El líder laborista, Diederik Samsom, cuyo partido exige el llamado a elecciones anticipadas en junio, acusó a Rutte de "dejar caer la pelota en el peor momento posible" para la economía de Holanda. El colapso del gobierno holandés llegó un día después de que la primera vuelta de las elecciones presidenciales en la vecina Francia culminara con la victoria del candidato socialista Francois Hollande, quien sostiene que su preocupación es el crecimiento económico, no el ajuste.

Ambos acontecimientos ponen en entredicho si las medidas de ajuste que están causando malestar en Grecia, España y Portugal pueden aplicarse en países más estables de Europa, como Francia u Holanda, uno de los pocos del euro que, junto con Alemania, mantiene su máxima calificación crediticia, AAA.

Según un comunicado de prensa de la Casa Real holandesa, la reina tomó nota de la presentación de dimisión del gabinete y pidió a las principales fuerzas políticas que hagan el máximo esfuerzo "en interés" del país. El sábado pasado, los intentos de Rutte de alcanzar un acuerdo para contener el déficit dentro del margen del 3 por ciento que exige la CE se evaporaron cuando su aliado político más importante, el euroescéptico e islamófobo Geert Wilders, se retiró de las conversaciones. Wilders, del Partido de la Libertad (PVV), afirmó que rechazaba una relación de esclavitud a Europa y que no tiene sentido "sufrir por motivo de los dictadores de Bruselas".

La vicepresidenta de la CE, Neelie Kroes, quien es miembro del partido conservador VVD de Rutte, respondió que Wilders es un hipócrita, porque precisamente Holanda, junto con Alemania, fueron de los países que más reclamaron a Bruselas imponer un tope del 3 por ciento en el déficit de los estados miembro. "Señalar ahora a Bruselas es tonto, es falso, es una distracción y no resuelve nada", dijo Kroes, citada por la cadena BBC.

Un vocero del ministro de Finanzas alemán sostuvo que, pese a algunos episodios negativos, el apoyo en Europa a las medidas de austeridad en realidad está "aumentando". "No deberíamos dejar que acontecimientos cotidianos nos saquen de la senda", advirtió el portavoz Martin Kotthaus en Berlín.

Wilders se negó a que aplicaran recortes en partidas como la seguridad social o las pensiones, con lo cual trabó el acuerdo. La previsión oficial de déficit para Holanda en 2013 es de un 4,5 por ciento, lejos del 3 que exige la Comisión Europea. Se trata de una crisis política de graves consecuencias para el país, apenas dos años después de las elecciones generales realizadas en junio de 2010.

El ministro de Finanzas holandés, Jan Kees de Jager, por su parte, aclaró que enviará un borrador del presupuesto 2013 a Bruselas antes del 30 de abril, como lo exigen las reglas europeas, y que era optimista acerca las posibilidades de trabajar con la oposición para recortar gastos. Tras la dimisión, legisladores opositores dijeron estar preparados a cooperar con Rutte para elaborar el presupuesto 2013, aunque el líder laborista Samsom aclaró que los dictados de la UE no son necesariamente sagrados. "Por lo que a nosotros respecta, no hay que alcanzar el 3 por ciento en 2013", concluyó Samsom sobre el tope de déficit.