17:02 › OTRA RESPUESTA DE PIñERA
Mientras el presidente chileno hablaba en la Asamblea General de la ONU acerca de "mejorar la educación de nuestros jóvenes", 180 mil estudiantes que marchaban por el centro de Santiago en reclamo de una educación pública y de calidad fueron castigados con gases lacrimógenos y carros hidrantes. La jornada de protesta se desarrolló en el marco de un nuevo paro general de docentes y de varios gremios que apoyan las demandas de los universitarios y secundarios.
La Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), que reúne a las agrupaciones de universitarios, convocante de la jornada de paro nacional y movilización, calificó hoy de "exitosa" la marcha en Santiago y consideró, por lo tanto, que el movimiento estudiantil no está desgastado tras cuatro meses de conflicto y más de 30 manifestaciones, todas masivas.
Según la organización, la convocatoria reunió a 180 mil personas en el céntrico Parque Almagro tras recorrer varias cuadras por la Alameda, principal avenida metropolitana. El número de manifestantes "es una señal de que nosotros mantenemos, además del nivel de gente en la marcha, un nivel de convencimiento muy alto, esto es permanente", sostuvo la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Camila Vallejo.
El presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (Feuc), Giorgio Jackson, también destacó la alta adhesión y afirmó que la convocatoria demuestra que es "la mayoría de Chile la que quiere volcarse a una educación pública".
"Claramente hoy día le hemos tapado la boca al Gobierno, a un Gobierno que dijo que estábamos desgastados; nosotros le decimos que tenemos este parque lleno de convicción y alegría", subrayó el presidente de la Federación de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), Camilo Ballesteros, según informó la versión on line del diario El Mercurio.
Por parte de los secundarios, la vocera de la Confederación de Estudiantes Secundarios (Cones), Danae Díaz, remarcó que "no hay desunión" entre los estudiantes y afirmó que "la lucha por una educación gratuita y de calidad no debe acabar".
En el acto de cierre también participaron dirigentes de las federaciones de estudiantes de las universidades privadas (en el país, la mayoría de los colegios son pago así como la totalidad de las universidades con aranceles que fluctúan entre los 500 y 600 dólares) Diego Portales, Alberto Hurtado y Universidad Central, cuya presencia fue destacada por los miembros de la Confech, cuya convocatoria obtuvo la adhesión de decenas de agrupaciones sindicales y sociales.
Frente a la masiva manifestación, desde el gobierno, el ministro vocero, Andrés Chadwick, reconoció que los dirigentes estudiantiles "son muy buenos líderes para convocar a movilizaciones" pero "lo que necesita el país es que ese mismo liderazgo lo ejerzan y lo cumplan para convocar a una mesa de trabajo" para dialogar con las autoridades.
Tras un primer acercamiento hace un mes en una reunión en La Moneda, presidida por el presidente, Sebastián Piñera, y una propuesta posterior elevada por el ministro de Educación, Felipe Bulnes, los dirigentes exigieron una serie de garantías para sentarse en la mesa de diálogo, de las cuales solo dos fueron aceptadas por el gobierno, por lo que el conflicto no pudo destrabarse.
Uno de los pedidos de los estudiantes, rechazado por La Moneda, es que el Ejecutivo no envíe al Congreso los proyectos de ley que tiene preparados sobre educación, con el fin de que las iniciativas sean discutidas con el movimiento.
Al respecto, Chadwick sostuvo hoy que los estudiantes saben "perfectamente que constituida la mesa de diálogo y puestos a trabajar en todos los temas, sin ninguna exclusión, en la medida que vayamos alcanzando acuerdos, inmediatamente esos acuerdos se transforman o en indicaciones, que van a los proyectos de ley en trámite, o bien en nuevos proyectos de ley si se trata de materias nuevas".
En tanto, los secundarios, que comparten muchas de las demandas con los universitarios pero tienen sus reclamos específicos, como el pase de los colegios de la órbita de las gobernaciones al gobierno central, llevan cuatro meses sin clases y tienen varios adolescentes en huelga de hambre, dos de ellos desde hace hoy 65 días.
El gobierno propuso días atrás un plan denominado "Salvemos el año escolar", al cual extendieron el plazo de inscripción para que los jóvenes no pierdan el curso. Sin embargo, 70 mil alumnos rehúsan inscribirse en el plan, rechazado por la dirigencia por considerar que "no es una solución pedagógica" y que existen otras formas de recuperar clases.
La crisis estudiantil, que se cobró la vida de un joven de 16 años, muerto por un balazo de la policía en una de las continuas marchas por todo el país, llevó la imagen presidencial a pisos históricos, que venía vapuleada a partir de otros conflictos, como el de mineros, estatales y ambientalistas.
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