Vie 29.04.2011

22:50  › CONDENAS POR EL CASO URBANI

El peso de la ley sobre el reclutador

Oscar Pérez Graham recibió una condena a 27 años de cárcel, por haber reclutado a menores de edad para cometer en 2008 el asalto en el que asesinaron al músico Santiago Urbani en su casa del partido bonaerense de Tigre. Los jueces entendieron que su rol es "el más claro ejemplo del aprovechamiento de menores" en la comisión de delitos.

La sentencia fue dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de San Isidro contra Oscar "El Pelado" Pérez Graham (44), en tanto que a otro de los partícipes del homicidio, Emiliano Herrera (21), se le aplicó una pena de 20 años.

"Si bien las penas son altas y de cumplimiento efectivo, no es por lo que nosotros vinimos. Los quiero ver adentro hasta el día en que se mueran, no quiero verlos pisar la calle", dijo al término de la lectura de la sentencia Julia Rappazzini, madre de Santiago, que reclamaba prisión perpetua. La mujer sostuvo, sin embargo, que "es importante la condena porque no es que salieron una noche a bailar, a ver qué hacer. Salieron con un plan para matar, con armas cargadas, cada uno tenía su rol y cualquiera que hubiera fallado no se llegaba a este fin". Por su parte, uno de los abogados de la familia Urbani, Eduardo Rigotti, se expresó en el mismo sentido y dijo que analizará los fundamentos de los jueces antes de decidir si apelará el fallo.

A los acusados se los halló responsables de "homicidio en ocasión de robo producido mediante la utilización de un arma de fuego", pero a Pérez Graham se le sumó el agravante de "la intervención de menores de edad", ya que durante el juicio se acreditó que instigó y dirigió a los adolescentes en su actividad delictiva.

Además, los jueces declararon a Pérez Graham "reincidente", lo que le impedirá obtener el beneficio de libertad condicional y tendrá que cumplir en la cárcel el total de la pena aplicada. Las condenas fueron menores a las pedidas por los fiscales Cosme Iribarren y Rodrigo Caro, quienes habían reclamado reclusión y prisión perpetua para Pérez Graham y Herrera, respectivamente, al entender que habían cometido un homicidio calificado "criminis causae", es decir, matar para ocultar otro delito (en este caso el robo) y lograr la impunidad.

Según determinaron los jueces María Angélica Etcheverry, Luis Rizzi y Federico Tuya en el fallo, ambos acusados no mataron para ocultar el robo, pero tuvieron una activa participación en el hecho que se estaba cometiendo en la casa de la víctima. En ese sentido, entendieron que se representaron o debieron representarse la posibilidad de la utilización de las armas de fuego que portaban, más allá de no haber sido quienes efectuaron el disparo mortal, ni se encontraban en el mismo lugar que el menor de edad que sí lo hizo.

A fin de determinar el tipo penal aplicable (homicidio en ocasión de robo), se tuvo en cuenta que cuando se efectuó el disparo que mató a Urbani sólo se encontraban en un dormitorio un ladrón adolescente y la víctima. En tanto, Pérez Graham estaba dentro de un auto estacionado en la puerta de la casa, y Herrera se encontraba en otro lugar de la casa junto a la hermana y la madre de Urbani, dijeron en el fallo. Se acreditó que, tras escuchar el balazo, Herrera se dirigió a ver qué había ocurrido y luego junto, con otro cómplice también menor de edad, decidieron retirarse de la casa y sólo quedó en el interior el autor del disparo.

Por el crimen ya hay dos adolescentes que fueron declarados responsables en otro juicio que realizó el año pasado el Tribunal de Responsabilidad Penal Juvenil 3 de San Isidro, pero a quienes se les aplicará la pena a mediados de año, cuando cumplan 18 años. En ese primer debate, los menores de edad también habían sido sentenciados por "homicidio en ocasión de robo", que tiene una pena de 10 a 25 años de prisión, pero la sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías de San Isidro modificó esa figura a "homicidio criminis causae", que prevé prisión perpetua.

El hecho ocurrió la madrugada del 10 de octubre de 2009, cuando cuatro delincuentes interceptaron a Urbani mientras estacionaba su auto y lo obligaron a ingresar a su casa de la avenida Liniers 1988, de Tigre, donde dormían su madre y su hermana. Mientras los delincuentes juntaban los objetos de valor y los cargaban en el auto de Santiago, el joven músico fue asesinado en el cuarto de su hermana de un escopetazo en la cabeza. Los delincuentes escaparon con 2000 pesos, alhajas, electrónicos, electrodomésticos, dos guitarras eléctricas que eran de Santiago y calmantes medicinales.

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