Cristina destacó el incremento de la mano de obra ocupada en el sector, que creció de 70.000 obreros en 2002 a casi medio millón en la actualidad, y describió a la construcción como el sector que permite "el mayor grado de armonización entre lo privado, el Estado y los trabajadores". Reconoció que todavía existe "una gran deuda social", y desafió a sortear los obstáculos que todavía enturbian la relación entre el capital y el trabajo, como "las ART y la doble vía, a través de una ley que contemple los intereses de los trabajadores, que son los mismos que los de la industría".

Durante el cierre de la Convención de la CAC, que sesionó desde la semana pasada bajo el lema "La Industria de la Construcción como pilar de la modernidad", la Presidenta reivindicó "la integración regional, como una de las clave para que la crisis del resto del mundo no nos afecte" y defendió la necesidad de fortalecer "el comercio intrazona". Descontó la voluntad de su colega brasileña, Dilma Rousseff, y exhortó a los empresarios presentes a comprender "lo que está pasando en el mundo para comprender lo que estamos haciendo acá". Abogó para que "el crecimiento siga siendo armonioso, más allá del episodio del 2008 -por el conflicto con las patronales del campo a raíz de la Resolución 125-, y por una sociedad civilizada, en la que cuando alguien señale la Luna, no miremos el dedo". Por último recordó que "la Patria somos todos", y solicitó ayuda para "poder seguir creciendo al 5 por ciento, como se pronosticó aquí, o un poco más, que no estaría mal".

El titular de la Cámara, Carlos Wagner, por su parte, había subrayado que la construcción en la Argentina pasa por uno de sus mejores momentos, ya que el crecimiento anual experimentado por el sector es del 9,2 por ciento, con 50 mil trabajadores en blanco incorporados a la actividad.