La crisis política rumana ocurre a siete meses de las elecciones legislativa y en medio de las contoversias que provoca el ajuste impuesto por la UE y el Fondo Monetario, que en 2009 aportaron 20 mil millones de dólares en ayuda pero cuyo pago de intereses obligaron al gobierno de Ungureanu a aumentar los impuestos 24 por ciento y a recortar los salarios de los empleados públicos otro 25 por ciento.

El revés del congreso ocurre luego de que en las últimas semanas numerosos diputados del oficialista Partido Demócratico Liberal (PDL) se pasaran a las filas opositoras ante el derrumbe del gobierno en las encuestas, debido a sus políticas de ajuste que llevaron a una reducción de los salarios y de las jubilaciones, y a una suba de impuestos.

Ungureanu, un independiente, había sido elegido primer ministro hace poco más de dos meses luego de que su antecesor Emil Boc, del PDL, debiera renunciar, también ante las protestas por los programas de ahorro. La diferencia es que esta vez la oposición denuncia irregularidades y canales preferenciales en la utilización de fondos públicos, además de la ineficacia del programa de privatizaciones.