Aunque la recapitalización afectará sólo a las grandes entidades de la UE consideradas sistémicas, que en España comprenden el Santander, el BBVA, la CaixaBank, el Popular y la Bankia, fuentes del Gobierno español comentaron en la Cumbre de Bruselas que La Moncloa confía en que las entidades bancarias españolas que puedan necesitar más capital para alcanzar el objetivo propuesto logren los fondos que sean necesarios a través del mercado privado, con lo cual se descarta que puedan necesitar fondos públicos.

España defiende que la quita de la deuda griega que se pacte finalmente con el sector privado (entre un 50 y un 60 por ciento) "tiene que ser voluntaria y concentrada exclusivamente en Grecia". A pesar de que no se mencionan cifras, la semana pasada se habló de un volumen de recapitalización próximo a los 100.000 millones de euros para las grandes entidades bancarias europeas. El Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya directora, Christine Lagarde, está presente de manera inusual en la cumbre, sugirió hace algunas semanas una cantidad próxima a los 200.000 millones de euros.

Tampoco se habló del número de entidades bancarias que deberán realizar ese proceso de inyección de capital, como barrera contra un posible agravamiento de la crisis de endeudamiento. Por otro lado, en el documento de conclusiones de la segunda cumbre de Bruselas, tras la del domingo pasado, la UE acepta la ampliación de la capacidad de actuación del Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF), el fondo de rescate al euro, dotado actualmente con 440.000 millones de euros, aunque no habla de cifras.

La canciller germana, Angela Merkel, apuntó a la posibilidad de una cantidad cercana a un billón de euros, como "cortafuegos" por si fuera necesario usarlo para países como España o Italia, bajo presión del bloque comunitario para que pongan en orden sus cuentas públicas. Merkel llegó a Bruselas con una posición de fuerza, después de que, horas antes, el Parlamento aprobase el reforzamiento del FEEF. No obstante, Merkel volvió a rechazar que pueda recurrir a fondos del Banco Central Europeo (BCE) en caso de socios en problemas.

En las últimas horas China aventuró la posibilidad de invertir en el fondo de rescate al euro, a cambio de alguna contrapartida política. La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), sugirió hace unos días que se elevase el nivel de calidad bancaria europea, tras las últimas pruebas de estrés al sector, realizado en julio pasado, que no supieron detectar problemas como el de la entidad franco-belga Dexia, cuya rama belga fue nacionalizada por el Estado del pequeño país del Benelux. Una parte de ella estaba contaminada con activos tóxicos de las deudas griega e italiana.

El documento aprobado en Bruselas sostiene que "el objetivo de capital cuantitativo tendrá que alcanzarse el 30 de junio de 2012". La UE apuesta a que la elevación de capital se realice a precios de mercado. Si ello no fuera posible, las entidades podrían pedir ayuda a los gobiernos de sus respectivos países y, como último recurso, al FEEF. Hasta que se logren los objetivos, los bancos estarán "sujetos a determinadas limitaciones relativas a la distribución de dividendos y pago de bonos". Se recoge así la tesis del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quien presentó la iniciativa, bajo presión del FMI.

Luego de una tensa reunión de casi dos horas, los jefes de Estado y de gobierno de la UE solicitaron que "las reservas de los bancos deberán ser de la máxima calidad". Los 27 garantizan que la obligación de contabilizar el precio de la deuda soberana a precio de mercado con fecha de 30 de septiembre de 2011 "sólo se hará en esta ocasión como medida puntual y excepcional" debido a la crisis.