Dom 17.06.2012

22:08  › DESPUéS DE LA PRIMAVERA

Cuatro días para el futuro de Egipto

A un año y medio de la caída de Hosni Mubarak, los egipcios cerraron la segunda ronda de las elecciones presidenciales entre el candidato Mohammed Mursi, de los Hermanos Musulmanes, que aboga por un "renacimiento islámico", y Ahmed Shafik, que primer ministro en los últimos días del destituido dictador. Los sufragios se desarrollaron en un clima de desconfianza, que produjo que algunos observadores pasaran la noche frente a los locales de votación para evitar fraudes. Sin embargo, la Comisión Electoral, que retrasó por dos horas el cierre de los locales electorales, señaló que la votación había transcurrido de forma limpia, aunque los resultados no se conocerán hasta el miércoles.

Las elecciones presidenciales debían ser la conquista del proceso democrático iniciado por las protestas que llevaron a la destitución de Mubarak en febrero de 2011, sin embargo, el pasado jueves el Tribunal Constitucional declaró inesperadamente disuelto al Parlamento surgido de los comicios legislativos en los que los partidos islamistas tenían una mayoría de más de dos tercios. En tanto, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas seguirá por tanto dominando la vida política tras las presidenciales, en un país sin Parlamento ni Constitución.

La Hermandad Musulmana condenó el decreto emitido por el gobierno militar para disolver la cámara baja del Parlamento, que coincide con el dictamen del Tribunal Constitucional. El decreto le permite a los militares tener poderes legislativos y controlar el presupuesto hasta que sea elegido un nuevo Parlamento.

"Esto representa un golpe contra todo el proceso democrático y nos lleva de nuevo al lugar de partida", indicó la organización en un comunicado. Por ello no sorprendió que la participación, estimada en un 40 por ciento, fuera menor que en la primera ronda del 23 y 24 de mayo, cuando fue del 46 por ciento.

La Hermandad, que estaba prohibida bajo el régimen de Mubarak, así como muchos egipcios laicos y de izquierda consideran que una victoria de Shafik representaría un golpe a la revolución que derrocó al exmandatario y que dio esperanza a la posibilidad de una transición hacia un régimen democrático. Por su parte, Shafik ha prometido defender la revolución y restablecer la seguridad en Egipto si resulta elegido presidente.

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