Luego de repasar los datos duros del crecimiento económico que indican, entre otras cosas, que la Argentina es el segundo exportador mundial de maíz, cuya cosecha superará los 28 millones de toneladas previstos, el primero en aceite de soja, biodisel y jugo de limón, agradeció a los pobladores de Chacabuco por "no haber claudicado en los momentos difíciles y de duda, en el 2008, cuando parecía que el mundo se caía a pedazos".

Más adelante recordó la figura de su antecesor y compañero, Néstor Kirchner, "quien con apenas el 22 por ciento de los votos tuvo el coraje de plantarse contra los paradigmas vigentes al afirmar que no íbamos a pagar la deuda externa con el hambre del pueblo. (...) Ahora, esta Argentina, que ha crecido de una manera increíble, tiene el desafío de agregar valor a nuestros productos primarios en el lugar de origen. La política y la Patria son una realidad que hemos construido entre todos".

"Si de algo estoy orgullosa -agregó- es de haber recuperado nuestra autoestima, haber impulsado a miles de jóvenes a creer en nuestra Patria y en nuestra historia." Finalmente, la Presidenta afirmó que "necesitamos más solidaridad entre todos nosotros: no hay país para unos pocos si al resto le va mal; el crecimiento nos tiene que llegar a todos".

Al responder una consigna gritada desde la tribuna, Cristina recordó a los presentes que nadie la tocaría, que "el único que me tocaba ya no está más", y exhortó a fortalecer "la esperanza, a apartar las piedras que nos pongan en el camino, o a saltarlas si fueran muy grandes: no perdamos el tiempo en pelear. No cuenten conmigo para dividir a los argentinos", concluyó.