Mar 25.01.2011

23:55  › TRAS LA DERROTA EN LAS LEGISLATIVAS

Obama da por superada la crisis y exhorta a los republicanos a trabajar en conjunto

La creación de empleo y los recortes al gasto público, con congelamiento parcial de los sueldos públicos por cinco años, serán los ejes del presidente estadounidense Barack Obama en el discurso anual sobre el Estado de la Unión que dará esta noche. Obama considerará a la estabilidad económica como una misión cumplida desde su llegada a la presidencia y avanzará sobre las medidas para afrontar el índice de desempleo que se ubica en el 9,4 por ciento. También dirigirá un mensaje de cooperación a los republicanos, que dominan la Cámara de Representantes.

Los voceros del presidente norteamericano adelantaron que el foco del discurso será: "Asegurarnos de que somos competitivos, de que crecemos, de que creamos empleos no sólo ahora sino que los seguiremos creando en el futuro". Y, entre sus propuestas, Obama insistirá en la necesidad de aumentar las exportaciones.

Según lo adelantado por la Casa Blanca, el presidente estadounidense también se referirá al fuerte déficit presupuestario, de más de 1,300 millones de dólares y la necesidad de recortar la deuda. Para ello, se anticipa una intensa batalla con la oposición republicana, que controla la Cámara de Representantes y reclama fuertes límites en los gastos.

Obama quiere aprovechar la oportunidad para reforzar su imagen de centrista tras la dura derrota electoral del mes de noviembre, que obligó a rehacer todos sus planes para los dos años que le restan en el poder. El presidente demócrata parece haber dejado de lado ambiciosos proyectos legislativos como la lucha contra el cambio climático y propone ahora más gasto en educación e investigación.

Los republicanos, que dominan la Cámara de Representantes, sólo quieren hablar por el momento de cómo recortar el déficit. "Todo está encima de la mesa", aseguró el líder de la mayoría republicana en la Cámara, Eric Cantor, aunque sólo aludía a los recortes del gasto.

La imagen de Obama ha mejorado paulatinamente desde la "paliza" electoral de noviembre, hasta sobrepasar el 50 por ciento de aprobación, según las últimas cifras de la firma de sondeos Gallup.

El presidente consiguió hace dos semanas, con un vibrante discurso, aunar las esperanzas del país y atenuar el tremendo impacto de la masacre de Tucson (Arizona), donde un joven asesinó a seis personas e hirió a 14 más al intentar matar a balazos a una representante demócrata.

Obama también logró varias aprobaciones de leyes clave en la etapa final del Congreso precedente, en particular la aprobación de forma bipartidista del tratado START de desarme nuclear con Rusia, que hoy fue aceptada por la Duma.

"Es una buena guía" para el futuro, indicó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs. El funcionario abandonará en breve su cargo, como varios colaboradores de importancia de Obama, que aprovechó la crisis post-electoral para reorganizar su estrategia y su gobierno.

Los republicanos por su parte tampoco tienen un inicio de curso legislativo fácil, y deberán contar con un ala conservadora representada por el movimiento del Tea Party, que acosa a la jerarquía del partido en el Congreso con propuestas radicales.

Esas divisiones quedarán reflejadas hoy, cuando se espera que la congresista Michele Bachmann, miembro del Tea Party, realice un discurso ante los planteamientos de Obama, al margen de la respuesta oficial del partido republicano.

Los miembros del Tea Party, un movimiento popular y populista que ha quebrado el tradicional sistema bipartidista estadounidense, proponen entre otros proyectos el cierre total de departamentos como el de Educación o el de Comercio.

Son planes sin muchas posibilidades de ser aprobados, ni siquiera en la Cámara de Representantes dominada por los republicanos. Los demócratas, que dominan el Senado, y republicanos, con ventaja en la cámara baja, no esconden, de forma privada, que el equilibrio de poder los obliga a trabajar conjuntamente.

Un primer signo de ese posible espíritu de cooperación fue la decisión conjunta de mezclarse en las bancadas del Congreso durante el discurso, como signo de unidad nacional.

Además de mencionar el déficit o la situación del empleo, Obama tiene que abordar la delicada cuestión de la retirada de tropas de Afganistán a mediados de año, un tema en el que su gobierno ha mandado signos contradictorios, o la falta de progreso en las negociaciones sobre la paz en Oriente medio.

La reforma migratoria integral sigue también en el aire, y la Casa Blanca no dio señales sobre cuál podría ser la mención específica del tema en el discurso de Obama.

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