Rousseff. "Es una vergüenza la campaña de nuestro adversario, atacando a Dilma. Es una vergüenza el prejuicio contra la mujer que irradian los ataques en la Internet. Es una vergüenza porque hacen una campaña mintiendo y difamando", afirmó Lula.

El mandatario afirmó que "desde el submundo religioso también es una vergüenza la campaña que se hace contra Dilma", en referencia a los rumores que circularon en la campaña de que la candidata iba a legalizar el aborto.

"Eso es falta de hombría", subrayó Lula en un discurso en la zona este de Sao Paulo, capital del estado gobernado por la oposición, clave porque es el primer distrito electoral del país.

Para Lula, la campaña opositora apoyada en un discurso de los sectores ultraconservadores católicos y evangélicos "crean terrorismo en la buena fe de las personas" y recordó que durante toda su vida sufrió de prejuicios en San Pablo.

Y puso como ejemplo la campaña de 2002 en la que ganó la presidencia, precisamente contra Serra. "El pueblo dijo basta. Basta de mentiras, basta de mentiras contra los nordestinos, contra los obreros, contra los pobres", afirmó el presidente.

El viernes por la noche en San Pablo Lula tomó las riendas de la campaña para lanzar su estrategia contra la figura de Serra, en un aumento del tono discursivo de la campaña, al acusarlo de haber sido como ministro el impulsor de las privatizaciones en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).