"Este país debe tomar algunas medidas duras para terminar con sus deudas", dijo el titular del Tesoro, George Osborne, para justificar las medidas de "ahorro" en los servicios públicos que generó el mayor paro que vive Gran Bretaña en los últimos 30 años.

Los sindicatos estiman que al menos 300 mil trabajadores del sector estatal se sumaron a la huelga en Escocia, en tanto que otros 170 mil hicieron lo mismo en Gales. 400 mil enfermeras, paramédicos y personal médico se sumaron a la huelga general y fueron canceladas 6 mil cirugías programadas.

Los gremios protestan contra los recortes a las jubilaciones de los empleados estatales, quienes además deberán ampliar sus aportes al fondo de pensiones. El secretario general de la mayor central sindical, TUC, Brendan Barber, señaló que los servicios públicos se han visto "atacados" porque los planes del gobierno son demasiado extremos.

Por su parte, Osborne criticó la huelga porque provocará nuevas pérdidas en la ya maltrecha economía británica, y pondrá en peligro más puestos de trabajo, y advirtió que se avecinan "años duros", con menor crecimiento económico que el actual. Reconoció, además, que durante el año fiscal en curso 2011-2012 se tendrá que asumir un nuevo endeudamiento de 127.000 millones de libras (149 mil millones de euros).

Por su parte, el titular de Asuntos económicos del Partido Laborista, Ed Balls, criticó los planes de recorte de pensiones. "Todos tienen que sacrificarse, incluso el servicio público", pero los planes del gobierno "no son adecuados", señaló.