Los trabajadores que en mayor medida se plegaron al paro fueron los de la construcción, industria del acero, los puertos, la marina mercante, los astilleros, las refinerías, correos, las compañías estatales y los establecimientos educativos. Sin embargo, muchos comercios y oficinas bancarias del centro de Atenas abrieron al público, así como también funcionaron escuelas y universidades.

Los ferrocarriles y el transporte marítimo pararon durante todo el día, mientras que los sindicatos del transporte urbano (metro, tranvía, autobuses y trolebuses) convocaron paros al inicio y al final de la jornada, solamente. Sin embargo, ningún vuelo se vio afectado por la huelga, ya que el sindicato principal de controladores aéreos y los trabajadores de las aerolíneas decidieron ayer no sumarse a la huelga.

Bajo una pancarta con el lema "Que paguen los culpables y los evasores fiscales, no nosotros", miles de manifestantes recorrieron el centro de Atenas hasta concurrir frente al Parlamento griego. La policía aseguró que unas 12 mil personas participaron en la marcha y que la mayoría eran del sindicato comunista PAME, mientras que los medios griegos elevan la participación hasta entre 17 mil y 20 mil personas. Por su parte, el secretario ejecutivo de PAME, Alekos Arvanitidis, dijo que la huelga de hoy fue "una movilización exitosa" y que "la atmósfera de pasión se ha contagiado a todo el país".

Por su parte, el titular de GSEE, Yanis Panagopulos, criticó que "el Gobierno ha cambiado pero las políticas siguen siendo las mismas: injustas, inmerecidas e ineficientes y que cargan todo el peso en los empleados, los pensionistas y los parados", y además calificó de "inaceptable que los ricos se estén haciendo más ricos y los pobres más pobres".